Artículo Original: Antifashist
Otro curso académico acaba de terminar en las escuelas de la RPD. En los siete años de existencia de la República, los colegios han dado ya ocho clases de graduados. Y, si en el año 2013-2014 la mayoría de los estudiantes habían acudido por primera vez al colegio en el primer curso bajo la bandera ucraniana y habían estudiado de acuerdo con el programa ucraniano, los últimos siete años se han pasado bajo las banderas y los símbolos de la RPD. Con los cambios en el programa que ello acarrea.
La RPD ha existido ya durante un periodo de tiempo relativamente largo, por lo que el 1 de septiembre acudirán por primera vez al colegio estudiantes nacidos en la RPD, que habrán vivido en la República toda su vida, que no habrán experimentado la vida en paz y que no se identifican en absoluto con Ucrania. Niños y niñas que consideran las palabras Ucrania y guerra como conceptos sinónimos.
Es más, a partir de ahora, no quedarán estudiantes que hayan estudiado en Ucrania más allá de quinto curso. Solo podrán recordar las lecciones bajo las banderas azules y amarillas de la escuela elemental. Y la diferencia entre cuarto y quinto es enorme, en muchos sentidos supera la diferencia entre el instituto y la universidad. De hecho, ayer ibas al colegio y todas las clases eran impartidas por el mismo profesor, ese que habías conocido desde primero y que, al margen de lo estricto que fuera en apariencia, hacía todo lo que podía para ayudar en cualquier situación. Y hoy te encuentras en un mundo diferente en el que hay todo tipo de nuevas clases, cada materia es impartida por una persona diferente y el nivel de responsabilidad y presión ha aumentado notablemente. Y lo más importante, no hay lecciones de historia en la escuela elemental, ya que se trata de una materia que se incorpora gradualmente a partir de quinto curso. Es entonces cuando cada estudiante recibe la primera información consciente sobre política y el orden mundial.
En resumen, no queda en los colegios de la RPD ningún estudiante que tenga el más mínimo vínculo, al menos un vínculo positivo, con Ucrania. Eso significa que toda una nueva generación de residentes de Donbass se ha perdido irremediablemente para Ucrania.
Sobre el día de la última campana en sí, este año se ha celebrado con un sentimiento especial, ya que, el año pasado, los graduados se vieron privados de la ocasión de celebrar una gran fiesta a causa del coronavirus y este año gran parte de las restricciones se han levantado. Así que los estudiantes han intentado celebrarlo al máximo.
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