Artículo Original: Alexey Zotiev
Observando lo que ocurre en el territorio del país vecino, se puede llegar a pensar que el destino del país está predeterminado, que su historia lleva meses, o incluso años, escrita y que ni siquiera está sujeta a discusión. Alguien ha decidido que está garantizado que Rusia atacará Ucrania y lo presenta, ni siquiera como un hecho consumado, sino como algo obviamente inevitable.
Esta situación beneficia ante todo a Estados Unidos, que ha recibido la oportunidad semilegal de aumentar el número de su agrupación armada en Europa. Pero el escenario puesto en marcha por Occidente como colectivo parece cada vez menos una cortina de humo para que Estados Unidos aumente su ya excesiva influencia en Europa y los países postsoviéticos y más una preparación para operaciones militares que, contrariamente a la lógica, comenzarían según un calendario previamente anunciado.
La fecha de la “invasión rusa” ya se ha anunciado: el 16 de febrero. Al contrario que anteriores “predicciones”, cuenta con hechos para probarla. No, no acciones de Rusia sino de Occidente, cuyos representantes están evacuando, no solo a sus misiones diplomáticas, sino también a civiles que residen, temporal o permanentemente, en el territorio de Ucrania. Por ahora, Estados Unidos, Australia, Canadá y el Reino Unido han reducido su presencia diplomática en el territorio de Ucrania y Rusia ha retirado también a parte del personal de su misión diplomática ya que teme provocaciones contra sus diplomáticos [no sería la primera vez que la embajada rusa sufre un ataque de la extrema derecha-Ed].
En solo 24 horas, los ministerios de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, Corea del Sur, Japón, Letonia, Noruega, Reino Unido, Macedonia del Norte, Montenegro, Kuwait, Bélgica y Estonia han apelado a sus ciudadanos a abandonar Ucrania y evitar visitar el territorio del país en el futuro inmediato.
Algunos países están incluso retirando a sus observadores de la misión de observación de la OSCE y países como Serbia han empezado a comprar sal, harina y productos petrolíferos, ya que las autoridades del país “no pueden pretender que nada está ocurriendo”. El único ministerio de Asuntos Exteriores que aún no ha recomendado a sus ciudadanos que abandonen el país, al borde de la guerra con Rusia, ha sido el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania. Aunque el éxodo de ucranianos de Ucrania solucionaría muchos problemas.
En cuanto a los ciudadanos estadounidenses, que en los últimos años han disfrutado mucho de Ucrania y han inundado el país, su situación se desarrolla según un brutal escenario que dice que la tormenta estallará pronto en Ucrania.
Ayer se supo que los empleados del Departamento de Estado están contactando personalmente con sus ciudadanos en Ucrania para animarles a abandonar el país. Así lo informó The Telegraph citando al periodista de Buzzfeed Christopher Miller. “Me acaba de llamar un hombre y me ha leído un guion preparado que llama a todos los americanos a abandonar Ucrania. También preguntó si había abandonado el país. Respondí que me quedaba como periodista. Se me recomendó tener más cuidado”, afirmó una de las fuentes.
Al mismo tiempo, en el contexto de este éxodo general de Ucrania, diplomáticos y políticos de Occidente, que ha sido el iniciador de esta histeria general, anunciando ellos mismos la fecha de la ofensiva rusa ganan cierto margen de maniobra añadiendo que la agresión puede tener lugar “en otro formato”.
“Existe el riesgo de invasión a gran escala, pero también hay riesgo de acciones agresivas de otro tipo, incluyendo intentos de derrocar al Gobierno de Kiev, ataques híbridos o ciberataques y otras formas de agresión rusa. No hay certezas, pero se sabe que la acumulación militar continúa. Hemos visto retórica amenazante de la parte rusa y sabemos que muchos oficiales de la inteligencia rusa ya están operando en Ucrania. Hay ejemplos de cómo Rusia ha utilizado la fuerza contra Ucrania en el pasado”, afirmó el 11 de febrero el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg.
Leyendo el sinsentido que la prensa occidental y ucraniana publican a diario y viendo el éxodo masivo de extranjeros de Ucrania, incluidos los oficiales, se me ocurre una cosa: ¿por qué Rusia, decidida a marcar la tierra del país vecino con las huellas de sus tanques, no ha pedido a sus ciudadanos que abandonen el territorio del país y de las Repúblicas Populares que, según el guion escrito por Occidente, se convertirán en el principal teatro de operaciones militares? No cuentan ahí los diplomáticos, un pequeño círculo de personas que, en la actual situación, al margen de si Rusia ataca o no, están realmente en peligro.
Todo lo que está ocurriendo en Ucrania sugiere que, según el escenario que se está preparando, Ucrania no será víctima sino la fuente de una agresión a la que Rusia tendrá que reaccionar. Y ese conflicto del que tanto se habla en Occidente y que se da por hecho, no tendría lugar en el plano Rusia-OTAN sino exclusivamente entre Rusia y Ucrania.
¿Por qué? Es muy simple. Los políticos occidentales que no confían en el poder de su inflado bloque militar y quieren saber cuál es el potencial militar real de nuestro país. Y si ante un ataque ucraniano a las Repúblicas Populares de Donbass Rusia cede o comete una serie de errores fatales, Occidente, creyendo en su propia fuerza, endurecerá la retórica, dándose cuenta de que el balón está en su tejado. Y si la reacción a la estupidez de Kiev es rápida y dura, los “aliados” sacarán las conclusiones correctas y continuarán su poco prometedora política de presión económica y política contra Rusia.
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