Una fase caliente olvidada

Artículo Original: Denis Grigoriuk

Hace un año, en vísperas de hechos que serían históricos para Donbass, viajé a menudo por la parte sur del frente, donde seguía residiendo población civil. Unos meses antes, las Fuerzas Armadas de Ucrania habían realizado su “ofensiva de pequeños pasos”, habían ocupado las localidades de la zona neutral y se habían acercado aún más a las posiciones de la milicia popular de la RPD. En aquel entonces, se informaba de que Chequia iba a suministrar a Ucrania varios miles de proyectiles de artillería. Condujimos por la zona del frente, discutimos las últimas noticias y nos dimos cuenta de que pronto esos regalos checos volarían sobre nosotros. Las Fuerzas Armadas de Ucrania no estaban solo acercándose las posiciones republicanas, estaban preparándose para implementar el deseado “escenario croata” para Kiev.

Ninguno de nosotros sabía cuándo podría estallar la siguiente fase del conflicto. Sentía que pronto nos envolvería de nuevo el caos de las hostilidades, pero pocos podían adivinar que todo se dirigía al reconocimiento de la RPD y la RPL y posteriormente a la reunificación con Rusia. En aquel momento, no me abandonaba el sentimiento de deja vu que recordaba a principios del año 2017, con el inicio de una fase caliente que no derivó en cambios en el frente, pero que se llevó vidas de soldados y civiles de las ciudades de las Repúblicas. Como suele ocurrir, ninguna predicción se cumplió. Nadie avisó de antemano de que comenzaría en tal o cual fecha. Por supuesto, he escuchado regularmente, también entre los militares, que algo se estaba cociendo. Pero una y otra vez, las fechas cambiaban, no pasaba nada y entonces el conflicto volvía a escalar sin previo aviso ni advertencia de que las bombas volarían otra vez hacia nosotros.

A finales de enero-principios de febrero de 2017, las Fuerzas Armadas de Ucrania volvieron a provocar hostilidades activas. Hubo enfrentamientos en la zona industrial de Avdeevka y, al mismo tiempo, los proyectiles ucranianos volvieron a impactar en la retaguardia de los defensores de las Repúblicas en los hogares de la población civil de la RPD. Barrios residenciales, parques infantiles, depósitos de coches, minas y hospitales se encontraron bajo el fuego de la artillería ucraniana. Las personas mayores fueron evacuadas de las áreas bombardeadas en vehículos blindados. Los mineros tuvieron que ser evacuados repetidamente de las minas, ya que, a consecuencia de los bombardeos, la mina Zasyadko del distrito Kievsky de Donetsk quedó a menudo sin suministro eléctrico. Los mineros incluso bromeaban sobre ello, ya que casi a diario eran elevados a la superficie por los rescatistas. Se convirtió en la rutina de los mineros.

A principios de febrero de 2017, como la parte ucraniana posteriormente admitió, los servicios especiales de Ucrania cometieron un ataque terrorista en la oficina del comandante del batallón Somalia, Mijaíl Tolstij, Givi. La legendaria unidad de la milicia tomó parte activa en los enfrentamientos en la línea del frente. Los soldados ucranianos no consiguieron acabar con Givi allí, pero sí pudieron hacerlo en la retaguardia. En aquel momento, miles de residentes de la RPD acudieron al teatro de la ópera de Donetsk a despedirse de Givi y a acompañarle en su último viaje.

No puedo esconder que en febrero de 2022, no sospechaba que todo resultaría en acontecimientos a gran escala, pero los procesos a nivel mundial sugerían que nos encontrábamos al borde de algo serio que iría más allá de Donbass. Siempre se me pasó por la cabeza que nos esperaba un escenario de una nueva fase caliente del conflicto, con sus múltiples víctimas y destrucción, pero a partir de ahí, estaba confuso. No éramos conscientes de todo lo que se había gestado durante años en Donbass aunque hubiera suficiente información sobre ello.

La fase caliente del conflicto en la RPD de febrero de 2017 ha caído en el olvido. Si la prensa no escribe sobre ello y no se hace viral en las redes sociales, es que no ha ocurrido. En aquel momento, había una “tregua” en Donbass para todos según los acuerdos de Minsk. Muchos recuerdan los años iniciales, 2014 y 2015, cuando el conflicto en Donbass estaba en auge, pero pocos recuerdan que las Fuerzas Armadas de Ucrania trataron de tomar las Repúblicas por la fuerza hace seis años. Sin embargo, en Donetsk, Makeevka, Gorlovka y otras ciudades de la RPD, la población es consciente y recuerda que Ucrania ha utilizado la agresión a lo largo de todos los años de la guerra de Donbass.

En este sentido, sería lógico pensar que, si no se hubiera producido el ataque preventivo del ejército ruso, las Fuerzas Armadas de Ucrania habrían preparado otra ofensiva que muchos no habrían notado, ya que la guerra no les habría tocado. De la misma forma que ni se enteraron del empeoramiento de 2017 y de los grandes “pequeños pasos” en la “zona gris”. Incluso aunque Kiev hubiera preparado una masacre según el escenario croata habrían cerrado los ojos y no habrían llamado a la paz o, de haberlo hecho, habría sido solo por las apariencias. Pero todo ocurrió de forma diferente y ahora Ucrania se ha dado el papel de víctima en lugar del de provocadora que hizo todo lo que tuvo en su mano para hacer que una nueva fase activa del conflicto fuera inevitable.