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Kiev, Ucrania, Unión Soviética

Éxitos del pasado

Artículo Original: Andrey Manchuk

Hace sesenta años, el 6 de noviembre de 1960, se inauguró la primera estación del metro Lenin de Kiev. La víspera del aniversario de la revolución de Octubre, la capital ucraniana inauguró oficialmente la primera sección del metro desde la estación Vokzalna a la estación Dniéper, utilizada por decenas de miles de personas. Según los testigos, reinaba en la ciudad una atmósfera de verdadera fiesta y los residentes de otras regiones ucranianas acudían a Kiev solo para pasar por los túneles subterráneos.

El metro de Kiev fue el tercero de la Unión Soviética, solo después del de Moscú y el de Leningrado, mientras otras grandes ciudades europeas aún no disponían de este tipo de transporte a causa de la gran complejidad de la construcción y los grandes costes que esta supone. Kiev era diferente: la creación del primer metro ucraniano fue financiada a nivel de la Unión y para su construcción acudieron los mejores especialistas de diferentes Repúblicas. Es más, el metro podría haberse construido veinte años antes, si su construcción no se hubiese visto retrasada por la guerra y la posterior restauración de la ciudad desde las cenizas.

El proyecto de metro fue considerado por primera vez en Kiev ya en 1884: se pensó en un túnel desde Podil a Bessarabka y después hasta la estación de tren. La Duma local planteó proyectos similares en 1902 y 1916 y fueron discutidos por el breve Hetman Skoropadsky, que era favorable a proyectos de propaganda. Sin embargo, no había suficientes fondos, y los representantes del capital privado no fueron capaces de encontrar el dinero para la construcción de un proyecto subterráneo a tal escala.

La planificación real para el metro de Kiev no comenzó hasta 1936, cuando el Presidium del Consejo Local de la ciudad de Kiev consideró el trabajo de graduación de Papazov para el Instituto de Ingenieros de Transporte de Moscú titulado “Proyecto del metro de Kiev”. En 1938, la ciudad comenzó el trabajo preliminar para preparar la construcción de túneles. En las afueras de Kiev se construyeron dos túneles bajo el Dniéper, así como las vías de la estación del suroeste. Los restos de esas estructuras abandonadas, donde el metro de Kiev tuvo su primer ensayo, se han preservado hasta la actualidad, aunque, sin la necesaria protección del Estado, se desmoronan poco a poco.

Los planes de construcción se recuperaron incluso antes de la Victoria. El 22 de febrero de 1945, el Consejo de Comisarios del Pueblo de la Unión Soviética adoptó la resolución correspondiente sobre la creación de tres líneas de metro en Kiev. Sin embargo, era necesario primero reconstruir Kiev de sus cenizas, por lo que el trabajo real no comenzó hasta 1949, cuando el Ministerio de Ferrocarriles de la Unión Soviética aprobó la formación de las organizaciones “Kievmetrostroy” y Kievmetroproject”.

Los obreros de tuneladoras e ingenieros que trabajaron en el proyecto de construcción del metro ucraniano lo hicieron con gran entusiasmo y en difíciles condiciones geológicas: había que superar los pozos subterráneos llenos de arena y tierra de las colinas de Pechersk. Tuvieron que solucionar problemas únicos y novedosos. Durante la construcción de la estación Arsenalnaya, que sigue teniendo el estatus de la estación más profunda del mundo a una profundidad de 105 metros, ensamblaron un monolito de hormigón de refuerzo de 3.500 toneladas en la superficie y posteriormente fue descendido para colocarse entre las dos escaleras.

El desarrollo del metro de Kiev continuó con rapidez y solo se frenó con la disolución de la Unión Soviética. Aun así, en los noventa y la primera década de los 2000 se siguió desarrollando, aunque fuera solo por inercia. La última estación de metro, Teremki, fue inaugurada en noviembre de 2013, en vísperas del inicio de Euromaidan, tras lo cual la construcción del metro se detuvo. El nuevo Gobierno cambió los nombres de las estaciones “comunistas”, destruyó los mosaicos y bajorrelieves ideológicamente incorrectos, pero en siete años no ha conseguido extender un solo metro de la importante sección a Vinogradar pese a las constantes promesas del patriota alcalde Klitschko.

Ha sido imposible poner en marcha la ya construida estación Lvovskaya Brama, donde solo hace falta finalizar la construcción de la entrada y el túnel que lleva a la superficie. Y las repetidas promesas de llevar el metro a Toyecshina hace tiempo que se han convertido para los ciudadanos de Kiev en un meme. El puente Podolsky sigue incompleto y una gran zona suburbana se ahoga por la falta de transporte. Sus habitantes se ven obligados a hacinarse en los tranvías, arriesgando su salud y sus vidas, como lo hacen en países pobres del tercer mundo.

Los políticos ucranianos siempre han intentado desentenderse de esta vergonzosa situación apelando a los costes de “ATO”. Sin embargo, el metro soviético se siguió construyendo durante los años más difíciles de la guerra, cuando el enemigo estaba literalmente a las puertas de Moscú y todos los recursos del país se destinaban a las necesidades urgentes del frente. La segunda sección de la línea Gorkovsko-Zamoskvoretskaya del metro de Moscú fue inaugurada en el momento álgido de la batalla de Stalingrado, cuando las tropas alemanas se encontraban a solo 150 kilómetros de Moscú y planeaban un nuevo asalto contra la capital soviética.

Los ascensores para la estación Novokuznetsk fueron construidos en la sitiada ciudad de Leningrado y fueron entregados a través del lago Ladoga bajo las bombas. También se construyeron fabulosos mosaicos según los bocetos del artista Alexander Deineka. Se reclutó al extraordinario experto en mosaicos Vladimir Frolov, que, enfermo y aproximándose al final de su vida, trabajó en un taller en el que las explosiones habían hecho explotar las ventanas, bajo la luz de una lámpara de keroseno.

El metro de Moscú sigue ampliándose activamente. Según ha informado recientemente la prensa, entre 2021 y 2023 se prevé inaugurar otras 25 estaciones de metro en la capital rusa, para lo que se construirán 85 kilómetros de túneles, cuatro trenes eléctricos y 33 nudos de transporte. Es más, antiguos empleados de Kievmetrostroy que se quedaron sin trabajo en Kiev y se marcharon al extranjero en busca de un lugar en el que utilizar sus habilidades trabajan en esa construcción ya que nadie les necesita en casa.

Por desgracia el 60º aniversario del metro de Kiev ha llegado en un momento difícil, cuando la construcción está congelada y las autoridades no buscan el desarrollo de la ciudad más allá de la ostentosa construcción del mástil más alto del mundo para la bandera ucraniana más grande. La celebración de esta importante fecha se limitará a encender los candelabros de la estación Zolotie Borota, que habitualmente se mantiene en semioscuridad por el bien de la economía. Este extraordinario espectáculo de luz durará solo un minuto, para que apenas se aprecie. La fecha ha sido cuidadosamente silenciada porque recuerda los éxitos del pasado, especialmente evidentes en comparación con el triste estancamiento del presente. Pero el metro de Kiev seguirá siendo un hito de la era soviética que no puede destruir el bien coordinado equipo de descomunizadores. Un recuerdo del pasado que algún día debería convertirse en el futuro de Ucrania.

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