“Rusia ha celebrado una reunión según la fórmula Arria en Naciones Unidas hoy para, otra vez, promover una falsa narrativa sobre Ucrania”, escribió en Twitter la representación oficial de Estados Unidos en las Naciones Unidas para condenar que la Federación Rusa hubiera dado voz a ciudadanos ucranianos cuyas experiencias y testimonios no se corresponden con la narrativa que Estados Unidos y sus aliados llevan siete años presentando. “Ucrania tiene el apoyo de la comunidad internacional para defender su soberanía e integridad territorial contra la campaña rusa de agresión”, continuaba el mensaje.
Una curiosa forma de condenar dar voz a víctimas de la agresión ucraniana, tanto de la agresión del Ejército Ucraniano en Donbass como de los nacionalistas radicales ucranianos, que prendieron fuego con sus cócteles Molotov a la Casa de los Sindicatos, edificio del que tuvieron que escapar por las ventanas personas como Alexey Albu, que posteriormente hubo de huir de Odessa, acosado tanto por los radicales de extrema derecha como por las autoridades, que en los días posteriores al 2 de mayo de 2014, terminaron, con sus detenciones y acoso, el trabajo iniciado por la extrema derecha: acabar con el movimiento de oposición que se había creado en la ciudad.
Artículo Original: Antifashist
El 5 de mayo, a iniciativa de Rusia, se celebró en el Consejo de Seguridad de Naciones unidas una reunión bajo el título “Odessa siete años después: neonazismo y nacionalismo violento como motores del conflicto en Ucrania”. Participantes de los acontecimientos de 2014 participaron en la reunión por videoconferencia., entre ellos el que fuera jefe adjunto de la policía de Odessa, Dmitry Fuchedzhi y el exdiputado regional y candidato a alcalde de la ciudad Alexey Albu.
También acudió a la reunión el exiliado político y uno de los líderes de Borotba, Sergey Kirichuk, y la residente de Gorlovka Anna Tuv, que perdió a su marido y a su hija [además de un brazo] durante los bombardeos de las Fuerzas Armadas de Ucrania. La residente de Donbass habló sobre los actuales crímenes de los nacionalistas ucranianos y de las tropas ucranianas contra la población civil y de la falta de voluntad de Kiev de investigar esos casos.
Dmitry Polyansky, jefe adjunto de la Misión Permanente de la Federación Rusa en la ONU, compartió sus impresiones sobre la reunión en su canal de Telegram:
“La reunión del Consejo de Seguridad según la Fórmula Arria sobre la tragedia de Odessa y otros crímenes de los nacionalistas en Ucrania ha dejado mal cuerpo, casi hasta la náusea.
Incluso nosotros, los diplomáticos, acostumbrados a la doble vara de medir y a la hipocresía de nuestros colegas occidentales, hemos encontrado difícil mantener la calma. En respuesta a las sinceras y verídicas historias de los testigos de estos hechos, impresiones personales de lo que han experimentado y que no dejarían indiferente a ninguna persona normal, hemos escuchado el habitual mantra de Occidente sobre nuestras acciones destructivas contra Ucrania.
En general, resulta que todo empezó por nuestra culpa (todos los males fueron provocados por un supuesto “proyecto Primavera Rusa), escogimos a provocadores como comparecientes (cómo se atreven a decir eso ante los ojos de Anna Tuv, que perdió a su familia y quedó discapacitada) y en la Crimea ocupada resulta que hemos hecho a millones de personas dependientes de ayuda humanitaria (como se suele decir, sin comentarios).
Al mismo tiempo, en otros casos, los occidentales habitualmente invitan a activistas de Oriente Medio o África como comparecientes que, delante de un trozo de papel escrito en buen inglés o francés, leen detallados testimonios sobre los crímenes y violaciones de los derechos humanos de las autoridades de ciertos países. Se les puede escuchar a ellos, pero no a estos, porque Ucrania, por definición, es buena e inocente y los separatistas pro-rusos y nosotros somos los que hacemos todo el mal allí.
Ninguno de los países occidentales ha intentado debatir o dialogar ni pedir detalles sobre lo que está pasando en Ucrania a quienes lo conocen mejor que nadie. Por eso nos reunimos según la Fórmula Arria.
En general, en lo que se refiere a la hipocresía, probablemente hayan superado al resto los estonios, que han lanzado sobre nosotros toda la basura que se puedan imaginar.
Está claro que los países occidentales no han ganado ningún punto con esta actuación, pero no tienen otra salida: comenzaron mintiendo y distorsionando la realidad, cubriendo las espaldas de las autoridades de Maidan, y ahora tienen que seguir haciéndolo. No hay esperanza de que vayan a apoyar ninguna acción ni afirmación de otros ucranianos y la historia será reescrita según sus parámetros y para ellos todo quedará perdonado.
Es su problema y pueden lidiar con su conciencia. Pero la verdad sobre la tragedia de Odessa, sobre lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en el sudeste de Ucrania en general está empezando a penetrar gradualmente en la ONU. Se hace público y llega a quienes están dispuestos a entender lo que está ocurriendo. Y nuestros colegas occidentales están furiosos por ello, como evidenciaron sus discursos. Bueno, seguiremos enfureciéndoles, no hay otra salida. El agua, como dicen, erosiona la piedra”, escribió.
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