Sobre la movilización

En septiembre, tras las derrotas en Járkov y aceptando finalmente que la actual agrupación de tropas en la zona de guerra sería incapaz, no solo de cumplir los objetivos sino de luchar por mantener los territorios bajo su control, el presidente ruso decretó la movilización parcial de reservas. Rusia aspiraba a reclutar rápidamente a 300.000 reservistas, supuestamente con experiencia militar e incluso de combate, en los que se habían puesto muchas esperanzas. La falta de efectivos en la zona de guerra era señalada como el principal motivo por el que las tropas rusas no habían logrado en siete meses el control en toda la RPD, se encontraban en una difícil situación en Jerson y perdían rápidamente el territorio de Járkov que tanto costó capturar.

Desde el principio, las autoridades rusas advirtieron que la incorporación de estas tropas movilizadas sería gradual y que sus efectos no serían evidentes hasta diciembre. Las tropas debían ser reunidas, entrenadas, equipadas y posteriormente enviadas al frente para colaborar en la defensa de los territorios como miembros de unidades ya existentes. Sin embargo, prácticamente desde el inicio, los problemas han sido evidentes y han sido ampliamente explotados por la prensa ucraniana y occidental como parte de su discurso de decadencia y desorganización del Estado ruso. Aun así, los problemas son reales. Así debe entenderse que las dificultades en la movilización sean ya mencionadas desde las más altas esferas del Estado y los periodistas afines.

Así lo recogía ayer Antifashist:

Dmitry Peskov, portavoz del presidente de la Federación Rusa, se ha referido a las informaciones sobre la escasez de equipamiento para los reservistas llamados a filas a causa de la movilización parcial en el país. “Se ha creado un consejo consultivo, que se reunió ayer y en el que habló el presidente. Ha habido problemas con el equipamiento, aún los hay, pero las enérgicas medidas tomadas ya están dando resultados. Las regiones se están involucrando en la cuestión y la comisión lidiará con ello”, afirmó. Según Peskov, los problemas desaparecerán.

Por su parte, el corresponsal de guerra de Alexander Sladkov ha explicado que no se está produciendo una movilización completa porque implicaría costes adicionales. En una aparición en la radio Govorit Moskva y en referencia a la posibilidad de una movilización completa en el país, Sladkov apuntó a la falta de equipamiento para equipar a los reservistas llamados a filas debido a la movilización parcial. El corresponsal también se refirió a los problemas para la instrucción de los reservistas, cuestión que también se está planteando.

“No podemos equipar a 300.000, más los voluntarios, prepararles como debe ser, como podemos hacer. ¿Y cuántas barreras financieras más van a inventar para nosotros?”, se quejó el periodista, que añadió que no todos los reservistas reciben todo el material que deberían. Algunos no disponen de ropa interior térmica, otros no tienen uniformes de invierno, alrededor de un 15% están bien equipados y el resto van en ropas de civil. Hay escasez de guantes y “algunos tienen cascos de la Segunda Guerra Mundial, así que las cosas están difíciles aquí”. Según Sladkov, los muchos fracasos en la logística se deben a la saturación.

El 25 de octubre, el primer ministro Mijaíl Mishustin ha llamado a la producción a gran escala de equipamiento y uniformes para garantizar que todos los reservistas movilizados reciban su equipamiento. Según Mishustin, el equipamiento de protección es extremadamente importante para los soldados.

El mismo día, el presidente ruso Vladimir Putin apuntó que el equipamiento para los participantes en la operación militar especial no solo debe ser accesible, sino que debe ser cómodo y moderno. Según Vladimir Putin, es imposible operar según los anteriores estándares, que podrían ya estar anticuados, sino que hay que centrarse en las necesidades reales de las tropas.

La aceptación de que las dificultades para la movilización son reales y que no solo implican el reclutamiento sino los problemas para equipar a esos soldados son una muestra más de que Rusia no estaba preparada para una guerra larga en la que se viera obligada a movilizar tropas a gran escala, un lastre que arrastra desde que en las primeras semanas de la intervención, fuera evidente que sus objetivos no iban a cumplirse rápidamente. En este tiempo, Moscú parece haber confiado en mantener la estabilidad en el frente a la espera de un cansancio occidental que no ha llegado y que ya no debe esperar. Ucrania, que sufre también de los problemas de la necesidad de movilizar tropas y lo hace, en ocasiones, captando a hombres en plena calle, se ha rearmado para un conflicto a largo plazo en el que cuenta además con la ayuda que suponen los campos de entrenamiento en el extranjero.

Las dificultades rusas para equipar a las tropas reclutadas vuelven a poner de manifiesto la deficiente logística de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, pero también la ineficacia del Estado ruso, que con una potente industria militar, no ha sido capaz de crear las condiciones adecuadas para que esos soldados que recluta para acudir al frente lo hagan en unas condiciones dignas. Las dificultades no difieren en absoluto de las que se ha encontrado Ucrania en los últimos meses y en los últimos años. SIn embargo, Ucrania cuenta con dos factores a su favor: la colaboración de la prensa internacional para ocultar cualquier carencia y el constante suministro de armamento y equipamiento de sus socios de la OTAN.