Artículo Original: Sergey Mirkin
El presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky ha anunciado la posibilidad de celebrar un referéndum sobre el tema de Donbass y Crimea. Pero si un plebiscito sobre el destino de Crimea no afectaría a la situación en la península, que es parte de Rusia, la situación en Donbass es mucho más complicada. Zelensky habló del referéndum después de su conversación con el presidente estadounidense Joe Biden, que vino precedida de la videoconferencia entre el líder norteamericano y el presidente ruso, además de los comentarios de Moscú y Washington sobre las negociaciones. Finalmente ha quedado claro que Estados Unidos no va a luchar por Ucrania, incluso aunque haya una guerra de verdad entre Rusia y Ucrania. Parece que es la idea que Biden trasladó a Zelensky.
Tras la conversación con el líder ucraniano, Biden afirmó que, en caso de guerra entre Rusia y Ucrania, Estados Unidos enviaría tropas a los países de la OTAN, pero no a Ucrania. Antes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, había confirmado que las garantías de la Alianza no se aplican a Ucrania. Esas palabras han sido como un jarro de agua fría para los políticos de Maidan.
Desde 2014, los líderes de Ucrania han repetido que todo el mundo está con ellos contra Rusia. Primero, los propagandistas de Maidan alegaron que todo Occidente daría dinero a Ucrania para dar ejemplo y demostrar los beneficios de la amistad con los países occidentales. Estaban convencidos de que el nivel de vida de Ucrania sería más alto que en Rusia. Los rusos lo verían y querrían organizar un Maidan en casa. Después, en 2015-2016, quedó claro que Occidente no iba a dar de comer a Ucrania. Entonces, los defensores del régimen de Kiev empezaron a argumentar que, si estallaba una guerra entre Rusia y Ucrania, Estados Unidos y la OTAN enviarían su ejército y su marina y sería el fin de Rusia. Sin embargo, estos expertos se contradecían, ya que también alegaban que Ucrania estaba en guerra con Rusia en Donbass.
Después de las palabras de Biden y Stoltenberg, los periodistas y blogueros patrióticos han vuelto a cambiar el chip. Ahora alegan que el Ejército Ucraniano es lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a Rusia por su cuenta, aunque se puede decir que esa tesis es un tanto complaciente. Además, el jefe del Estado Mayor del Ejército Rusia, Valery Gerasimov, afirmó que las provocaciones de las autoridades ucranianas para resolver el conflicto en Donbass por la fuerza serían suprimidas. Todo sigue en el plano político, especialmente teniendo en cuenta que, durante las negociaciones con Zelensky, Biden prometió ayuda en la implementación de los acuerdos de Minsk.
La agencia estadounidense Associated Press escribió que la Casa Blanca va a presionar a Kiev para que garantice algún tipo de autonomía a Donbass. Aparentemente, se trata de la implementación de la parte política de los acuerdos de Minsk, pero Zelensky no quiere seguir ese camino. Tras la conversación con Biden, el líder ucraniano repitió que no va a haber diálogo directo con los representantes de la RPD y la RPL. Esas negociaciones son un requisito necesario para la implementación de los acuerdos de Minsk.
Cualquier diálogo directo entre Zelensky y los líderes de las Repúblicas o, peor aún, la concesión de los derechos previstos por los acuerdos de Minsk a la población de Donbass convertirían al presidente ucraniano en un cadáver político. Todos los oponentes del equipo Ze le acusarían de ser un traidor y trabajar para el Kremlin. El oligarca Rinat Ajmetov, el expresidente Petro Poroshenko o el expresidente del Parlamento Dmitry Razumkov no perderían la ocasión de acosar a Zelensky. Y el exministro del Interior podría sacar a los neonazis bajo su control a las calles. Y todos culparían a Zelensky, no a Estados Unidos. La Casa Blanca tampoco tendría problema en sacrificar a un chivo expiatorio, aunque hubiera seguido sus órdenes. Alguien tiene que ser responsable de todos los problemas de Ucrania y Zelensky es el mejor candidato.
Pero además hay un factor más profundo. A lo largo de la historia de la Ucrania postsoviética, Kiev ha seguido un rumbo de apretar las tuercas de las regiones. Con el presidente Kuchma, se eliminó la institución de gobernadores y solo quedó la autonomía de Crimea. Los miembros de la élite de Kiev, al margen de sus ideas políticas, temen que el estatus especial de Donbass se convierta en un ejemplo para otras regiones. Todas querrán ampliar sus derechos y según entienden la política en Kiev, los principales flujos económicos y el poder deben estar concentrados en sus manos, no en las regiones. Desde este punto de vista, es más fácil para el establishment de Kiev abandonar Donbass que arriesgar su poder en el país en general.
Hablando sobre el posible plebiscito, Zelensky afirmó que, probablemente, cierto país exigirá a Ucrania ciertas condiciones. Y después preguntaría su opinión a la población. Es decir, para Zelensky, el referéndum es como hacer una falta a la desesperada para intentar evitar un gol. Si Estados Unidos, o puede que Alemania y Francia, le someten a elevada presión para cumplir con la parte política de los acuerdos de Minsk, el equipo Ze apelará a un referéndum sobre si Ucrania debe cumplir sus obligaciones o no. Teniendo en cuenta que toda la prensa ucraniana ha tomado una postura contraria a Donbass y la constante propaganda contra la RPD y la RPL, es probable que la población se oponga a los acuerdos de Minsk, lo que finamente los enterraría. Y eso abriría la puerta de la Federación Rusa a la RPD y la RPL.
Si los gestores occidentales permitirán al equipo Ze poner en marcha este plan es otra historia. Es cuestionable. Por una parte, los estadounidenses necesitan los acuerdos de Minsk para obligar a los europeos a prorrogar las sanciones contra Rusia. Por otra, un movimiento así por parte de Zelensky mostraría falta de fortaleza de la Casa Blanca, haría ver que Washington no puede controlar a sus vasallos. Y eso debilitaría la posición de la Casa Blanca en otras negociaciones políticas, tanto con Rusia como con otros países, por ejemplo, con China.
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