División del trabajo

Tras la devolución de los cuerpos a Ucrania, el 7 de marzo Bratstvo despidió a los cuatro miembros del Batallón que cayeron el 25 de diciembre de 2022 en territorio de la Federación Rusa, en la región de Bryansk. Según el contenido de un vídeo del grupo, difundido por The Guardian, el objetivo probable de la incursión era atentar contra un tren en dicha región rusa.

Tras algunos momentos de confusión, que obligaron a cambiar el lugar de su celebración, el funeral se desarrolló en el monasterio de San Miguel de Kiev, con un homenaje público posterior en Maidán, a los pies del monumento a la independencia de Ucrania, tal y como seguramente habrían deseado los cuatro militantes nacionalistas.

Los ataúdes fueron llevados a la simbólica plaza con honores, portados a hombros por miembros del ejército de Ucrania, aunque cubiertos únicamente por la bandera del grupo nacionalista y fundamentalista ortodoxo. Siguiendo algún tipo de protocolo que parecía querer dejar claro qué correspondía a cada parte, la única bandera de Ucrania presente en el cortejo, la que lo presidía, también venía portada por soldados ajenos a Bratstvo. Los combatientes de la unidad se limitaban a llevar los retratos de sus compañeros muertos. La bandera de las Fuerzas Armadas de Ucrania que había formado parte del acto de entrada al funeral en San Miguel no apareció en el acto de Maidán.

La bandera de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el acceso al monasterio de San Miguel.

En declaraciones recogidas a la salida de la iglesia por AFP y publicadas en distintos medios, el líder de Bratstvo, Dmytro Korchinsky, señaló que los cuatro militantes caídos en Rusia formaban parte de «uno de los grupos de reconocimiento y sabotaje de Bratstvo que participan en misiones tras las líneas enemigas, tanto en los territorios ocupados (…) como en suelo ruso«. Esos grupos llevan a cabo varios tipos de operaciones, incluido el «hacer explotar cosas«. En términos bien calculados, Korchinsky trató de precisar la división del trabajo a que se somete el grupo y afirmó que el batallón actúa «bajo su propia responsabilidad» cuando opera en Rusia y no se coordina, entonces, con las fuerzas armadas ucranianas. Así, según The Straits Times el líder de Bratstvo habría afirmado que “cuando estamos en territorio ruso, actuamos de forma autónoma”. Algo que difícilmente podrán creer, a pesar de todas las explicaciones, aquellos que conocen la trayectoria del Batalllón. El objetivo de las declaraciones es que Kiev pueda negar, como hace de forma sistemática Mijailo Podoliak, que Ucrania ataca territorio ruso. Lo hacen, supuestamente por su cuenta batallones que, sin embargo, están adscritos al Ministerio de Defensa.

Según Korchinsky, el comando cayó en el desarrollo de una de las operaciones especiales encomendadas. «Los rusos afirman que fueron rodeados y que les ofrecieron la oportunidad de rendirse«, pero la negativa a rendirse es «normal para nosotros«. En relación con estas misiones especiales, algunos medios recordaron el saludo enviado por esta unidad especializada en “hacer explotar cosas” delante un cartel que señalaba: Energodar, localidad en la que se encuentra la central nuclear de Zaporozhie y en la que Rusia ha denunciado en varias ocasiones operaciones anfibias que la prensa ha negado calificando las acusaciones de “propaganda rusa”.

Además de Korchinsky, asistieron al funeral otros representantes conocidos de Bratstvo, entre ellos Vitaly Chorny. Quizás entre los numerosos asistentes, civiles o militares, que ocultaban su rostro a la salida de la iglesia, estuviera, junto a Korchinsky, el comandante del Batallón, Oleksiy Serediuk.

De forma llamativa, Reuters recogía en su crónica la contradicción interna de Korchinsky al ver entrar los ataúdes en el monasterio, un sentimiento mezclado de “dolor y orgullo”. Orgullo porque los cuatro militantes eran “de los más dispuestos a morir en la batalla” y fieles seguidores de un líder que quiere, como otros, expandir la guerra hacia Rusia. “Nuestro objetivo es llevar la guerra al territorio ruso. Es malo que la guerra actualmente solo esté en nuestro territorio, también tiene que expandirse al territorio del enemigo”. Y dolor por la pérdida de algunos de los militantes más cercanos. Aunque también, quizás, por la conciencia de su papel en aventurar a sus, casi siempre, jóvenes seguidores por el sendero de la provocación, la violencia, la guerra y la muerte.

Aparente provocador, pero sólidamente amarrado a algunas de las más relevantes estructuras de poder en Ucrania, Korchinsky es consciente de que deben cumplirse los objetivos, incluido seguir reclutando. Y así, en sus declaraciones al Strait Times, no puede dejar de lado la oportunidad para señalar que los miembros de Bratstvo están “constantemente creciendo”. “El batallón tiene varios cientos de combatientes. No podemos revelar números precisos, ya que el batallón participa en actividades de investigación y reconocimiento”. El líder de Bratstvo es un profesional de estas cuestiones. Y, más allá del dolor, su trabajo al fin y al cabo es seguir llevando a más jóvenes al campo de batalla nacional al que ha dedicado toda la vida. En nombre de Ucrania, de la charlatanería antisistema (al estilo anarquista-revolucionario, como diría la agencia EFE) o del fundamentalismo cristiano. Poco importa.

Aunque en este último rasgo radica precisamente la particularidad de Bratsvo en Ucrania. En declaraciones al Telegraf de Kiev, Vitaly Chorny afirmaba que los miembros del grupo “no tenían miedo porque eran personas sinceramente creyentes, entendían que esto es un asunto sagrado, que la guerra que estamos librando es una Guerra Santa”.

Slava Ukraina y Reino de los Cielos; nación y fe en la lucha contra el mundo ruso. Eso es, en pocas palabras, lo que ofrece la Hermandad de Bratstvo a sus jóvenes seguidores.