Artículo Original: Andriy Babitsky
El jueves, 17 de diciembre, en una rueda de prensa masiva, Vladimir Putin respondió a una pregunta sobre la situación en Donbass y las perspectivas de desarrollar las relaciones entre Rusia y Ucrania. Putin afirmó que ambas cuestiones dependen de las autoridades ucranianas. El presidente ruso añadió también que Volodymyr Zelensky, que llegó al poder bajo el lema de lograr la paz y la unida del país, ha empezado a mirar a las fuerzas de extrema derecha nacionalistas. Putin insistió en que se consiguió acordar un alto el fuego con su homólogo ucraniano en la cumbre de París del año pasado y que la tregua lleva en vigor varios meses. Destacó también el intercambio de prisioneros que se ha realizado.
Pero eso no es todo: Kiev se niega a cumplir con los otros acuerdos alcanzados y abiertamente declara su falta de voluntad para implementar los acuerdos de Minsk. Es muy importante para Donbass escuchar al jefe de Estado de la Federación Rusa afirmar que Rusia aumentará su apoyo a Donbass. Al finalizar su respuesta a la pregunta, Putin volvió a expresar confianza en que el conflicto se resolverá, la única pregunta es cuándo.
En cuanto a las conversaciones de Minsk, la última reunión del año en el marco del Grupo de Contacto se celebró el 16 de diciembre. La delegación ucraniana, como es habitual, no quiso negociar directamente con los representantes de las Repúblicas Populares sino que presentó las mismas demandas que contradicen los acuerdos de Minsk así como el ya mencionado “Plan de Pasos Conjuntos” de Leonid Kravchuk propuesto por Ucrania [para sustituir los acuerdos de Minsk con una hoja de ruta más favorable a Ucrania-Ed].
El representante ruso en el Grupo de Contacto, Boris Gryzlov, aunque no participó en esta reunión, afirmó que “estuvo fundamentalmente dedicada a los resultados de 2020”. El enviado ruso recordó los compromisos de Kiev adquiridos en el Formato Normandía e insistió en que, por culpa de las autoridades ucranianas, “las recomendaciones de los líderes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania” no se han cumplido. La delegación ucraniana intenta ahogar el proceso de negociación en “iniciativas procedimentales” sin sentido y el Parlamento aprueba leyes que son contrarias a los acuerdos de Minsk. Según Gryzlov, esto “invalida los esfuerzos de resolver el conflicto de todas las partes involucradas en la negociación”.
Es importante explicar por qué, a iniciativa de Rusia, se celebró en el marco del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una reunión con la participación de los representantes de Donbass. Era una medida necesaria. Moscú recurrió a ella para que las Repúblicas pudieran presentar al más alto nivel internacional sus puntos de vista sobre el conflicto y sus propuestas de resolución. Teniendo en cuenta que Kiev se niega a negociar directamente con aquellos a los que llama separatistas, estos están comienzan a buscarse nuevos formatos internacionales por su cuenta.
“Es inevitable”, asegura Gryzlov. Kiev ha bloqueado las negociaciones “en la cuestión política, se niega a considerar la hoja de ruta de Donbass para resolver el conflicto”. La delegación ucraniana “insiste en que no hay alternativa a sus propuestas” pese al hecho de que contradicen los acuerdos de Minsk.
El Parlamento “formalmente ha prorrogado el periodo de vigencia de la ley de procedimiento especial de autogobierno local en ciertas áreas de las regiones de Donetsk y Lugansk”. Sin embargo, desde que fue aprobada por el Parlamento en 2015, esa ley nunca ha entrado en vigor. Además, según los acuerdos de Minsk y los puntos adoptados por todas las partes en la cumbre de París, el estatus especial para Donbass no debe ser temporal sino permanente. En este sentido, es natural que Gryzlov califique la ley de “farsa política”.
El veredicto del enviado ruso es claro. Ucrania “oficialmente afirmó que no ha hecho nada por conseguir la paz en Donbass en todo este año”. Kiev se niega a participar en inspecciones coordinadas para mantener el alto el fuego y castigar a los infractores. Es más, los actos de Kiev sugieren que está dispuesto a usar la fuerza para aplastar los territorios rebeldes en cuanto sea posible. Refiriéndose a los informes de la misión de la OSCE, el enviado ruso afirmó que la tregua “generalmente se cumple”, pero “el número de infracciones aumenta”.
La imagen presentada por Gryzlov coincide completamente con la de los participantes de la RPD y la RPL en las negociaciones de Minsk. Y eso hace surgir la pregunta de si todo está mal, ¿para qué necesitamos la plataforma de Minsk y el trabajo del Grupo de Contacto?
La respuesta a esa pregunta es extremadamente simple: la alternativa al proceso de negociación, durante el cual Kiev obstinadamente se niega a cumplir con sus obligaciones hacia Donbass, es la guerra. Así que mientras Ucrania no se retire oficialmente de las negociaciones (y Francia y Alemania tienen capacidad de influir sobre las autoridades ucranianas para que no lo hagan) tanto Rusia como las Repúblicas Populares seguirán apoyando este aparentemente inútil formato de comunicación.
Hay que tener en cuenta que gracias a los acuerdos de alto el fuego firmados en Minsk, las Repúblicas Populares han avanzado un largo camino desde las acciones de protesta hasta convertirse en sistemas estatales completos. Así que al margen de la absurda y contradictoria postura de la delegación ucraniana, es importante realizar un diálogo político, aunque sea indirecto, para intentar que la cuestión no se resuelva con las armas.
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