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Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, Gorlovka, LPR, Ucrania

Lo más difícil del estado de guerra

Artículo Original: Denis Grigoriuk

Un extraño tuvo que darme en el brazo dos veces para que despertara, fui intentando no dormirme durante todo el trayecto. Leía a García Márquez, pero el sentido de las palabras se perdía; escuchaba música, pero me mareaba aún más; miraba por la ventana de la nueva ruta a Gorlovka, pero el sueño me podía. Me desperté cuando el chófer paró para recoger a otro pasajero en Yasinovataya, pero cedí y me desperté en mi destino.

Decidí ir a Gorlovka el 27 de julio al ver un mensaje del alcalde local Ivan Prijodko en Telegram. El alcalde invitaba a un réquiem por los residentes de Gorlovka que murieron hace siete años a causa de un ataque de artillería de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Sabía que no llegaría al acto oficial, ya que el autobús salía a las 9:30, pero aun así decidí que quería volver a la ciudad en el aniversario de este trágico día.

La calle Pushkin está llena de bonitos edificios de la época de Stalin, aunque golpeados por la guerra. Necesitarían ser restaurados. Desde este punto comienza la visita a Gorlovka. La calle Pushkin es lo primero que ven los visitantes al bajarse del autobús. En la calle paralela, hay un monumento a Piotr Gorlov, un ingeniero geólogo ruso que fue uno de los primeros en participar en el desarrollo de los depósitos de carbón en Donbass. La ciudad lleva su nombre.

Edificios de pisos con pequeños balcones, columnas desconchadas y grietas en la fachada, eso es lo que vi en Gorlovka la primera vez en 2009. Poco ha cambiado desde entonces. Incluso los carteles del pequeño comercio siguen siendo los mismos. Los dejaron los viejos dueños y los nuevos no se han molestado en cambiarlos. Pero si a los 17 esas viejas stalinkas parecían algo arcaico, al borde de los 30, por el contrario, me causan interés. Veía esos edificios a diario cuando estudiaba en Gorlovka, pero no prestaba atención a los “cansados” ladrillos sobre las ventanas.

Vivía en el cruce de Pushkin y Gorky, cómodamente situado entre dos muesos. Los visité a menudo, pasaba por el centro de arte y el fin de semana, cuando tenía que volver a Donetsk, pasaba por el centro de historia de camino a la estación. Al ver las fachadas de la calle Pushkin, observé los pequeños restos de los “mordiscos” de la actual guerra. Se encuentran por toda la fachada y los golpes no solo son apreciables en ventanas y balcones, sino también en las partes decorativas. La artillería ucraniana ha golpeado el centro de Gorlovka y se puede encontrar agujeros de metralla en numerosos edificios.

Como el centro de cualquier ciudad, el corazón de Gorlovka está limpio y bien cuidado. La iglesia de la Epifanía sorprende especialmente. Se inauguró poco antes de la guerra, en junio de 2013. Las autoridades han cambiado los bancos, han reparado la fuente en la Plaza de la Victoria y lo han cerrado con una valla. Los niños juegan alrededor, corren de lado a lado persiguiendo las gotas que vuelan con el viento de julio.

Junto a la plaza central, en la calle Gagarin, está la escuela técnica. En agosto de 2017, apareció en su pared el grafiti de la “Madonna de Gorlovka”, dedicado a Cristina y Kira Zhuk, que murieron el 17 de julio de 2014 a consecuencia del ataque de artillería del Ejército Ucraniano. En el momento del bombardeo, la joven madre abrazaba a su hija para protegerla con su cuerpo. Ambas encontraron la muerte en esa postura. En fotografías, Kira y Cristina parecían La Virgen y el Niño. La similitud con el cuadro dio lugar al grafiti. Cuatro años después de que fuera inaugurado, la pintura se ha atenuado y partes se están borrando completamente.

A unas pocas paradas de autobús se encuentra el lugar en el que estallaron las bombas del Ejército Ucraniano. No muy lejos se encuentra el lugar en el que alquilaba un piso en mis últimos años de instituto. En el supermercado de una jruschovka como las demás en la calle de la Victoria hacía la compra. Allí, por el paseo, solía haber muchos puestos callejeros, personas que vendían las “riquezas” de sus huertas. Había transporte público hasta ese lugar. La parada se llamaba Melody por una pequeña tienda de música en la esquina. Era un lugar concurrido. Es ahí donde estallaron las bombas en el verano de 2014.

“Los atacantes han dado otro golpe al centro de Gorlovka. La ciudad sigue en manos de la milicia. Testigos hablan de 10-12 muertos, muchos heridos. En la Avenida de la Victoria, entre las calles Cherny Didenko y Herzen, por disparos con Grad, han sufrido daños el supermercado, un edificio residencial de cinco pisos, varias tiendas y la farmacia”, se informó entonces. Aquel día es recordado en Gorlovka como el “domingo sangriento”.

Inicialmente, las autoridades republicanas instalaron una roca memorial en ese lugar y después, en el tercer aniversario del bombardeo, se colocó un pequeño monumento. Los nombres de los 235 residentes de Gorlovka que han muerto durante la guerra están ahí grabados. El memorial también incluye la escultura de un ángel y una estructura de granito con la inscripción “Memoria eterna a los civiles de Gorlovka que murieron a consecuencia de la agresión de la junta de Kiev 2014-2017”.

“Esta es una página negra en la historia de nuestra ciudad, una fecha que nunca olvidaremos. Recordaremos siempre a los residentes inocentes asesinados en Gorlovka, a todos los que ya no están con nosotros”, escribió en su canal de Telegram acompañando las imágenes del memorial el alcalde Prijodko.

Las losas de granito estaban cubiertas de una manta de flores; la inscripción, rodeada de peluches y a los pies del ángel había velas. Los nombres de las víctimas apenas eran visibles. El acto había acabado horas antes, pero la población local seguía viniendo. Uno a uno o por parejas, residentes de diferentes edades se acercaban con flores. Algunos venían y hacían una foto. Una mujer se acercó, recogió uno de los ramos, que se había caído, y lo colocó entre los peluches, se quedó un poco más, pronunció las palabras que suelen pronunciarse en esos casos a los hombres que estaban allí y desapareció entre el flujo de personas.

A lo largo de la guerra he visto muchas ciudades como Gorlovka. Se puede ver agujeros de metralla en las paredes de sus edificios y hay lugares en los que se realizan homenajes, pero para mí esta ciudad tiene un valor especial. Puede que sea porque conocía Gorlovka antes de que comenzara la guerra y he conocido gran parte de las localidades del frente durante la batalla. Incluso las zonas “calientes” de Donetsk las conocí tras los bombardeos (a excepción de la avenida Kievsky, la calle Stratovnavtov y el puente Putilovsky, por el que pasaba el autobús hacia Gorlovka). Lo más difícil en un estado de guerra es ver aquellos lugares en los que has conocido días mejores.

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