Nuevo año, viejas costumbres

Dependiente de los ingresos que supone el tránsito de gas ruso a través de su territorio, Ucrania continúa, a la desesperada, tratando de conseguir la cancelación del gasoducto Nord Stream-2. Terminado ya el gasoducto, el Gobierno alemán debe ahora certificarlo para que pueda comenzar sus operaciones, proceso que, ante la coyuntura política y un gabinete más propicio que el anterior a buscar una confrontación con Rusia, va a demorarse, en el mejor de los casos, varios meses. Sin embargo, la inversión millonaria que ha supuesto y el hecho de que las infraestructuras estén terminadas hace impensable que no vaya a entrar en funcionamiento en algún momento. Esas circunstancias han supuesto una prórroga para Ucrania. Sin embargo, consciente de que solo se trata de algo temporal, Kiev busca una solución más efectiva que, como casi siempre, pasa por exigir sanciones contra Rusia. En este caso, de una tercera parte, Estados Unidos, en cuyos intereses económicos está dificultar a Rusia el acceso al mercado europeo.

Así lo reflejaba ayer Antifashist:

El presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky ha apelado a los senadores de Estados Unidos a apoyar las sanciones contra el Nord Stream-2. Zelensky lo hizo el 8 de enero a través de Twitter, donde agradeció a los senadores Chuck Schumer [líder de la mayoría Demócrata en el Senado] y Ted Cruz [Republicano] llevar la cuestión al Senado y pidió a “los amigos de Ucrania en el Senado de Estados Unidos apoyar la ley sobre seguridad energética europea”.

La prensa estadounidense ha informado de que la votación contra el Nord Stream-2 se celebrará en el Senado el 14 de enero. El proyecto de ley propone introducir sanciones relacionadas con la construcción del gasoducto. Para ser aprobado, necesita los votos de 60 senadores.

“Agradezco al Senador Schumer y al Senador Ted Cruz por acordar presentar a votación la paralización del Nord Stream-2 ruso. Ucrania llama a todos sus amigos en el Senado a votar a favor de la ley S.3436 Acto de Protección de la Seguridad Energética Europea”, escribió Zelensky.

El 6 de enero, Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, anunció que la administración estadounidense se opone a nuevas sanciones, que el Senado pretende discutir hasta mediados de enero, contra el ya completamente operativo gasoducto Nord Stream-2, pese a que la Casa Blanca se opone al gasoducto y apoya acciones de contención de Rusia.

“Por desgracia, esta enmienda, en nuestra opinión, no representa un progreso genuino para contrarrestar la agresión rusa o para defender a Ucrania. Estamos preocupados por esta ley, que, si se aprueba, solo minará la unidad entre nuestros aliados europeos en un momento crítico, cuando necesitamos un frente unido para responder a la amenaza rusa y la administración está trabajando con el Congreso y los aliados europeos en un paquete de sanciones contra Rusia”, afirmó Price en rueda de prensa dejando claro que la administración no está satisfecha con las sanciones.

Después de intentar durante años paralizar el proyecto a base de sanciones y amenazas, la administración Biden renunció a imponer más sanciones contra el Nord Stream-2 en la fase final de la construcción. En realidad, no fue más que una retirada a tiempo una vez que quedó claro que, sanciones o no, el proyecto iba a completarse. Ahora, Estados Unidos pretende nuevamente utilizar la siempre útil idea de “amenaza rusa a Ucrania” para conseguir que sean los propios gobiernos europeos, especialmente el alemán, los que elijan paralizar el proyecto en favor de opciones de importación de gas más aceptables para Estados Unidos y a costa de pagar un precio más alto que el ofrecido por Moscú. Esa es la defensa de la seguridad energética de Europa que busca Estados Unidos.