Artículo Original: Colonel Cassad
Medio otoño y todo diciembre, las autoridades ucranianas han gritado bien alto que estaba al caer la “agresión rusa”, “Putin atacará mañana”, “las tropas rusas no perderán la ocasión de fechas favorables como el 24-25 de diciembre para dar un traicionero golpe a la democracia ucraniana”, “la inteligencia americana informa de datos fiables sobre un ataque inminente”. Cada día. Durante semanas o meses.
Pero pasaron los días, semanas y meses y el ataque aún no ha empezado y ahora empiezan decir “bueno, inicialmente dijimos que sería en enero o febrero”, como si estuvieran anunciando que la histeria continuará después de las fiestas de Año Nuevo. Mientras tanto, el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional informa de que no ve ninguna amenaza seria y no espera un ataque, aunque las tropas rusas se desplegaron en “zonas amenazantes” y siguen ahí como parte de las maniobras y movimientos. ¿Qué ha cambiado para que esa amenaza “inminente” ahora ya no sea peligrosa?
Todo se reduce a que Estados Unidos y Rusia van a discutir el 10 de enero las garantías de seguridad, la expansión de la OTAN hacia el este, la entrada de Ucrania en la OTAN, etc. No se esperan grandes acontecimientos antes de eso, así que la histeria de la “agresión rusa” simplemente se ha pospuesto hasta el 10 de enero, a la espera de lo que diga Biden tras las conversaciones, porque cada vez que se producen negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, en Kiev esperan a que Estados Unidos llame para ver qué hay que hacer.
A veces eso ocurre inmediatamente, otras veces hay que esperar, como ocurrió la última vez, cuando Estados Unidos no informó a Zelensky de los resultados de sus conversaciones con Putin e informó primero a los aliados de la OTAN. Solo después informó a Zelensky, mostrando claramente qué piensan de la tesis de Zelensky de que “no hay negociaciones sobre Ucrania sin Ucrania”. En realidad, Estados Unidos y Rusia llevan mucho tiempo discutiendo Ucrania sin Ucrania, conscientes de que Ucrania no es un sujeto político sino un objeto geopolítico.
La ausencia de agresión tampoco molesta a los operadores de las campañas de histeria masiva. Por una parte, han conseguido desviar la atención del fracaso sociopolítico interno para centrarse en el ogro de la amenaza externa y, por otra, bajo el eslogan de “luchar contra la agresión rusa”, han realizado otra limpieza de críticos de Zelensky financiados por oligarcas contrarios a Kolomoisky.
Como Poroshenko, Zelensky ha aprendido bien que, para la Ucrania actual, la guerra es una herramienta vital para influir sobre los procesos políticos domésticos, así que, tras embarcarse por este camino, ni siquiera los más alocados creerían ya en Zelensky como un posible pacificador.
Tras un largo periodo de histeria, Ucrania celebra el Año Nuevo sin “amenaza de ataque”. Aunque hasta hace poco parecía que el Año Nuevo iba a ser el momento más peligroso, lo que claramente deja claro cómo se trata a los consumidores de esta histeria que dura ya meses.
En cuanto a las conversaciones de Ginebra, que evidentemente han causado el parón mediático, ambas partes han declarado de antemano que no esperan que salga ningún gran acuerdo, sino que las consideran el inicio de una discusión sobre temas en conflicto en la que, por supuesto, nadie quiere hacer concesiones, como han dejado claro tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia como el Departamento de Estado, que han marcado sus respectivas líneas rojas.
Estados Unidos ya ha afirmado que:
- No consideran necesario tener en cuenta las líneas rojas de Rusia, aunque eso amenace directamente a Rusia.
- No consideran posible que Rusia tenga una esfera de influencia. Solo Estados Unidos tiene derecho a una esfera de influencia.
- No está de acuerdo en asumir ninguna obligación de limitar la expansión de la OTAN hacia el este, tampoco en las cuestiones relacionadas con Ucrania y Georgia.
- Estados Unidos no está dispuesto a limitar la actual carrera de armas nucleares, algo confirmado tanto por las declaraciones como por las actuales pruebas de armas. El Pentágono y el complejo militar-industrial están satisfechos con la carrera armamentística iniciada por Estados Unidos, ya que garantiza un constante aumento del gasto en defensa. Está garantizado que cada presupuesto de Defensa sea mayor que el año anterior y el principal motivo de este aumento será “contrarrestar las agresivas y hostiles acciones de Rusia y China”.
Estas condiciones hacen improbable que Estados Unidos vaya a aceptar las demandas rusas, ya que para Estados Unidos parecería una rendición de la misma forma que si Rusia aceptara las exigencias estadounidenses de capitulación en Ucrania. Es improbable también que el Kremlin no comprendiera estos hechos al redactar el texto de propuestas de seguridad, de ahí las conclusiones. O han sido deliberadamente redactadas de forma que Estados Unidos las rechace públicamente (de ahí la claridad de las demandas y la petición de discutirlas abiertamente, algo a lo que Estados Unidos se negó), lo que permitiría a Rusia indicar que Estados Unidos ha elegido el camino de la confrontación. Otra interpretación es que las demandas en forma de ultimátum se presenten como punto de partida para una negociación dura, especialmente en el tema de Ucrania, y haya espacio para maniobras si las negociaciones con Estados Unidos empiezan a tener algo de sustancia.
Para Estados Unidos, estas exigencias han sido una sorpresa, ya que es inusual que alguien les hable en el lenguaje del ultimátum. Han decidido no precipitarse. Declinaron discutir las cuestiones públicamente y también dar respuesta inmediata para evitar más presión temporal en la toma de decisiones estratégicas. Para la prensa se ha escogido una estrategia de silencio, mientras que los analistas e inteligencia intentan descifrar qué hay detrás de las propuestas rusas y en qué medida Putin está de farol o habla en serio. De ahí la brecha temporal entre las demandas y el acuerdo de celebrar negociaciones en Ginebra.
En cuanto se alcanzó el acuerdo preliminar sobre las negociaciones, la retórica de “agresión rusa” descendió tanto en Estados Unidos como en Ucrania. Ahora, los socios europeos y títeres ucranianos están a la espera de ver cómo acabará todo, ya que está claro que, si no hay un entendimiento significativo entre Rusia y Estados Unidos en la segunda mitad de enero, Ucrania y otros escenarios pueden ver una escalada en esas relaciones.
En otra situación, Estados Unidos, a costa de gran cantidad de recursos, podría lanzarse a una acumulación a largo plazo para conseguir más superioridad con respecto a Rusia, pero los intereses objetivos de Washington requieren enormes recursos para la confrontación con China, lo que fuerza a los estrategas estadounidenses a equilibrar las necesidades de dos guerras frías al mismo tiempo, a riesgo de convertirlas en una sola gran guerra fría en la que China y la Federación Rusa actúen como aliados contra Estados Unidos.
Así que la postura de Estados Unidos no es la ideal, ya que hay grupos de influencia dentro del Partido Demócrata que hace tiempo que hablan de llegar a un acuerdo con Rusia según ciertas condiciones para centrarse en China. Sí, son una minoría, pero su voz llega incluso a la prensa. De ahí que haya cierta preocupación en Europa y en Ucrania sobre las intenciones del partido. Y de ahí las constantes reafirmaciones de los portavoces de la Casa Blanca de que Biden apoya a Ucrania y defiende la unidad de la OTAN. Pero la sombra de la duda permanece.
Comentarios
Aún no hay comentarios.