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Alto el fuego, Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Minsk, Rusia, Ucrania

Un acuerdo que solo una parte está dispuesta a cumplir

El ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Sergey Lavrov, ha tratado en profundidad algunos de los temas más importantes de la política exterior del país en una entrevista concedida a RIA Novosti. En ella, Lavrov ha prestado especial atención a la situación en Donbass y a la relación con Ucrania. Con sus declaraciones, el líder de la diplomacia rusa se ha reafirmado en el apoyo a los acuerdos de Minsk y a la búsqueda de la paz siguiendo la máxima de que es mejor una mala paz que una buena guerra.

“Si depende de nosotros y de las milicias, según podemos comprender de su postura, la guerra debe ser evitada. Si hablamos de la parte ucraniana, la parte de Zelensky, no pretendo adivinar, porque según los signos externos, lo principal para él es mantenerse en el poder y está dispuesto a pagar cualquier precio, incluyendo satisfacer a los neonazis y radicales, que siguen declarando a las milicias de Donbass terroristas”, afirmó Lavrov.

Pero la parte más representativa de las declaraciones de Lavrov es la que se refiere a por qué Rusia no ha reconocido ni va a reconocer la independencia de las Repúblicas Populares de Donbass al contrario que hiciera en 2008 con Abjasia y Osetia del Sur tras el ataque de las tropas georgianas en lo conocido como la “guerra olímpica”, que en ocho días terminó con la derrota georgiana y el reconocimiento ruso de la independencia de las dos repúblicas. Frente al deseo de gran parte de la población de Donbass del reconocimiento ruso y de las advertencias de Ucrania y de parte de la prensa de que ese reconocimiento puede llegar en cualquier momento, Lavrov deja claro que esa posibilidad simplemente no existe.

Así lo recogía el miércoles Vzglyad:

El ministro de Asuntos Exteriores Sergey Lavrov ha explicado por qué Rusia no reconoce la independencia de Donbass si en 2008 reconoció Abjasia y Osetia del Sur. Según el ministro, hay analogías entre la situación en Donbass y lo ocurrido en Abjasia y Osetia del Sur, pero también hay una diferencia importante.

“En Abjasia y Osetia del Sur, cuando Saakashvili atacó Tsjinvali, no había ningún acuerdo sobre las posiciones de los pacificadores, entre ellos pacificadores rusos, que podrían asemejarse al paquete de medidas de Minsk. No solo no había nada firmado, sino que simplemente se había discutido el documento “Medvedev-Sarkozy” (entonces presidentes de Rusia y Francia), que sugerían una serie de pasos, pero que no fue firmado por Georgia”, recordó Lavrov en la entrevista de RIA Novosti.

Según Lavrov, “Sarkozy, tras llegar a un acuerdo con nosotros aquí en Moscú, voló a Tbilisi para garantizar que Saakashvili apoyara el documento. “Saakashvili solo firmó el documento tras eliminar sus puntos clave. Sarkozy intentó presentar esto como un compromiso, pero estaba claro para todos. El documento comenzaba con la frase, el preámbulo: la Federación Rusa y la República Francesa, en busca de normalizar la situación en Transcaucasia, ofrecen a Georgia, Osetia del Sur y Abjasia lo siguiente: un alto el fuego. Saakashvili tachó esta frase y dejó solo, como primer punto, el alto el fuego. Desde entonces, Occidente nos sigue exigiendo que implementemos esos acuerdos”, afirmó Lavrov.

“En caso de Donbass, la situación es diferente allí y las conversaciones de 17 horas en Minsk con la participación de los líderes del formato Normandía -el presidente Hollande, la canciller Merkel, el presidente Poroshenko y el presidente Putin- dieron resultado, que fue aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dos días después sin ninguna enmienda adicional, sin ninguna duda de que debía ser implementado”, insistió.

-Vzglyad

El planteamiento de Lavrov, consistente con la postura que ha mantenido la Federación Rusa en estos siete años, parte, sin embargo, de una falsa premisa: la voluntad de Ucrania de firmar dichos acuerdos y cumplir con lo firmado.

En primer lugar, la firma de los dos acuerdos de Minsk (septiembre de 2014 y febrero de 2015) se produjo en momentos de extrema debiliad del Ejército Ucraniano, que se enfrentaba a durísimas derrotas y a retiradas de territorios importantes ante la ofensiva de las Repúblicas Populares. En ambos casos, a iniciativa de Rusia, la RPD y la RPL aceptaron detener esas ofensivas -que posiblemente no habrían conseguido avanzar mucho más allá de sus territorios, pero que habrían podido dañar aún más al Ejército Ucraniano- en momentos de manifiesta debilidad de su oponente.

En segundo lugar, pese a las alabanzas de Lavrov a la maratoniana negociación de Merkel, Hollande, Poroshenko y Putin en Minsk -siempre sin presencia de las Repúblicas Populares, cuyos líderes, que se encontraban en la capital bielorrusa pero no pudieron más que firmar el documento ya pactado y hacerlo a título personal, sin referencia alguna a la RPD y la RPL-, no pasó mucho tiempo hasta que Ucrania dejara clara su intención de no cumplir con varios de los aspectos clave. De la misma manera que Saakashvili eliminó los puntos decisivos del acuerdo presentado por Rusia y Francia, Ucrania lleva seis años insistiendo en que no habrá amnistía general, habrá represalias contra quienes sean considerados colaboracionistas, el estatus especial que Rusia espera convertir en autonomía política no será introducido en la Constitución de Ucrania y, sobre todo, que no habrá negociación política con las Repúblicas Populares, algo calificado recientemente como “línea roja” por el líder de la diplomacia ucraniana.

Sin embargo, tras seis años de tratar de modificar los acuerdos y de vaciar de contenido el único formato de negociación en el que están presentes las Repúblicas Populares, la postura de Rusia sigue siendo la de exigir a los socios de Ucrania que obliguen a Kiev a cumplir un acuerdo que Kiev no tiene intención de cumplir.

“Quienes apoyan a Zelensky y a su equipo categóricamente se niegan a obligarle a cumplir los acuerdos de Minsk. Comprender lo inviable de apostar por el uso de la fuerza, han escuchado las señales de Donetsk y Lugansk sobre su preparación para defender su tierra, su población, que no quiere vivir según las leyes impuestas por neonazis. Y el presidente Putin dejó muy claro que nosotros nuca abandonaremos a las personas que viven en Donbass, a aquellos que se resistieron a un régimen abiertamente radical neonazi”, concluyó Lavrov, que volvió a insistir en la advertencia rusa de que no permitirá la derrota militar de las Repúblicas Populares pero sigue manteniendo una fe ciega en un acuerdo que solo una parte está dispuesta a cumplir.

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