Nada nuevo que ofrecer

Artículo Original: Andriy Babitsky / Ukraina.ru

A juzgar por las cortas declaraciones en el Elíseo y la conferencia de prensa final que Volodymyr Zelensky celebró en la embajada ucraniana en París, es difícil calificar se éxito sus conversaciones con Emmanuel Macron y Angela Merkel.

El principal tema que el presidente ucraniano ha tratado con insistencia de resolver incluso antes de este viaje es el acceso de Ucrania a la OTAN. Este ha sido el tema que claramente ha dominado y la escalada en la situación en Donbass se ha disipado en las sombras. Zelensky ha fracasado en su intento de lograr algún resultado. En la conferencia de prensa, hubo dos preguntas sobre el acceso de Ucrania a la OTAN y la actitud de Macron y Merkel al respecto. La canciller alemana no participó en la discusión del tema en absoluto y, en cuanto al líder francés, las respuestas de Zelensky no dejaron ver nada concreto y fueron fundamentalmente evasivas.

Sin embargo, hay una forma indirecta de comprender cómo valora París las posibilidades de Ucrania de acceder al bloque político-militar de Occidente. Normalmente, los políticos ucranianos vinculan el acceso a la OTAN con la entrada en la Unión Europea como si fuera un único paquete, ya que tienen aproximadamente las mismas posibilidades. En ambos casos, sería necesario que Ucrania llegara a los estándares occidentales.

Hace un par de días, el secretario de Estado para asuntos europeos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, Clement Bon, en una aparición en Radio J, afirmó que Francia apoya a Ucrania, aunque eso no significa que Kiev tenga posibilidades reales de convertirse en miembro de la Unión Europea. Esto fue lo que afirmó: “Podemos tener buenas relaciones con Ucrania, podemos apoyar a Ucrania y lo hacemos en una situación difícil con Rusia. Pero eso no significa entrada [en la UE]. Creo que no hay perspectivas serias de entrada en la UE”.

La postura alemana es más firme. El 7 de abril, Ulrike Demmer, representante del gobierno alemán, declaró oficialmente que Berlín no ve a Ucrania como parte de la Alianza del Atlántico Norte: “Como saben, la OTAN tiene una política de puertas abiertas en cuanto a la admisión de nuevos miembros. Ucrania tiene derecho a elegir libremente su camino político. Sin embargo, no hay previstos pasos para la entrada”. Es decir, no solo se ha negado la posibilidad de entrada, sino que se pone fin a la provisión de MAP [Membership Action Plan, plan de acción de entrada], algo en lo que Kiev sigue insistiendo.

La discusión sobre el empeoramiento en Donbass se produjo de la tradicional forma, sin la más mínima innovación. París y Berlín han vuelto a expresar su apoyo a la integridad territorial de Ucrania y han exigido a Moscú que retire sus tropas de la frontera ucraniana. En realidad, para escuchar lo mismo que se ha escuchado mil veces, no hacía falta que Zelensky visitara la capital francesa. No tenía más que pedir una conversación telefónica.

Otro tema discutido durante las negociaciones fue el de los acuerdos de Minsk y la cumbre del formato Normandía, algo con lo que el presidente ucraniano lleva tiempo soñando. Tampoco en este caso ha habido claridad, ya que el Kremlin no considera posible celebrar una cumbre hasta que Ucrania no cumpla con las obligaciones asumidas en la cumbre anterior [diciembre de 2019]. Se publicaron declaraciones estándar sobre la ausencia de alternativa a los acuerdos de Minsk. Y Zelensky acusó a Rusia de no cumplir con los acuerdos, mientras Ucrania es quien actúa de forma contraria.

En general, no ha habido decisiones. Y era previsible que las reuniones y negociaciones fueran a desarrollarse exactamente de esa manera. El problema es que con la continuación de las aproximaciones al problema en Donbass y los temas relacionados, ninguna de las partes es capaz de ofrecer nada nuevo. Ni París ni Berlín y, menos aún, Kiev.