La esperanza es lo último que se pierde

La visita de esta semana a Alemania del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky ha contado con un tema central: la cuestión del gas y, especialmente, el intento de Ucrania de minimizar los daños económicos que para el país va a suponer la entrada en funcionamiento del gasoducto Nord Stream-2, que une directamente Rusia y su principal cliente en la Unión Europea, Alemania. Tras años con la esperanza de que Estados Unidos fuera capaz de obligar a Alemania, principal beneficiaria, a cancelar el proyecto, Ucrania trata ahora de lograr una compensación económica por las pérdidas que supondrá el descenso del volumen de gas ruso que transitará por el país.

Según la prensa alemana, el presidente ucraniano exige recibir una indemnización de entre 2.000 y 3.000 millones de dólares, además de una serie de créditos por valor de 5.000 millones y diez años de garantía de que seguirá produciéndose tránsito de gas ruso a través de Ucrania. Pese a haber declarado a Rusia Estado agresor y alegar que es contra Rusia contra quien libra la guerra en Donbass, Ucrania sigue sin romper relaciones políticas o económicas con Moscú. Al contrario, sigue exigiendo que el gas ruso transite por el país.

Sin embargo, no ha desaparecido aún la falsa esperanza de que Estados Unidos, principal valedor de Ucrania en la comunidad internacional y país del que depende a día de hoy Ucrania, vaya a solucionar el problema acabando con el proyecto. Aunque Estados Unidos haya renunciado aparentemente a impedir la finalización de las obras por medio de sanciones, Kiev sigue esperando que Washington disponga de herramientas y voluntad para destruir el Nord Stream-2.

Así lo reflejaba ayer Antifashist:

El gasoducto Nord Stream-2 aún puede ser paralizado en cualquier fase, incluso después de su lanzamiento. Estados Unidos puede hacerlo por medio de sanciones contra los europeos. Es lo que afirmó en una aparición en Dom, el canal de televisión ucraniano pensado para los territorios no controlados por Kiev, Yury Vitrenko, director ejecutivo de Naftogaz Ukraina.

“Incluso aunque se inicie, las sanciones de Estados Unidos -y esta es la herramienta más efectiva- no suelen aplicarse a los proyectos en construcción sino a compañías en funcionamiento. Así que creemos que América, consciente del peligro que supone este proyecto para Europa, para todo el mundo libre, aplicará sanciones efectivas que paralizarán este proyecto”, explicó.

Vitrenko aclaró que las sanciones son efectivas solo contra las compañías europeas, ya que las empresas rusas no temen las sanciones porque trabajan solo en Rusia. “Las sanciones americanas son problemáticas para las empresas europeas, ya que las empresas europeas trabajan con empresas americanas o con otras empresas europeas que, por su parte, temen las sanciones americanas”, afirmó.

El CEO de Naftogaz cree que debería imponerse sanciones específicamente contra Nord Stream 2 AG. “Es una empresa suiza que ya ha solicitado ser el operador del gasoducto. Serían efectivas sanciones contra esta compañía, ya que otras empresas europeas no querrían trabajar con ella. Los bancos no querrán trabajar con esta empresa ni con otras que participen en este gasoducto”, alegó Vitrenko.

La esperanza es lo último que se pierde, pero, por si esas falsas esperanzas en el poder de Estados Unidos no se cumplen, Kiev busca ya una alternativa económica, en este caso, un cúmulo de gas que circule de este a oeste y fondos que circulen de oeste a este.