El verdadero «plan B»

Artículo Original: Sergey Mirkin

En una entrevista con el canal de televisión ucraniano Dom, el presidente Volodymyr Zelensky aconsejó a los rusos de Donbass o a aquellos que amen a Rusia que empiecen a buscar piso en la Federación Rusa. Esa propuesta no es solo algo de Zelensky. La idea de “maleta-estación-Rusia” es algo que los residentes de Donbass han escuchado más de una vez, comenzando por el Maidan naranja de 2004. Esas palabras las escuchó una amiga en boca de su jefe en marzo de 2014 cuando habló contra la victoria de Maidan. Conocía a ese hombre desde hacía 40 años. La consecuencia es que ese hombre huyó de Donetsk cuando vencieron los defensores de la RPD.

La idea de que Ucrania quiere el territorio de Donbass, pero no a su gente es algo que han admitido en ciertas ocasiones políticos de tercer nivel o diversas figuras públicas. Lo especial de las declaraciones de Zelensky es que, por primera vez, vienen, no solo de un político de primer nivel, sino del jefe del Estado. Se puede objetar que no pretende expulsar a los habitantes de la región, sino que les invita a decidir. Si se mira desde ese punto de vista, Zelensky actúa como un inquisidor español de la Edad Media, que sugiere a la gente que abandone sus creencias o que se marche.

El matiz es que es normal sentirse ruso en Donbass, aunque no sea en sentido étnico sino mental, sentirse una persona que vive en la cultura rusa. Donbass nunca ha sido una región de habla ucraniana. Hay algunos pueblos en los que domina la lengua ucraniana, pero no es más que una gota en el océano de una región de habla rusa. En Donetsk, Lugansk y Mariupol, era muy raro escuchar la lengua ucraniana y normalmente se trataba de alguien que no era local.

Incluso los más convencidos nacionalistas ucranianos que vivían en Donetsk hasta 2014 preferían el ruso en su vida privada. En la esfera pública, hablaban ucraniano. Y una persona educada de Donbass siempre estará más cerca de Bulgakov o Ajmadova que de Ivan Franko o Lesya Ukrainka. No porque estos últimos sean malos autores, sino porque la mentalidad de los autores de habla rusa se percibe más claramente que la de los autores de habla ucraniana. Para los franceses de Alsacia y Lorena, que fueron parte de Alemania durante décadas, Goethe no era uno de los suyos, no perdieron su identidad y siguieron siendo franceses. Donbass, pese a las olas de ucranización, no ha perdido su identidad, basada fundamentalmente en la lengua y cultura rusa. Esto significa que no hace falta que se convierta en una tierra rusa. Ya es una tierra rusa.

Si Zelensky se plantea la tarea de hacer Donbass ucraniano, solo hay una solución: deshacerse de la población. Así que puede que la expulsión de los residentes de la región sea el verdadero plan B, especialmente teniendo en cuenta que el Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de ley “Sobre el periodo de transición en Donbass”.

Según este documento, las personas que hayan trabajado en las estructuras de la RDP/RPL, cooperando con la administración de ocupación, tras el retorno de Donbass a Ucrania, deberán ser sujeto de lustración y, muchos de ellos, de persecución penal. Cualquier miliciano podrá ser también penalmente acusado. La decisión del estatus de Donbass, según esta ley, la tomará el comandante en jefe, es decir, Zelensky. Y se plantea toda una serie de condiciones para celebrar elecciones locales en la región.

Esto quiere decir que Kiev siempre encontrará el motivo para no realizarlas. Además, las tropas ucranianas tendrían el derecho a usar armas, detenciones, registros y podrían requisar teléfonos. El proyecto también prevé la creación de una administración extranjera (es decir, occidental) en el territorio de Donbass. Se especifica que el ucraniano es la lengua del Estado y no se dice nada sobre el estatus del ruso. Finalmente, según el texto, las autoridades ucranianas pueden simplemente prohibir la circulación del rublo en la región (el cambio a moneda ucraniana). Y teniendo en cuenta que, desde 2015, ha sido la moneda de pago en la RPD/RPL, muchas personas ni siquiera tendrán dinero para comprar pan si las autoridades ucranianas implementan la ley.

La esencia del documento puede describirse en una oración: si Ucrania regresa a la región, no habrá vida para la población de Donbass. Y también debemos tener en cuenta a los miles de neonazis y otros radicales que cometerán asesinatos extrajudiciales en Donbass. Así que, si Donbass regresara a Ucrania, miles de personas realmente tendrían que marcharse.

Por supuesto, esta ley contradice los acuerdos de Minsk en prácticamente todos sus puntos. Según esos acuerdos, Kiev debe hablar con Donetsk y Lugansk, garantizar estatus especial a la región, amnistía a sus residentes y derecho a su lengua materna. En general, las declaraciones de Zelensky y esta propuesta de ley muestran que Minsk-2 no solo está muerto, sino que los políticos de Maidan se burlan de su cadáver. Y no importa cuántos diplomáticos de la Unión Europea, Rusia o Estados Unidos repitan que no hay alternativa a esos acuerdos, los políticos ucranianos siempre encontrarán formas de mostrar que no les preocupa Minsk-2 y que continuará sin importarles.

Zelensky no esconde lo que quiere. En una entrevista, comparó la situación de Donbass con el muro de Berlín y afirmó que la población y la historia se aprovecharán del momento y el muro colapsará. Si no están de acuerdo, la gente aun así se aprovechará del momento. Es decir, espera que, por algún motivo, Rusia no sea capaz de ayudar a Donbass y Ucrania pueda tomarlo por la fuerza. Creo que esa es la más correcta interpretación de sus palabras. Puede que ese sea el plan B de Zelensky: esperar el momento, tomar Donbass y entonces crear tal infierno que la propia población huya a Rusia.

Pero eso es improbable.