Primer día de ofensiva

El lunes, tras varias semanas de aumento de la actividad militar en el frente sur, Ucrania comenzó su esperada ofensiva para recapturar los territorios agrícolas del sur perdidos desde el inicio de la intervención rusa el 24 de febrero. En sus primeras horas, la ofensiva no ha dado grandes titulares, aunque es prematuro tratar la acción como una maniobra de propaganda, un ataque a la desesperada en busca de convencer a sus socios de mantener el apoyo económico y militar a Ucrania a largo plazo como se ha hecho desde el punto de vista ruso, utilizando el elevado número de bajas o el supuesto traslado de tropas actualmente en Odessa al frente de Nikolaev para sustituir a los soldados caídos. Es también más que prematuro utilizar la captura de una localidad en el frente de Krivoi Rog para dar por victoriosa la ofensiva y volver a insistir en que Ucrania recuperará todos los territorios perdidos los últimos ocho años, incluidos Donbass y Crimea como hizo el lunes por la noche Volodymyr Zelensky.

No hay garantía alguna de que la ofensiva ucraniana vaya a tener éxito, pero tampoco debe esperarse un colapso de las Fuerzas Armadas de Ucrania, que en estos seis meses han conseguido, gracias a los miles de millones de dólares invertidos por sus socios, reforzarse en términos de artillería pesada y recuperar parte de lo perdido, incluida parte de su aviación. Ahora mismo, Ucrania espera la entrega de 14 cazas MiG-29 de Eslovaquia, un ejemplo más del uso que los países del este de Europa están haciendo de la guerra en Ucrania, en la que han visto una oportunidad para deshacerse del material de fabricación rusa o soviética, que deberá ser reemplazado por armamento occidental, quizá más moderno, pero más caro y, ante todo, ideológicamente en línea con su política exterior.

Por el momento, la información es escasa y es previsible que, salvo grandes avances, continúe siendo así. Desde el inicio de la intervención rusa, Ucrania ha buscado limitar al máximo toda información que se desviara del discurso oficial. La prensa occidental ha cumplido también con esa exigencia de Kiev de hacer del frente informativo un aspecto tan importante como el frente militar. Para reforzar esa tendencia, esta misma semana, el Parlamento de Ucrania ha aprobado una ley según la cual será aún más sencillo clausurar medios de comunicación sin necesidad de decisión judicial alguna.

Sin datos reales sobre el número de bajas de uno y otro ejército, el tipo de guerra entre dos ejércitos lo suficientemente bien armados en un terreno a campo abierto hace presagiar que sean elevadas. Y pese a que Ucrania aspira al premio de capturar Jerson y hacerlo sitiando ahí a las tropas rusas -de ahí el intento de derribar el puente Antonovsky-, la lucha se libra actualmente por pequeñas localidades a lo largo del frente. Por el momento, los éxitos de Ucrania, que confundiendo la línea del frente con todo el territorio afirma que la lucha se libra en prácticamente toda la región de Jerson, se limitan a una dirección.

Así lo recogía ayer Rybar:

La batalla por Jerson: la situación en la zona de Andreevka (30 de agosto de 2022).

A lo largo de la noche y la mañana, las Fuerzas Armadas de Ucrania han continuado transfiriendo equipamiento desde la zona de Bereznegovaty a Andreevka por medio de un pontón. Pese a la artillería y los bombardeos aéreos, las Fuerzas Armadas de Ucrania han conseguido concentrar dos golpes en Lozovoe y Sujoi Stavok.

Sujoi Stavok es una localidad de una longitud de 800 metros en plena estepa, situada en la zona de destrucción de la artillería rusa. Una concentración de fuerzas en esta zona es ilógica desde el punto de vista del frente: intentar avanzar a partir de ahí implica un riesgo de graves pérdidas para las Fuerzas Armadas de Ucrania.

La noche anterior, las formaciones ucranianas ya se retiraban a los bosques a lo largo del río Ingulets tras infligir daños contra Sujoi Stavok. Por la mañana las Fuerzas Armadas de Ucrania trataban nuevamente de introducir equipamiento en el pueblo, que prácticamente ha dejado de existir.

El avance desde Lozovoe y a lo largo de la carretera Andreevka-Belogorka hacia el este parece más lógico: las Fuerzas Armadas de Ucrania han intentado repetidamente establecer pontones para cruzar desde Veliki Artakovo y Belogorka y la expansión de la cabeza de puente en la orilla sur permitirá controlar una sección de hasta seis kilómetros de ancho.

La estepa abierta comienza al sur, pero las orillas boscosas junto a Veliki Artakovo y Belogorka permitirán concentrar más vehículos y transferir artillería. Y entonces la expansión del control cerca de Sujoi Stavok tendrá sentido.

La ofensiva acaba de empezar y puede tratarse simplemente del a preparación de acciones de más amplias. Un avance ucraniano puede situar a Kiev, no solo en mejor situación militar, sino en una más cómoda posición política. Un intento fallido, en cambio, dejaría a Ucrania minada en su credibilidad en el frente y en un débil posición de cara a posibles negociaciones.

Las estrategias de ambos ejércitos y su capacidad de trasladar refuerzos y maniobrar en este terreno determinarán el resultado de la ofensiva ucraniana hacia Jerson. Es posible que las tropas ucranianas logren avanzar hacia Jerson, pero no es menos el riesgo a quedar rodeadas por las tropas rusas en un terreno propicio para la artillería. Por el momento, continúan los fuertes bombardeos de localidades como Novaya Kajovka y Energodar, que sufrieron escasos daños con el avance ruso, pero a las que les espera un momento difícil como blanco de la artillería ucraniana. Y mientras Ucrania intenta aproximarse a Jerson, en la Oficina del Presidente ya sueñan con atacar Crimea. Ayer, alegando que la prioridad de Ucrania es salvar a la población civil -ocho años de bombardeos le contradicen-, Mijailo Podoliak prometió que habrá corredores humanitarios para la población durante la «operación de desocupación» con la que ansía llevar la muerte y la destrucción a la península.