Promesas futuras y fiascos pasados

Artículo Original: Alexander Dolgov

Las carreras sobre rastrillos siguen siendo un entretenimiento nacional en Ucrania. O una tradición. Otras naciones ni siquiera se acercan a la Ucrania moderna en este gracioso (visto desde fuera) pero doloroso proceso para los participantes. En él cada victoria potencial se convierte en derrota. Y cuanto más pretenciosa sea la promesa, más amargo es el resultado final. El otro día, entre bombo publicitario, se anunció “el primer tren de carga de la historia de la Ucrania independiente en la ruta Ucrania-República Popular China”.

“Ucrania no puede ignorar la demanda y potencial como transporte intermodal, especialmente con los países asiáticos, así que la renovación y desarrollo de la infraestructura para el formato mar-tren será una de las tareas de la “gran reconstrucción” de los próximos años”, afirmó el ministro de Infraestructuras de Ucrania Oleksandr Kubrakov ante la prensa. Se ha informado de que el convoy está compuesto de 43 contenedores con leña para exportación. Camino a Xi’an, el tren recorrerá 10.000 km a través del territorio de cuatro países en una ruta que llevará aproximadamente 18 días.

La memoria es corta, muy corta. Hay que recordar que Ucrania ya envió el primer tren bajo el eslogan “locomotora a través de dos mares” en 2016. Es más, en aquel momento fue algo aún más pretencioso: una alternativa a la ruta a través de Rusia. Para inaugurar la nueva ruta Ucrania-China, el tren salió del puerto de Ilichevsk al sonido de la orquesta, discursos de los políticos y las palabras de despedida del entonces gobernador de Odessa: Mijaíl Saakashvili. La ruta tuvo que superar los 11 días de viaje y toda Ucrania, conteniendo la respiración, vio el progreso diario de los diez vagones de tren que iban o vacíos o llenos de productos desconocidos.

El tren no justificó sus esperanzas. En primer lugar, los ucranianos lo enviaron a un puerto de Bulgaria, donde sufrió retrasos en la frontera, y después se perdió completamente durante días en las estepas de Kazajistán. Incluso se llegó a pensar que estaba cubierto de nieve, pero otros trenes kazajos seguían haciendo esa misma ruta sin problemas. Resulta que Ucrania simplemente había olvidado pagar por el tránsito del tren por el territorio y había quedado paralizado en alguna estación. Así que la conquista de la ruta Ucrania-Mar Negro-Georgia-Azerbaiyán-Mar Caspio-Kazajistán-China quedó en un gran signo de interrogación.

Al final, la épica terminó el decimoctavo día con la llegada del pobre tren a la estación de Dostyk, cerca de la frontera kazajo-china una semana más tarde de lo previsto. El coste del transporte de cada contenedor fue de casi 8000 dólares (la ruta rusa en aquel momento no superaba los 3.900). El tren fue desmantelado y no volvieron ni siquiera los contenedores. La prometida victoria resultó ser un desastre y otro fiasco. Pero ahora hay un nuevo intento. Y la ruta se ha alargado: aquella fue de 6.100 km y esta de 10.000. Se prevé 18 días para todo el trayecto. Pero, al contrario que en el primer intento, los contenedores no llevan aire sino producto de exportación: madera. No se ha dicho nada de la viabilidad de la logística, pero la leña en los contenedores en ese tipo de transporte se convertirá seguro en oro. Existen todos los motivos para creer que el segundo intento de crear un hub alternativo a Rusia acabará como el primero.

Sin embargo, Kiev no se rinde. El esperado fiasco del tren ya ha quedado bloqueado en la memoria colectiva ante una inminente victoria. ¿Recuerdan el proyecto Muro de Arseniy Yatseniuk, según el cual Ucrania iba a vallarse por 4.000 millones de rublos, con lo que iba a aislarse de Rusia con una potente fortificación en la frontera? El resultado degeneró en la construcción de una zanja a lo largo de la frontera y en la construcción de una valla de metal en algunas partes. En ciertos puntos, las familias lo utilizaron temporalmente para vallar sus jardines. El dinero no llegó, así que el proyecto decayó, pero Yatseniuk mejoró notablemente sus finanzas. Diferentes personas quisieron imputarle por ello, pero no se llegó a nada, más o menos como con el propio proyecto.

Ahora en Kiev se anuncia el lanzamiento de algo como el proyecto Muro-2 o Dos Muros. El nuevo ministro del Interior ha afirmado que Ucrania ha cambiado en ocho años y ahora puede construir dos muros a la vez: en la frontera de Bielorrusia y en la de Rusia. Ucrania debe implementar este proyecto antes de 2023. Sin embargo, requerirá mucho más dinero, alrededor de 17.000 millones de grivnas (sobre 650 millones de dólares). Ucrania, según el ministro, tiene suficientes recursos para ello (no lo dudamos, especialmente si Ucrania ha suministrado concertinas para Lituania como ayuda humanitaria), pero les recomendamos que empiecen a cavar zanjas inmediatamente. Suponiendo que haya suficientes excavadoras.

Para trabajar, no para vender. O se puede combinar: cargar tierra de la frontera a contenedores y vendérsela a China diciendo que es tierra negra de Ucrania. Puede ser más cara que la madera sin tratar. Pero recuerden que cada promesa de victoria a la larga se convierte en otro fiasco o en otra farsa repetida.