Ataque contra la población trabajadora en Belgorod

El pasado 6 de mayo, las Fuerzas Armadas de Ucrania volvieron a mostrarse particularmente activas en sus ataques con drones contra objetivos de distinto tipo, en general no militares, en la región rusa de Belgorod. Entre las acciones cometidas en distintas localidades de la región, el ejército ucraniano realizó ese día un ataque con cuatro drones contra dos furgonetas de la empresa agroporcina Agro-Belogorye que transportaban trabajadores a instalaciones de la empresa en la región rusa de Belgorod. El ataque, en el que también se vio involucrado un vehículo particular, se produjo cerca del cruce a Gruzskoe, entre las localidades fronterizas de Borisovka y Graivoron, esta última el lugar en el que la empresa dispone de una granja porcina.

Los canales de Telegram informaron que la onda expansiva rompió las ventanas de los microbuses de Agro-Belogorye y que el interior se llenó de fragmentos explosivos. Uno de los microbuses se vio especialmente dañado. Como resultado del ataque, 4 trabajadoras y 3 trabajadores de la empresa fallecieron. En total, el número de personas afectadas -muertas o heridas, entre ellas tres menores que acompañaban a su madre- ascendió a 42. La atención a las víctimas tuvo que realizarse en condiciones complicadas, con nuevos ataques con drones reportados durante el trabajo de los equipos de atención y rescate.

Con posterioridad, se informó de un octavo fallecido, un hombre residente en Belgorod. A pesar de las heridas sufridas durante el ataque, esta persona, que no era empleada de Agro-Belogorye, intentó ayudar a los afectados por la acción militar ucraniana. Tras ingresar en un hospital de Belgorod, murió como consecuencia de sus heridas.

El funeral de las personas fallecidas, con edades comprendidas entre los 31 y 65 años, se realizó en distintas municipalidades de la región el día 8 de mayo.

El ataque no puede considerarse casual, ya que es una más de las distintas acciones ucranianas contra la empresa. En este sentido, el 11 de abril de 2023 el medio ruso SHOT recogía el ataque contra una de las instalaciones de la empresa agroporcina en la región de Belgorod, localizada a tres kilómetros de la frontera con Ucrania, probablemente por tanto la ubicada en Graivoron. Según Shot, un dron kamikaze de las fuerzas armadas ucranianas atacó la instalación, con lanzamiento de proyectiles contra el centro. Murieron en el ataque 179 cerdos, con otros 150 de ellos heridos.

El 3 de abril de este año, la web Mash recogía otro ataque, de características similares, esta vez con el envío de cuatro artefactos explosivos desde un dron sobre las instalaciones de la empresa, probablemente la misma que fue atacada en 2023. En los dos ataques señalados, sólo un miembro del personal resultó herido.

Agro-Belogorye es una de las empresas más importantes de la Federación Rusa en el sector agroalimentario, con rasgos propios de lo que tanto en Rusia como en Ucrania podría considerarse como empresa “oligárquica”, con fuertes conexiones, por tanto, con el sistema de poder político. Pero lo llamativo de la última acción es que se extendiera el ataque de las fuerzas ucranianas a vehículos de transporte de personal trabajador en la empresa.

En cualquier caso, el conjunto de acciones contra las instalaciones de Agro-Belogorye muestra el carácter estratégico y no casual de la acción militar ucraniana contra una empresa que, por muy esencial que sea en términos de producción alimentaria, no está vinculada a la producción militar. Además de atacar intereses de personas vinculadas al régimen ruso en la región de Belgorod, sin duda conocidas al otro lado de la frontera, según algunos analistas, el objetivo de estas acciones sería alterar la producción y contribuir a un incremento de los precios de productos básicos en la región de Belgorod y en el conjunto de Rusia, así como alterar la vida normal de la población y forzar su salida de la zona. Es indudable, en este sentido, el objetivo de atemorizar a la población trabajadora que puede observarse en el ataque del 6 de mayo. Las propuestas de la empresa de garantizar la seguridad de la población trabajadora con vehículos blindados reflejan, de hecho, las difíciles condiciones a las que Ucrania pretende llevar a personas que trabajan en las zonas fronterizas.

En esta línea, la acción muestra también la progresiva falta de límites con los que creen tener derecho a actuar las fuerzas armadas de Ucrania, no sólo en las zonas bajo su control o en el territorio situado dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de su Estado, como Donbass, sino también en regiones de la propia Federación Rusa. Es evidente que el ataque del 6 de mayo desborda la dimensión militar para adentrarse dentro de los límites de los actos de violencia que se ejecutan para infundir terror entre la población, en este caso entre las personas que mantienen la actividad productiva en regiones fronterizas con Ucrania.

La ausencia de límites que muestra un ataque deliberado a furgonetas de personal trabajador en empresas no vinculadas a la producción militar constituiría un presagio del tipo de actuaciones al que podrían estar dispuestas las autoridades políticas y militares ucranianas contra la población de la Federación Rusa.

Resulta finalmente llamativa la versión alternativa e imaginativa de los hechos, que implica en cualquier caso el expreso reconocimiento de la actuación ucraniana, que realiza en su Telegram el ultranacionalista Serhiy Sternenko. Según esa versión, las personas fallecidas serían en realidad “instructores iraníes”. Consciente de la impunidad con la que ha actuado durante la última década, Ucrania sabe que puede ignorar los hechos, negar su existencia, o maquillarlos para hacer pasar un ataque contra la población civil como una victoria militar.