Cuestión de principios

Artículo Original: Alexey Zotiev

Lo que me gusta de los discursos del presidente ruso Vladimir Putin es la ausencia de ambigüedades, subestimaciones o pensamientos ilógicos. Para él, el blanco es blanco y el negro es negro, así de simple. El otro día, por ejemplo, Vladimir Putin afirmó que no es que los rusos y los ucranianos sean dos pueblos hermanos, sino que son un mismo pueblo. Es una conclusión bastante lógica, especialmente teniendo en cuenta los siglos de historia común. Por supuesto, la primera persona en objetar fue el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.

“Pongamos por fin los puntos sobre las íes. Definitivamente no somos un pueblo. Sí, tenemos mucho en común. Tenemos una historia común, memoria, vecindad, familia, una victoria común contra el fascismo y tragedias compartidas. Sí, todo eso es extremadamente importante y lo recordamos. Y puede que tengamos algo en común en el futuro, si no es demasiado tarde para paralizar la división total entre nuestros países. Pero repito, no somos un pueblo. Si fuéramos un pueblo, entonces es probable que en Moscú circulara la grivna y que la bandera azul y amarilla fuera izada sobre la Duma. Así que definitivamente no somos un pueblo. Cada cual a su manera”; afirmó pomposamente Volodymyr Zelensky. Dios no quiera que circule la grivna por Moscú ni que la bandera azul y amarilla presida la Duma, pero cada cual tiene derecho a opinar. En consecuencia, el ataque filosófico de Zelensky puede y debe ser considerado la postura oficial del jefe de Estado del país vecino.

La cuestión es cuándo se formó el punto de vista de Zelensky y si siempre creyó que los rusos y ucranianos son dos pueblos diferentes conectados únicamente por momentos y hechos históricos. Sorprendentemente, la respuesta a esta pregunta no la han dado los periodistas rusos recordando momentos de la biografía de Zelensky, sino que han sido los periodistas ucranianos, algo que ya en sí es indicativo. Durante tres días, han aparecido en la prensa ucraniana “declaraciones incómodas del pasado”, declaraciones de Volodymyr Zelensky de hace siete años.

En aquel momento, el futuro presidente de Ucrania pensaba de forma diferente. Realizaba giras por Rusia, estrenaba sus películas para la distribución rusa e incluso se arrodillaba ante Vladimir Putin, a quien a día de hoy se equipara. Todo ello venía acompañado de una retórica completamente diferente, mucho menos categórica.

Los malvados periodistas ucranianos han recordado que, en 2014, los miembros de Kvartal 95, entre los que en aquel momento se encontraba Zelensky participaron en un concierto en Gorlovka, que en aquel momento ya se encontraba “ocupada por los separatistas”. Pero el hecho de que la azul y amarilla no estuviera sobre el edificio de la administración local no impidió que Zelensky y sus colegas entretuvieran al público prorruso local.

“Por principios, no podemos estar en contra del pueblo ruso, porque somos un solo pueblo. Los problemas del Gobierno ruso y sus relaciones, debido a diferentes circunstancias, con el Gobierno de Ucrania se han desbordado sobre nosotros y vosotros. Nuestra postura de Kvartal no es a favor del Gobierno de Ucrania sino del pueblo de Ucrania. Y no contra el pueblo ruso sino contra el Gobierno ruso. ¿Cómo no los vamos a querer? No somos idiotas”. Es un extracto de una entrevista que Volodymyr Zelensky concedió el 18 de abril de 2014 al diario de Donetsk Gaceta Municipal. En aquel momento, su postura sobre las raíces de los pueblos ruso y ucraniano se correspondían abiertamente con las manifestadas recientemente por Vladimir Putin. Y también creía que los rusos y ucranianos son un solo pueblo.

Declaraciones similares se escucharon en aquel distante 2014 en boca de Zelensky repetidamente. Criticó al Gobierno de Ucrania, negó su posible participación en la vida política del país e incluso se regodeó un par de veces de los éxitos de la milicia, que había sido capaz de repeler a los soldados del Ejército Ucraniano que habían llegado al territorio de las ciudades de Donbass.

“Si la gente del este y de Crimea quiere hablar ruso, dejadlos en paz. Legalmente, dejad que hablen ruso [Zelensky no solo se ha negado a derogar la ley sobre el uso de la lengua de Poroshenko, sino que continúa con la política iniciada por su predecesor-Ed]. La lengua nunca dividirá nuestro país. Yo tengo sangre judía, hablo ruso, pero soy ciudadano de Ucrania y amo a este país. Rusia y Ucrania con pueblos verdaderamente hermanos”, afirmó también Zelensky en 2014, en esa ocasión en el canal ucraniano 1+1.

Decía lo correcto. Hablaba de una forma en que la población le creía y creía que tenía un determinado punto de vista, que era diferente al de las nuevas autoridades del país. Es probable que esa fuera una de las razones por las que Zelensky tan fácilmente y sin pretensiones ganó la carrera presidencial contra el más experimentado y sofisticado Petro Poroshenko.

Sin embargo, tras convertirse en presidente, Zelensky olvidó completamente lo que decía ante las cámaras hace unos años, desafiantemente abandonó el lenguaje coloquial ruso, pasó a hablar ucraniano y desafiantemente negó la hermandad de los dos pueblos, el ruso y el ucraniano. Una triste metamorfosis, pero en el contexto en el que se produce, probablemente no sea superfluo decir que todo acabará antes o después. La presidencia de Zelensky también acabará. ¿Y cómo cambiará entonces su retórica? No sería de extrañar que volviera otra vez al ruso y comenzara otra vez, tímidamente al principio, a recordar que los ucranianos y los rusos son un solo pueblo.