Con permiso de las autoridades: la extrema derecha contra la oposición

Artículo Original: Antifashist

La policía, sin ninguna intención de evitar que el pequeño grupo de miembros de Azov (en segundo plano) bloquee la entrada al edificio

La “manifestación pacífica” de los radicales de Azov y el Praviy Sektor impidió que se celebrara una rueda de prensa de la agencia de noticias “Voz de Ucrania” (Golos Ukraina). Varias docenas de neo-nazis se reunieron frente al edificio de la agencia y, vigilantes, evaluaron a todo el que se acercaba en busca de potenciales simpatizantes del semi-ilegalizado Partido Comunista.

Cabezas rapadas y jóvenes vestidos con uniformes de camuflaje registraron a los miembros del consejo editorial y a los expertos invitados al acto. Miembros del Praviy Sektor impidieron el paso a los redactores, que por su parte solo mostraron su actitud pacífica y defensa del derecho a la libertad de expresión. Los ojos de los jóvenes patriotas parecían tan benevolentes que el personal de la redacción incluso llamó a la policía. Sin embargo, la policía pronto se mostró satisfecha con las explicaciones de los representantes de Azov sobre la naturaleza pacífica del bloqueo de la editorial.

Y claro, ¿para qué iba a intervenir la policía cuando un grupo de jóvenes neo-nazis descansaba tranquilamente cerca del lugar a la espera de su oportunidad para hacer unas preguntas al líder del Partido Comunista? Todo transcurrió como debe ser en un Estado europeo civilizado. En cuanto la policía encontró un lenguaje común con los radicales, se acercaron a los periodistas y, con voz temblorosa, les comunicaron que el evento había sido cancelado para garantizar la seguridad de los participantes.

Encantados por su victoria contra un medio de comunicación, los radicales, gritando triunfantes, informaron de su victoria en las redes sociales: “Parece que a los comunistas les dieron miedo los representantes del movimiento Azov y cancelaron su acto…¡¡¡seguid así!!!” Los “censores” también volvieron a recordar que, en otra ocasión, el canal ucraniano de televisión “Gama Consulting” recibió una advertencia por la emisión de un discurso de Petro Simonenko [la semana del 1 de mayo de este año-Ed] en el que hablaba de los neo-nazis y banderistas. Los radicales volvieron a expresar que están listos para continuar la lucha contra lo que denominan “la plaga roja”.

Los periodistas apelaron al presidente y a otras agencias en busca de una reacción ante el caos.

“El Gobierno utiliza la represión contra líderes y activistas del Partido Comunista”, escribió la agencia. “Pedimos al Gobierno, al presidente, al SBU, a la oficina del Fiscal y al Ministerio del Interior que protejan a los periodistas y que garanticen la normalidad en el trabajo del personal según los derechos constitucionales de libertad de expresión y las leyes que rigen las actividades periodísticas”, afirmaba el comunicado de emergencia publicado por la agencia de noticias.

En realidad, ninguno de los patrocinadores de los derechistas escuchó nada más que: un ataque contra la prensa “roja”. Démosles las gracias por el trabajo en el marco de la descomunización. Así que las autoridades se ha lavado las manos, dejando a los grupos radicales encargados de administrar justicia en el país y también para controlar el derecho a la libertad de expresión. No sorprende que periodistas y activistas por los derechos humanos callen y no alcen la voz contra el “terror de la derecha”. Por el contrario, la nariz rota de Tatiana Chornovol [diputada de la derecha más extrema] hace dos años causó una tormenta de indignación entre la nueva élite.

El líder del Partido Comunista afirmó que el actual régimen ucraniano ha pasado de las prohibiciones a la intimidación física en su lucha contra la oposición. “La guerra informativa ha pasado al terror físico. Y esa intimidación ocurre con el visto bueno del ministerio del Interior, el SBU y la Fiscalía: todas las fuerzas de la ley”, afirmó el político. En su opinión, los casos de violencia física contra representantes de la izquierda en los últimos días han sido producto de la connivencia de los grupos de extrema derecha y las fuerzas del orden. Concretamente, las autoridades detuvieron, acusada de “separatismo”, a la exdiputada comunista Alla Alexandrovskaya en Járkov.

Mijail Kononovich, agredido por la extrema derecha esta semana

Y en la región de Chernigov, uno de los candidatos del Partido Comunista, Mijail Kononovich, fue brutalmente apaleado con bates y barras de hierro por miembros de Svoboda. Las agresiones a los políticos habrían llevado a los radicales a la prensa, pero los activistas de la sociedad civil cercanos al Gobierno evitan las actividades de la prensa y la libertad de expresión. “Está claro que todo está hecho para que la población ucraniana no disponga de la información sobre lo que realmente ocurre en Ucrania ni sus consecuencias”, afirmó el líder del Partido Comunista.

En la rueda de prensa, Petro Simonenko se disponía a hablar sobre las últimas idas y venidas sobre la ilegalización del Partido Comunista: la Corte de Apelación de Kiev volvió a rechazar la petición de los abogados del KPU y continúa retrasando el proceso. Pero los neo-nazis Del Praviy Sektor y de Azov consiguieron silenciar a Simonenko y a los periodistas.

La libertad con la que actúan las diferentes organizaciones informales y el ataque de Azov a Golos UA (La Voz de Ucrania) vuelve a probar que el Estado ha dado el monopolio de la violencia de los radicales de extrema derecha. Esa unión muestra que Ucrania está en peores manos ahora, en manos de Occidente, y que Maidan no le hizo ningún favor.

“Los miembros de Azov son abiertamente provocadores y simplemente desacreditan a Ucrania ante sus socios occidentales y organizaciones internacionales. Esta es la mejor representación para mostrar que en Ucrania no hay derechos y que la ley está en manos de las fuerzas de extrema derecha”, afirmó el politólogo Andrey Zolotarev. Finko, experto del Centro de Estudios Internacionales de Kiev, no duda de que estos incidentes llegarán a tener resonancia internacional. También se refirió al artículo 34 de la Constitución, que garantiza que todo ciudadano tiene el derecho a recibir, recopilar y distribuir información oral, escrita o en cualquier otra forma de su elección.

“Cualquier infracción a este derecho puede considerarse una agresión a la Constitución. Ese tipo de incidentes crearán una imagen negativa del actual régimen. Y eso puede llegar a afectar a la cooperación con los socios europeos, que comienzan a preocuparse por la situación socio-económica del país. Este tipo de cosas muestran la anarquía que impera en el Estado”, explicó. Pero eso no es todo. La intimidación política y física contra la prensa y los partidos políticos “incómodos”, que da poder a los radicales de extrema derecha, no solo amenaza a esas fuerzas políticas, sino que amenaza al país entero. Los ejemplos son evidentes: inmediatamente después del golpe de Estado, cuando se organizaron los escuadrones de nazis y radicales de partidos como Svoboda, Ucrania perdió Crimea y parte de Donbass. Siguiendo por este camino, “Ucrania unida” seguirá siendo solo una frase vacía.