Viejas nuevas condiciones

Artículo Original Colonel Cassad

La representación gráfica de que Zelensky no tenía intención alguna de cumplir los acuerdos de Minsk.

“Según InoTV, “el Grupo de Contacto Trilateral para la resolución del conflicto en Donbass ha celebrado su reunión prevista por videoconferencia, en la que la parte ucraniana ha esbozado su postura sobre las condiciones para celebrar elecciones en la región. Según Liga.net, así lo ha confirmado el servicio de prensa de la Oficina del Presidente de Ucrania. Durante el trabajo del grupo político, la parte ucraniana ha insistido en que las elecciones en Donbass pueden celebrarse solo según la Constitución y la legislación [vigente, aunque Minsk exige a Ucrania una ley electoral específica para estos comicios-Ed] de Ucrania y sobre la base de los criterios de Copenhague de la OSCE, concretamente, en términos de estabilidad de las instituciones que garantizan la democracia, el imperio de la ley, respeto de los derechos humanos y protección de los derechos de las minorías y solo después de que Ucrania recupere el control de la frontera. Se informa de que la parte ucraniana ha vuelto a descartar la posibilidad de incluir el estatus especial para Donbass en la Constitución de Ucrania”.

¿Se fijan en esta postura ucraniana? No contiene ninguna diferencia fundamental con respecto a la de tiempos de Poroshenko, ni en relación con las demandas de recuperar el control de la frontera ni en relación con la celebración de elecciones en los términos marcados por Ucrania, algo que, obviamente, no va a pasar.

Una vez más, observamos que tanto Zelensky como sus defensores continúan intentando modificar los puntos de los acuerdos de Minsk, exigiendo primero que se les devuelva el control de la frontera para después celebrar elecciones, pese a que los acuerdos de Minsk especifican que debe ser al revés.

Evidentemente, en este contexto, no puede sorprender escuchar que no habrá “estatus especial para Donbass” en la Constitución de Ucrania, de la misma forma que no habrá amnistía.

Teniendo en cuenta las anteriores declaraciones de Zelensky, que afirmó que si los acuerdos de Minsk no se implementan en 2020 Ucrania pasará al “plan B” o “plan C”, se puede decir que, en la práctica, Kiev continuará con la línea de Poroshenko hasta, al menos, finales de 2020 y que no habrá cese de la guerra en Donbass en un futuro a corto plazo.

Es importante recalcar que tanto la “postura de Poroshenko” como la “postura de Zelensky” son en realidad extensiones de la postura de Estados Unidos de mantener un conflicto controlado y de intensidad moderada en la frontera de Rusia, algo que, entre otras cosas, complica las relaciones entre la Federación Rusa y la Unión Europea.

Los intentos de Rusia de modificar esta situación a través de la negociación con Alemania no han llevado a nada, en primer lugar porque el Gobierno títere de Kiev está centrado en Washington, desde donde recibe directivas en ciertos asuntos, incluida la continuación de la guerra.

Si alguien pensó que algo cambiaría en las conversaciones de Minsk con Zelensky, en la práctica ha ocurrido exactamente el mismo bloqueo. La extensión de la política de la administración anterior sugiere que la oligarquía ucraniana, como antes, seguirá utilizando la guerra en Donbass para manejar las tensiones socioeconómicas internas y para seguir el camino marcado por Washington, un contexto en el que las pérdidas económicas y demográficas que eso acarrea para Ucrania son de insignificante importante operativa en el proceso: no le importan a nadie y básicamente se contabilizan como costes.

Teniendo en cuenta la extensión de la prohibición de las redes sociales rusas en Ucrania, así como la prolongación de las sanciones contra organizaciones y compañías rusas -entre las que, bajo el mandato de Zelensky, se ha incluido incluso al Hermitage-, nadie debe tener ninguna ilusión de que algo cambiará antes de 2022-2023. Estados Unidos confía en continuar con los actuales parámetros de su política y cambiar de cromos solo supone un cambio de metodología, no un cambio en las principales metas y objetivos.

El nuevo embajador-general debe asegurarse de que Zelensky se deshace de algunos enemigos de Trump y ayuda con información sobre Biden sin que los manejos políticos hagan el juego a Rusia. Según ese principio, es de esperar que el cumplimiento de los acuerdos de Minsk con “elecciones bajo la legislación ucraniana” y “entrega del control de la frontera de Ucrania” no se produzca en 2020, 2021 o 2022.

En este sentido, es razonable preguntarse si Donbass debería seguir esperando otros tres años más o si no deberíamos acelerar los procesos de integración y distribución de pasaportes y preparación de las Repúblicas para el reconocimiento oficial y acceso a la Federación Rusa.