¿Qué piensa Rusia?

A lo largo de la última semana, en la fase final de la campaña internacional de presión para lograr algo que antes o después iba a conseguirse, la entrega de tanques occidentales a Ucrania, se ha podido escuchar, por activa y por pasiva, el cambio cualitativo que esos suministros van a suponer para la guerra. Una parte de esa campaña buscaba presentar los envíos como una vía segura a la victoria de Ucrania. Sin embargo, nada más confirmarse la formación de esa “coalición de tanques”, la misma prensa que durante semanas ha exigido los envíos ha comenzado a publicar artículos sobre el reto logístico que va a suponer el suministro de todo tipo de tanques de diferentes fabricantes y que requerirían un mantenimiento diferente que Kiev posiblemente no está en condiciones de realizar. Y, por supuesto, la prensa occidental no se ha molestado en preguntarse qué piensa Rusia y cómo las autoridades militares rusas van a organizarse a lo largo de las próximas semanas para contrarrestar unos envíos que no llegarán a corto plazo.

Artículo Original: Alexander Kots / Komsomolskaya Pravda

El centro de investigación YouGov, cercano al Gobierno británico, ha publicado la encuesta “¿Cómo valora que el Reino Unido pudiera suministrar aeronaves de combate a Ucrania?”. Es una forma de tantear la opinión pública y a juzgar por la respuestas, la mayoría de la población británica no ve nada malo en esas entregas. A la cuarta parte de la población no le preocupa en absoluto y el 50% lo apoya o no se opone. Durante la última semana, hemos seguido el teatro dramático “sobre las difíciles relaciones entre Estados Unidos y Alemania”. Han sido presentadas como una batalla de titanes: “Tú primero, vamos con los tanques”. De hecho, no es más que una forma de preparar el terreno que se ha representado para la audiencia. Todo estaba predeterminado desde el principio. Todos estos suministros están pensados para el plan ofensivo de la campaña ucraniana de primavera-verano. Ese plan, por supuesto, no se prepara en Kiev.

En mi opinión, en la línea de suministros de equipamiento occidental a Ucrania, lo que más debe preocupar no son los tanques, sino la cantidad de artillería. Es todo un cuerpo de artillería, tres brigadas: obuses autopropulsados Paladin, un arma excelente; el Archer es algo peor, pero sigue siendo algo serio; AS-30, Ceasar, que ya han sido probados en la guerra. Probablemente los tanques añadan picante a todos esos suministros: Estados Unidos suministrará 31 Abrams; Alemania promete 14 Leopards; el Reino Unido enviará 14 Challenger-2 y Polonia dice que entregará 14 Leopards. Además, aunque aún no está decidido cuándo serán entregados, Portugal ha decidido enviar cuatro tanques, los mismos que Países Bajos y enviarán hasta ocho Noruega, Finlandia y Dinamarca.

Se ha anunciado que el primer lote de Leopards llegará a Ucrania en un plazo de tres meses, pero es probable que esos tiempos se acorten. Hay una carrera por ser quien envía el primer tanque a la línea del frente. Asumamos que ya se ha acabado el stock de equipamiento soviético de Ucrania y hay hambre de proyectiles. En Rusia solucionamos esos problemas a costa de la industria militar, pero Kiev no dispone de esa opción, por lo que se ve forzada a apelar a los “donantes” occidentales. Pero la dependencia de los fabricantes de la OTAN puede ser un obstáculo en algún momento. Sin embargo, el grado de suministros no puede no ser un peligro. ¿Qué hay que hacer ante ellos? La respuesta más simple es golpear al oponente en la retaguardia, antes de que crucen en Dniéper y destruir los puentes que conectan los dos márgenes. Pero, como muestran los últimos once meses, el oponente no experimenta grandes problemas de logística a consecuencia de los ataques rusos. Y todas las entregas se han hecho de forma más o menos encubierta y utilizando vehículos civiles como camiones. ¿Qué se puede hacer para destruir esos puentes? Es algo que puede hacer la aviación estratégica. ¿Qué hace falta para que la aviación estratégica pueda actuar sobre Ucrania? Es necesario suprimir los medios de defensa aérea. Pero Rusia tiene que tener en cuenta la opción de que aun así serán capaces de llegar a la línea de contacto, así que también es muy importante saber cómo se les hará frente.

En el Golfo Pérsico, durante la guerra de 1990-1991, 23 Abrams fueron destruidos. Durante los dos primeros daños de la guerra de Irak 2003-2011, más de cien quedaron fuera de servicio. Los hutíes han destruido alrededor de 45 Abrams saudíes. Los Abrams no son ninguna wunderwaffe  que dará a Ucrania una ventaja fácil para avanzar tranquilamente por los territorios controlados por las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, pero no se puede tratar estos suministros con condescendencia. Son armas serias y de alta tecnología. Antes o después, Rusia tendrá que enfrentarse a ellas y también a las grandes cantidades de nueva artillería.

Y esto significa que Rusia debe mejorar el fuego de contrabatería en estos dos meses, algo que, por supuesto, es una tarea difícil. Es imposible trasladar a artilleros entrenados y divisiones antitanque a la infantería. Al fin y al cabo, ellos serán los que tendrán que hacer arder los tanques estadounidenses, británicos, alemanes y otro equipamiento dentro de dos o tres meses.

Rusia ha impuesto ahora mismo la iniciativa frente al enemigo. Hay varios puntos en los que el oponente se encuentra incómodo. El primer lugar es Zaporozhie. Cosas interesantes están pasando en la zona de Orejov ahora mismo. El oponente se ve obligado a enviar reservas allí, por ejemplo, desde la zona de Donetsk. En este momento, aprovechando esta situación, hay una ofensiva al sur de Donetsk, en dirección a Ugledar. Rusia se ha hecho ya con las primeras dachas y prácticamente todas las rutas de suministro han sido interrumpidas. De las relativamente seguras, solo queda una: la carretera de Kurajovo, pero también está bajo control a fuego de los artilleros rusos, que controlan gran parte de Marinka y desde ahí puede ver las rutas de suministro [la posición estratégica de Marinka radica en que se encuentra en altura, de ahí que su control implique control a fuego de una amplia zona alrededor de Donetsk en la parte sur-Ed]. Hay una operación en marcha para capturar Artyomovsk, el nudo más importante en la defensa enemiga. Al norte, hay batallas en dirección a Seversk. Las tropas ucranianas no tienen la posibilidad de concentrar grandes fuerzas en una única dirección.

Se ven obligados a enviar “brigadas de fuego” aquí y allá. Creo que el antiguo comandante, Sergey Surovikin, realizó los preparativos para esto antes de entregar el mando al jefe del Estado Mayor Gerasimov, que ahora es responsable de todo: tanto de los éxitos como de las derrotas, si es que las hubiera. Pero puede que esto sea la expansión del formato de operación especial de la que, junto al suministro de tanques, habló el Ministerio de Defensa al explicar el cambio de personal.

Sí, durante este conflicto, también han quedado patentes los problemas de la maquinaria militar rusa, pero es bueno que se hayan observado ahora. Los hay que puedan pensar que “es probable que el Comando Supremo no tenga toda la información”. La tienen, lo sé de buena mano. Personas que no son jóvenes y que llevan años viviendo en el país saben perfectamente que es inútil esperar decisiones drásticas de personal de Vladimir Putin. En general, se esperan soluciones. Algunos pueden esperar que rueden cabezas y que se retiren galones, pero esas no son las formas del presidente. Hay una lista de cosas que faltan. También es necesario comprender donde están esas necesidades. Hay que ver cómo la industria y las autoridades del Ministerio de Defensa lidian con ello.