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Armas para la defensa y el ataque

La normalidad ha retornado a la dinámica de la guerra desde el momento en el que el Congreso de Estados Unidos desbloqueó los 60.800 millones de dólares de financiación relacionada con la guerra de Ucrania. Pese a que quedaba pendiente la aprobación final en el Senado, que se ha producido esta noche, la maquinaria militar, política y mediática se ha movilizado rápidamente para hacer llegar lo más rápido posible esas armas al frente y que esa reanudación del flujo de equipamiento militar suponga, a la vez, un elemento de presión contra Rusia y una inyección de moral para las diezmadas tropas ucranianas. El discurso ucraniano, aunque no con el triunfalismo de otras fases de la guerra, ha abandonado ya el temor a la derrota y se encuentra ahora en el estadio de agradecer la asistencia, que define como la herramienta que ayudará a parar al ejército ruso. A juzgar por lo publicado a lo largo de los últimos días por personas tan relevantes como Mijailo Podoliak, que insiste en la necesidad de ruptura política, económica y comercial de Occidente con Rusia y empieza tímidamente a plantear qué tipo de armas necesita Ucrania, es de esperar que, más temprano que tarde, Kiev considere insuficiente la ayuda estadounidense y exija financiación y equipamiento adicional a Washington, Berlín, París o Londres.

El discurso ucraniano y occidental busca un giro en el guion que la prensa ha venido presentando durante las últimas semanas. Explotar o exagerar el peligro de la posible victoria de las topas rusas ya no es necesario y las autoridades dan pasos para que la nueva asistencia no aparente ser solo una forma de apuntalar la defensa sino un paso hacia algún tipo de victoria. En ese sentido, son importantes tanto los éxitos militares reales como aquellos que, aunque más simbólicos que efectivos,puedan ser presentados como tal. Las capitales europeas y norteamericanas son conscientes de la importancia de la situación actual y han querido que el primer paquete de ayuda estadounidense sea especialmente significativo y venga acompañado de la aportación de otros países.

Según publicaba ayer Reuters, la primera entrega de asistencia militar de Estados Unidos será más elevada que en ocasiones anteriores. Washington busca así compensar los retrasos en un momento especialmente sensible para Ucrania. En el frente de Donbass, las tropas rusas han alcanzado en las últimas horas Ocheretino, una localidad al oeste de Avdeevka y cuya importancia estratégica recae en su posición geográfica, en una de las escasas alturas que dominan el sector al oeste de Donetsk. La rapidez con la que Rusia ha avanzado sobre esta posición a priori desfavorable para el ataque y teóricamente sencilla de defender ha sorprendido a Ucrania, que ha ordenado investigar la actuación de la 155ª Brigada por el abandono de sus posiciones. La lucha por la localidad no ha finalizado aún, pero el lunes DeepState, una fuente ucraniana ahora parte del aparato informativo estatal, admitía que la Federación Rusa había capturado el centro y tan solo un distrito de las afueras seguía estando en disputa (las fuentes prorrusas son más prudentes). El empeoramiento de la situación para Ucrania en Donbass es coherente con las últimas declaraciones de Kirilo Budanov, que en una reciente entrevista ha aparcado su habitual triunfalismo para alertar de que la situación de Ucrania será peligrosa el próximo mes de mayo. Ni Budanov ni otros representantes ucranianos alertan ya de una posible derrota, pero sí insisten en que se producirá una más amplia ofensiva rusa. Budanov apunta al intento de capturar los territorios de Donetsk y Lugansk bajo control ucraniano -fundamentalmente la primera, ya que gran parte de la RPL está ya bajo control ruso-, mientras que Andriy Ermak, jefe de la Oficina del Presidente, y su entorno hablan de posibles avances sobre Járkov.

A juzgar por los detalles aportados por Reuters, la primera entrega de material militar estadounidense, que será muy rápida, ya que según las autoridades se encuentra preparada y posiblemente en Europa, incluirá vehículos, misiles antiaéreos Stinger, munición adicional para HIMARS, proyectiles de artillería de 155 milímetros, misiles antitanques TOW y Javelin y otras armas que pueden usarse inmediatamente en el frente. Todo ello, especialmente las armas antitanque, indican la preparación de Ucrania para una fase defensiva, en ningún caso ofensiva, al menos en la guerra terrestre. Sin embargo, en las últimas horas, Zelensky ha indicado la existencia de un acuerdo para la entrega de ATACMS, misiles de largo alcance que Kiev lleva meses exigiendo y con los que previsiblemente tratará de atacar la retaguardia rusa, tanto bases militares, especialmente en Crimea, como infraestructuras críticas e instalaciones logísticas. A ello hay que sumar la búsqueda de armamento antiaéreo, una tarea que el G7 adoptó como propia y que, a juzgar por las presiones a países como Grecia o España, parece haber chocado con la realidad. Tras anunciar el envío de otro sistema Patriot, el cuarto donado por el país, Alemania exige a sus socios actuar de forma similar.

Contrasta la apariencia fundamentalmente defensiva -aunque a la espera de la confirmación de la llegada de misiles estadounidenses- con el carácter más ofensivo del paquete británico. El Reino Unido, cuyo cada vez más beligerante primer ministro anunció ayer que el país pondrá a la industria militar en modo de guerra, ha querido acompañar a su aliado norteamericano con una gran entrega de armas. Por valor de 500 millones de libras, el paquete, el más importante anunciado hasta ahora, incluirá munición, misiles de defensa aérea, vehículos blindados, misiles Storm Shadow y 60 embarcaciones de diferente tipo, incluidas las de asalto en alta mar. El foco del Reino Unido, centrado en Crimea y el mar Negro, parece evidente. “Garantizar que Ucrania gane es lo más importante que podemos hacer para la paz global y la seguridad”, afirmó Rishi Sunnak al anunciar su aportación a la guerra. En la misma línea se mostró, en una rueda de prensa conjunta, Jens Stoltenberg. “Hay un precio que debemos pagar por estar cerca de Rusia, pero será mucho más caro dejar que Putin gane”, afirmó el secretario general de la alianza militar que lleva tres décadas intentando expandirse hacia las fronteras rusas.

Con la reanudación del flujo militar a gran escala, Ucrania debe aún solucionar sus problemas de personal. La aprobación de la ley sobre la movilización no supone automáticamente un cambio en la situación de las tropas ucranianas, con necesidad de reponer sus filas. La agresividad con la que Kiev está llevando esta cuestión es un claro indicador de las dificultades y de la crisis que supone la incapacidad de reponer las bajas. En el pasado, el Gobierno ucraniano ha querido sondear la opinión pública proponiendo, de forma aparentemente casual, la posibilidad de que los países europeos enviaran a los hombres en edad militar (18-60 años) de vuelta a Ucrania. La proposición obtuvo el rechazo rotundo de países como Alemania, horrorizada por la idea de enviar a refugiados a un país en guerra olvidando que esa práctica ha sido común en el caso de Afganistán. Ante la negativa europea, Kiev ha buscado una fórmula alternativa. La nueva legislación obliga a todos los hombres en edad militar a mantener actualizada su cartilla militar o arriesgarse a perder el acceso consular. Las colas en los consulados de los países con mayor población refugiada ucraniana muestran que los hombres han tratado de poner sus papeles en orden antes de la entrada en vigor de la ley. Sin embargo, ayer Dmitro Kuleba anunció un paso más.

“La estancia en el extranjero no exime a un ciudadano de sus responsabilidades para con su patria. Por eso ayer di instrucciones para que se tomen medidas para restablecer un trato justo a los hombres en edad de movilización en Ucrania y en el extranjero. Será justo”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania para confirmar que los hombres en edad militar que se encuentren el extranjero dejarán de recibir servicios consulares. Aparentemente, la medida no solo afecta a los hombres que han abandonado el país desde el inicio de la guerra, sino a todos los nacionales de Ucrania en el extranjero. Pese a las críticas y a la previsible pérdida de apoyo de miles de personas -alrededor de 800.000 hombres en edad militar se encuentran refugiados en la Unión Europea-, Ucrania busca la forma de obligar a sus hombres a regresar al país. La guerra no solo precisa de armamento, sino especialmente de personal que lo maneje. “Si estas personas creen que alguien allí, lejos en el frente, está luchando y dando su vida por este estado, y alguien se sentará en el extranjero, pero al mismo tiempo recibirá servicios de este estado, entonces no funciona de esa manera”, añadió. La guerra es la razón de ser del Estado y luchar en ella es actualmente la definición de ciudadanía.

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