Pese al optimismo con el que se han visto las limitadas concesiones de Joe Biden tras su reunión virtual con Vladimir Putin -AP publicó ayer citando fuentes del Gobierno que Estados Unidos se comprometió a favorecer que Ucrania cumpla los acuerdos de Minsk y a retrasar en al menos una década la entrada del país en la OTAN, ambas ideas desmentidas por representantes del Gobierno tras la reunión con Zelensky, lo que indica que continúa la política estadounidense de dar a entender una cosa a Rusia y otra a Ucrania-, Rusia no solo no ha moderado su retórica hacia Ucrania sino que ayer, por medio de figuras de evidente peso político y militar, volvió a denunciar la agresión militar ucraniana contra Donbass en términos más duros de lo habitual. Por la tarde, Vladimir Putin afirmó que la rusofobia es el primer paso hacia el genocidio, insistiendo en que el uso de este término en este caso no devalúa el concepto.
Antes, Valeri Gerasimov había marcado ciertas líneas rojas al denunciar la situación en el frente de Donbass y el uso de la fuerza por parte de Ucrania. Así lo recogía ayer el periodista de Komsomolskaya Pravda Alexander Kots:
Los países de la OTAN prestan excesiva atención a los movimientos de tropas en el territorio de la Federación Rusa. Es lo que afirmó Valeri Gerasimov, jefe del Estado Mayor de la Defensa de la Federación Rusa en una reunión con los agregados militares extranjeros. En su opinión, el despliegue de unidades para entrenamiento de combate es una práctica rutinaria para las fuerzas armadas de cualquier estado. La actividad militar se realiza en el territorio nacional y no requiere ser notificada. Gerasimov insistió también en que la información diseminada por la prensa sobre la supuesta intención de Rusia de invadir de forma inminente Ucrania es falsa.
“Al mismo tiempo, el suministro de helicópteros, vehículos aéreos no tripulados y aeroplanos a Ucrania está empujando a las autoridades ucranianas a dar pasos drásticos y peligrosos. Kiev no está cumpliendo los acuerdos de Minsk. Las Fuerzas Armadas de Ucrania han declarado el comienzo del uso en Donbass de misiles antitanque Javelin, que fueron suministrados por Estados Unidos, y también el uso de vehículos aéreos de reconocimiento y ataque de producción turca. La consecuencia es que una situación ya de por sí tensa en el este de ese país está escalando”, afirmó Gerasimov. “Sin embargo, cualquier provocación de las autoridades ucranianas para la resolución del problema de Donbass por la fuerza será suprimida”.
El jefe del Estado Mayor no especificó quién ni cómo debería suprimirlas, un matiz significativo, igual que la respuesta de Vladimir Putin a la pregunta de si Rusia va a atacar Ucrania. No hubo un sí o no rotundo. Sin embargo, en el caso de Gerasimov, la pista es más que evidente. En caso de una agresión ucraniana a gran escala contra Donbass, Moscú siente el derecho moral y legal a acudir en defensa de la población civil, entre la que se encuentran más de 600.000 ciudadanos rusos.
Gerasimov es un peso pesado del establishment militar ruso y sus artículos son analizados por expertos occidentales como si fueran dogma. Un ejemplo claro destaca sobre los demás: una mala traducción de un artículo de Gerasimov fue entendido por una parte importante del establishment mediático estadounidense, no solo como la admisión de una actitud expansionista y agresiva rusa sino como doctrina. Un analista con gran éxito en los medios, que posteriormente hubo de admitir su error, lo calificó de “doctrina Gerasimov”.
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