Articulo Original: Alexey Zotiev
Siempre me gusta escuchar los argumentos filosóficos de los “ex”. Exmilitares, expolicías, exagentes de inteligencia, exoficiales y expolíticos. Me gusta ver a coroneles o capitanes saltar a la arena y empezar a hablar sobre lo mal que van las cosas en el país. Criticar a todo y a todos, estigmatizar el sistema, olvidando siempre que ellos mismos lo han servido fielmente durante décadas. Pero nunca les preguntes por qué no hicieron nada para intentar cambiar las cosas cuando tenían ese puesto. Hablarán de su juramento, de la necesidad de seguir las órdenes y de la alienación de los oficiales a los que se deben.
Pero, sobre todo, me gusta ver a los políticos que se han visto obligados a “retirarse”. Es un placer escucharlos. No solo saben cómo cambiar el país, sino que están dispuestos también a decirnos de quién es la culpa de que aún no vivamos en la felicidad y la abundancia. Escuchándoles, he llegado a hablar en voz alta a la pantalla del ordenador un par de veces intentado preguntar a estas inteligentes personas por qué no hicieron prácticamente nada cuando tenían el poder en sus manos.
Disfruto especialmente viendo a la élite política ucraniana. Allí todo está en la ruina. Cada político y oficial retirado habla del estancamiento económico, la crisis social y de todas las cosas desagradables que están haciendo esos colegas con los que hasta hace poco tiempo trabajaban codo con codo.
Tras escuchar mucho de la “sabia experiencia” de Poroshenko y de Turchinov, prácticamente sin querer me encontré con el argumentario del exministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Pavel Klimkin, que también ha pasado de la indiferencia al análisis. Por supuesto, Klimkin no se limita a hablar de la agenda política nacional y prefiere hablar de lo que está más cerca de su corazón: Rusia, las Repúblicas de Donbass y Putin.
El ataque contra las posiciones militares ucranianas en Donbass y la amenaza de las autoridades de la RPD son un claro ataque del Kremlin. Eso es exactamente lo que Klimkin afirma al describir lo que está ocurriendo en Donbass. “En el caso de Rusia, no se debe creer que haya ninguna coincidencia o casualidad. Las amenazas del Donbass ocupado de abrir fuego contra nuestras posiciones y realizar ataques selectivos son una parte de una cadena controlada desde Moscú”, afirmó el exministro.
Obviamente, me doy cuenta de que las palabras de Denis Pushilin sobre la posibilidad de realizar ataques contra las posiciones ucranianas en Donbass que se encuentran en lugares ilegales han causado excitación entre ciertos sectores de los patriotas de Ucrania, pero, ¿qué tiene que ver Putin con eso? ¿Qué relación tiene el Kremlin? Siempre ha habido una cierta lógica concreta en los actos del presidente ruso y no tiene ningún interés por reavivar el conflicto controlado, especialmente en un momento en el que se está empezando a discutir la posibilidad de celebrar una cumbre del formato Normandía.
Pero, según Klimkin, hay otra lógica en los actos de Vladimir Putin, que aviva el conflicto en Donbass. Klimkin opina que Rusia ha escalado la situación en Donbass, ya que el cumplimiento del régimen de silencio no ha dado el resultado que buscaba, concretamente la celebración de elecciones locales en los territorios ocupados de las regiones de Donetsk y Lugansk en sus términos. Las declaraciones del exministro Klimkin pueden sonar a anécdota, una ante la que los lectores recuerdan que es mejor reír.
Lo entendería si Klimkin dijera que Rusia busca deliberadamente escalar el conflicto en Donbass para presionar a Ucrania y acelerar el proceso de negociación. Al menos eso tendría alguna lógica. ¡Pero por las elecciones en Donbass!
Es posible que nadie haya informado a Klimkin de que se han realizado elecciones locales en los territorios ocupados de las regiones de Donetsk y Lugansk y no han sido realizadas por Rusia sino por el liderazgo de las Repúblicas. Si no, ¿cómo se puede explicar el sinsentido que presenta en directo y con una cara completamente seria?
Las elecciones son un proceso de trabajo. Se puede hacer elecciones en los territorios de las Repúblicas de Donbass una vez al mes si es necesario y eso no afectaría la situación en la línea de contacto. Si hubiera ese deseo, el mecanismo hace tiempo que está desarrollado y probado. Y para realizar comicios no hace falta ni la participación ni, mucho menos, el permiso de Ucrania.
Klimkin, que hace años que trata de descifrar el plan secreto de Putin, parece no ser en absoluto consciente de que Rusia ha insistido en el régimen de silencio únicamente por el bien del régimen de silencio. Créanme, es importante para nosotros que no haya un conflicto militar en las fronteras de Rusia. Es muy importante para nosotros que civiles y milicianos no mueran en el territorio de las Repúblicas. Ese es el plan secreto de Putin. Y la población de las Repúblicas puede celebrar elecciones locales en cualquier momento, sin informar a Kiev ni pedir permiso a Klimkin.
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