Artículo Original: Sergey Mirkin / Vzglyad
La delegación ucraniana en las conversaciones de Minsk está liderada por dos veteranos políticos. Se trata del primer presidente del país, Leonid Kravchuk, y su primer ministro, Vitold Fokin. Inmediatamente después de su nombramiento, Kravchuk comenzó a realizar declaraciones contradictorias. Por ejemplo, propuso dar a Donetsk y Lugansk el estatus de zona franca. Pero añadió que no se puede hablar de ningún estatus especial para Donbass. En otras palabras, ofreció a los residentes de la región que sacrificaran su opción política a cambio de beneficios económicos que, no solo contradicen la propia lógica de los acuerdos de Minsk, sino que simplemente los decapita.
Por otra parte, Kravchuk apeló al Parlamento a modificar la resolución que afirma que el control de la frontera ente Donbass y la Federación Rusa debe volver a control ucraniano primero y que solo entonces se podrán celebrar elecciones en las regiones de Donetsk y Lugansk. Kravchuk también llamó la atención a los diputados alegando que los acuerdos de Minsk dicen lo contrario.
Fokin fue un paso más allá y, en una entrevista a un medio ucraniano, dejó entrever que si el Parlamento no modifica dicha resolución, será un signo de que los diputados no están interesados en buscar una solución pacífica al conflicto en Donbass. Hay que señalar que Fokin, a primera vista, expresó una serie de ideas racionales sobre el proceso de paz. También habló de su disposición a acudir a los territorios de la RPD y la RPL si el presidente Zelensky así lo ordenara.
Sin embargo, por muy bonitas que pudieran sonar las palabras de Fokin sobre un compromiso razonable, hay que analizar qué es lo que considera una solución de compromiso. Según Vitold Fokin, la RPD y la RPL deben renunciar a ningún estatus especial protegido por la Constitución. Lo comentó así: “la Constitución no es un salvoconducto, no es práctico cambiarla a cada ocasión”. Resulta que, por una parte, el exprimer ministro parece querer la paz, pero, por otra, para él el final de la guerra es “cada ocasión”. Y esa expresión invalida todas las ideas aparentemente racionales que había expresado hasta entonces.
La consolidación del estatus especial en la Constitución y la preservación de la milicia son dos de los puntos de los acuerdos de Minsk que están diseñados para proteger a los residentes de Donbass de Kiev. Si no existiera la milicia, nada impediría a los Nazis ucranianos acudir a Donbass y exterminar a todos los residentes de la región que consideran sus enemigos. Ninguna policía ucraniana lo impediría, porque en Ucrania el ministro del Interior es también patrono de los radicales.
Los residentes de Donbass no tienen ninguna fe en las autoridades de Kiev. En primer lugar, comprenden que, mientras los políticos de Maidan sigan en el poder en Ucrania, el pueblo de Donbass siempre será el enemigo para ellos. En segundo lugar, recuerdan perfectamente las palabras del actual alcalde de Dnipro, Boris Filatov, cercano a Kolomoisky, que en 2014 se refirió a los ciudadanos de Crimea diciendo que se les podía prometer cualquier cosa “y ya los colgaremos después”. Por supuesto, este tratamiento de los políticos de Maidan se extiende también al pueblo de Donbass. No hay que olvidar que Zelensky también es cercano a Kolomoisky.
Pero la cuestión más importante es si la postura de Kravchuk y especialmente la de Fokin son posturas personales o las del “equipo Ze”. Parece que la Oficina del Presidente utiliza a los políticos veteranos para su juego político. Las elecciones locales se acercan y para Zelensky es extremadamente importante que su partido, Servidor del Pueblo, obtenga todos los asientos posibles en los consejos locales y que su gente obtenga alcaldías.
Sin embargo, la realidad dice que Servidor del Pueblo no es nada y que su popularidad depende únicamente en la popularidad del Gobierno central y especialmente en el propio Zelensky. Y Zelensky necesita demostrar que sigue siendo firme defensor de la paz y que su equipo está buscando la forma de concluir la guerra. En este contexto, los dos políticos veteranos tienen la posibilidad de expresar ideas que son del agrado de aquellos ciudadanos que quieren la paz, que son la mayoría en Ucrania. Pero, en el futuro, las palabras de los dos ancianos políticos pueden ser rechazadas por el “equipo Ze”.
No hay más que recordar la historia del showman de Donetsk, Sergey Sivojo, que, de parte del “equipo Ze”, trató de organizar una “plataforma para la reconciliación”. Sin embargo, desde el momento en que los Nazis mostraron su desagrado y agredieron a Sivojo, las autoridades inmediatamente lo dejaron abandonado. También hay que recordar que las propuestas de Fokin son demasiado blandas para los halcones ucranianos. Uno de sus líderes, Oleksandr Turchinov, presidente en funciones cuando Ucrania comenzó la guerra contra Donbass, acusó a Fokin de actuar en colaboración con Rusia y de expresar una postura anti-ucraniana y exigió que se excluyera a Fokin y también a Kravchuk de la delegación negociadora y que se iniciaran causas penales contra ellos.
Todo parece indicar que en cuanto los dos ancianos políticos no sean de utilidad para Zelensky, se les concederá la jubilación permanente.
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