La semana pasada, las autoridades ucranianas reafirmaron una vez más su intención de no cumplir con parte de los compromisos adquiridos con su firma en los acuerdos de Minsk -que Ucrania sigue defendiendo como vía hacia la paz y que no ha abandonado pese a las continuas amenazas de hacerlo- mientras sigue exigiendo a la otra parte no solo el cumplimiento completo de sus compromisos sino concesiones adicionales. Decidida a utilizar las conversaciones de Minsk para conseguir sus objetivos -principalmente pactar treguas cuando le son útiles y realizar intercambios de prisioneros-, Ucrania sigue teniendo todas sus esperanzas puestas en el formato de Normandía, en el que negocia directamente con el país agresor y en el que no tienen voz ni voto la RPD y la RPL.
Tras la resonada cumbre de París, cuya celebración y resultados fueron alabados por la prensa como un paso hacia la paz, ninguno de los puntos acordados -todos ellos extremadamente básicos y que difícilmente podían considerarse pasos reales hacia un cambio real sobre el terreno- se ha cumplido y la situación en Donbass no ha variado. Sí que ha supuesto un cambio la pandemia de coronavirus, que ha hecho pasar desapercibido el hecho de que la nueva cumbre de líderes del formato Normandía debía celebrarse en abril.
Dicha cumbre debía acordar pasos adicionales hacia la paz y la resolución política al conflicto en Donbass. Sin embargo, ante el incumplimiento de los acuerdos alcanzados en diciembre de 2019 en París, Rusia -que en el formato Normandía es la única voz que representa los intereses de Donbass- ha mostrado su rechazo a celebrar una nueva cumbre que no podría lograr resultado alguno.
Así lo recogía esta semana Izvestia:
Es inútil celebrar la cumbre del “formato Normandía” planeada para abril a causa de la postura de las autoridades ucranianas. Así lo afirmó el lunes, 27 de abril, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov.
“No puede ponerse sobre la mesa ninguna cumbre, porque todo lo que se acordó en la cumbre de París ha sido bloqueado en el trabajo del Grupo de Contacto y con las actividades del Parlamento de Ucrania y el Gobierno de Ucrania por la postura de las autoridades de Kiev”, afirmó Lavrov durante una conferencia ante estudiantes del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú.
El ministro apuntó que los esfuerzos del jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Ermak, y el director adjunto de la Administración Presidencial rusa, Dmitry Kozak, hacia un acuerdo político sobre Donbass se encuentran en punto muerto. Según Lavrov, “esos intentos están siendo torpedeados y hay acusaciones de traición contra el señor Ermak por atreverse a discutir cómo implementar concretamente los acuerdos de Minsk”.
Sin embargo, para finales de esta semana está prevista una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores del Cuarteto de Normandía en formato de videoconferencia. Según explicó Lavrov, la agenda de esta “videollamada” está siendo preparada.
Antes, el 25 de abril, Lavrov afirmó que Kiev ha saboteado la parte política de los acuerdos de Minsk sobre Donbass. Según el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, la parte ucraniana se niega a discutir los aspectos legales del estatus especial para Donbass y su consolidación en la legislación de Ucrania.
El Kremlin también ha manifestado que no se han producido progresos por parte de Kiev en la implementación de los acuerdos de Minsk.
En abril, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky habló de sus planes para conseguir que Donbass vuelva a control de Kiev. Así, Zelensky pretende esperar a que las “tropas” abandonen la región, entonces recuperar el control de la frontera con Rusia y después celebrar elecciones en la región. Sin embargo, esta secuencia contradice los acuerdos de Minsk.
Pese a la insistencia de Lavrov de lo inadecuado de celebrar la nueva cumbre que espera Ucrania antes de que el país haya cumplido con los compromisos adquiridos en la anterior, los actos de Rusia reafirman que su postura tampoco ha cambiado: Moscú continúa exigiendo a Kiev que cumpla con los puntos pactados y sigue amenazando con bloquear futuras cumbres, pero continúa con la preparación previa de esa posible cumbre en el formato de negociación de los ministros de Asuntos Exteriores.
Ante el repetido incumplimiento de Kiev de los acuerdos firmados, las próximas semanas dirán si las amenazas rusas de bloquear una futura cumbre de líderes del formato Normandía buscan realmente cambiar la actitud de Ucrania o si buscan únicamente mínimos gestos -como la retirada de armamento de lugares de escasa relevancia militar, como ocurrió en diciembre- para justificar la celebración de una nueva cumbre a pesar de que los resultados de la cumbre de París han quedado en nada.
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