Primera toma de contacto

Artículo Original: Antifashist

Las negociaciones ente las delegaciones de Kiev y Moscú, que se han producido este martes en una localización secreta en la frontera bielorruso-ucraniana finalizaron, como era de esperar, sin una gran sensación. No debe usarse el calificativo inútiles, ya que la reunión ha dado al menos dos resultados: en primer lugar, se ha producido, lo que, en principio, es importante y, en segundo lugar, los representantes de Ucrania han acordado reunirse de nuevo en un futuro inmediato tras las consultas con sus respectivos jefes de Estado.

Se ha acordado incluso un lugar aproximado para la próxima ronda de negociaciones: la frontera entre Polonia y Bielorrusia. ¿Por qué ahí? Todo es simple. Poco entusiasmados por ir a Gomel por la autopista de Chernigov, una zona en parte controlada por las tropas rusas, los políticos de Kiev tuvieron que dar una vuelta considerable entrando a Bielorrusia por la frontera occidental, desde Polonia. De ahí que la reunión no se celebrara el día anterior como estaba inicialmente previsto.

Lo que no está claro es por qué era necesario. Al mirar al mapa de Ucrania, es evidente que no hacía falta ir tan lejos. Podrían haber cruzado la frontera ucraniano-bielorrusa en Yitomir, Rovno o Volinia. Puede que el objetivo de la parte ucraniana fuera dilatarla en el tiempo o puede que solo demostrar la máxima falta de respeto a los rusos, que estaban esperando.

La apariencia de los negociadores ucranianos también habla en favor de esa última versión. Entiendo que la mala educación es más o menos inherente en todos los representantes de la élite política ucraniana actual, pero sentarse a la mesa de negociación con una gorra de beisbol, como hizo el jefe del grupo parlamentario del partido dirigente Servidor del Pueblo, David Arajamia, es un poco impresentable.

Desde el principio, los ucranianos mostraron con su apariencia que no habían acudido a negociar sino a hacer acto de presencia. No es casualidad que el charlatán Oleksiy Arestovich [que hace unas semanas había afirmado que celebraría que Moscú reconociera la RPD/RPL porque eso liberaría a Kiev de tener que cumplir Minsk-2-Ed], que últimamente se ha convertido en la voz de Bankova, afirmara, incluso antes de que comenzaran las negociaciones, que el único objetivo de la delegación ucraniana era presentar un ultimátum a los rusos exigiendo que retiraran inmediatamente sus tropas de “todo el territorio de Ucrania”, incluyendo Donbass y Crimea. Sin embargo, poco después, cuando la reunión en la frontera ya había comenzado, Arestovich aclaró que esa solo era su opinión personal. La tradicional excusa de los “portavoces” de Kiev cuando algo va mal.

Después de casi cinco horas de consultas, resultó evidente que algo había ido mal con el ultimátum del lado ucraniano. Mijaíl Podoliak, asesor del jefe de la Oficina del Presidente, que salió de la sala en la que se celebraba la reunión, afirmó que la reunión no había sido fácil. “Las negociaciones no son fáciles. Sin embargo, transcurren sin ningún ultimátum. Por desgracia, la parte rusa sigue siendo muy parcial sobre los procesos destructivos que ha lanzado”, afirmó Podoliak.

El líder de la delegación rusa, Vladimir Medinsky, afirmó que se decidió realizar una pausa para informar del progreso de las negociaciones a Moscú y Kiev respectivamente. Después continuará el diálogo. “Hasta entonces, cada delegación, los liderazgos de cada delegación, consultará las posiciones de negociación con las autoridades de su país”, añadió.

Es prematuro sacar conclusiones de todo esto y dar mayores o menores perspectivas al diálogo que ha comenzado. Es evidente que Zelensky consultará primero con Washington y Londres y puede que después con Bruselas para recibir nuevas instrucciones. La voluntad de Kiev de llegar a un compromiso dependerá de la opinión de esos señores. Por desgracia, la experiencia de los últimos años no da motivos para el optimismo.