Cuando quedan apenas unas semanas para que Ucrania celebre por todo lo alto el 30º aniversario de su independencia de la Unión Soviética, el que fuera el segundo presidente de la Ucrania independiente ha admitido abiertamente algo que siempre ha sido evidente: las élites políticas manipularon a la población en su búsqueda de la independencia.
Artículo Original: Colonel Cassad
Kuchma sobre el colapso del a Unión Soviética:
“Por todo hay que pagar. También hay que pagar por la independencia. Quién pagará qué suma es la segunda pregunta. La cantidad más grande la paga la gente corriente. Porque se creen las promesas. En cierta forma, engañamos a esas personas cuando dijimos que Ucrania alimentaba a toda Rusia, considerando todo lo que se producía en Ucrania a precios de mercado, pero no lo que Rusia nos suministraba a nosotros”.
Según Kuchma, alrededor de 1989, nuestro Instituto de Economía realizó el cálculo de la balanza de pagos de Ucrania y Rusia: era “seriamente negativo”. Al fin y al cabo, Ucrania recibía gas y petróleo a precios “que son mucho más bajos que el té, más bajos que el agua”. El ajuste de cuentas llegó inmediatamente, cuando Rusia pasó a comerciar según los precios de mercado. Y eso provocó en Ucrania una hiperinflación que no había en ninguna de las otras exrepúblicas soviéticas.
En las Repúblicas (no solo en Ucrania), se decía que Rusia se las estaba comiendo y que, si se separaban, se curarían inmediatamente.
1991: En cinco años viviremos como en Francia.
2004: En diez años viviremos como en Polonia.
2015: En veinte años viviremos como con Yanukovich.
En la República Socialista Soviética de Rusia, se decía que las repúblicas se estaban comiendo a Rusia y que, si se separaba de las repúblicas, inmediatamente llegaría la felicidad.
En realidad, se trataba de la destrucción de un organismo en partes para posteriormente acabar con él. A consecuencia de ello, todos los pueblos fueron cínicamente robados o, como dice Kuchma “un poco engañados”. Eso que se llamó “empezar a vivir sin mentiras”.
Por supuesto, ni en Ucrania ni en la Federación Rusa (como en las demás exrepúblicas soviéticas), quienes cometieron ese “pequeño engaño” tuvieron que responder por lo que habían hecho.
La treta, por cierto, no es nueva y periódicamente se puede encontrar su rastro en la Federación Rusa actual en dos conocidos eslóganes: “Ya basta de dar de comer a Moscú” contra “Ya basta de dar de comer al Cáucaso”. No es difícil adivinar que los objetivos son los mismos que en 1991.
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