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Donbass, Donetsk, DPR, Historia, Unión Soviética

La ciudad del millón de rosas

Artículo Original: Anna Revyakina

El miércoles, 19 de agosto, se cumplieron exactamente cien años del nacimiento del diplomático soviético y primer secretario del Comité Regional de Donetsk del partido Comunista, el héroe del trabajo socialista Vladimir Degtyarev.

No me equivoco si digo que fue gracias a esta hombre que Donetsk se convirtió en la ciudad de la que estamos orgullosos hoy en día, la ciudad que amamos con todo nuestro corazón. Fue Degtyarev quien planificó e implementó un proyecto único: hacer de la capital minera la ciudad del millón de rosas. Nos hemos acostumbrado a hablar de John Hughes como padre fundador de Donetsk, pero Degtyarev es el hombre que la fundó por segunda vez.

Vladimir Degtyarev, que ocupaba una de las posiciones más altas, comenzaba su día, como decimos en Donetsk, yendo al trabajo en el “número 11”, es decir, andando. Claro, tenía un coche y un chófer, pero como pueden comprobar, queridos lectores, la ciudad parece diferente si se mira a través de la ventana de un coche o si se camina por la calle. Ni antes ni después de Degtyarev hubo nunca un líder tan popular, una persona accesible. A Degtyarev le gustaba hablar con el pueblo: visitaba personalmente los mercados, iba a la compra en el supermercado e incluso se le podía ver de vez en cuando en algún bar. Degtyarev tenía un sistema especial de visitas. Lo hacía cada fin de semana. Los problemas que la población compartía con él se resolvían rápidamente, literalmente entraban en la agenda cuando comenzaba la semana.

Una de las decisiones más significativas de Degtyarev se convirtió, con el tiempo, en una leyenda. A Degtyarev le gustaban las rosas, especialmente las rosas rojas. El padre de la ciudad las cultivaba en su dacha y personalmente las cuidaba y las regaba. En las memorias de la nieta de Degtyarev, Anna Sujinina: “A mi abuelo le encantaba el rojo. Le gustaban especialmente las rosas rojas. Mi abuelo amaba el aroma del Moscú rojo y de las rosas rojas”.

Desde 1963, Donetsk se está haciendo más verde. Existe la versión de que Vladimir Degtyarev se enamoró de las rosas gracias a Francia. El parque de Versalles impresionó al primer secretario con la belleza de las flores. Compartía la pasión por las rosas el director del jardín botánico, Evgeny Kondratiuk. En 1967, se llamó a Donetsk la ciudad del millón de rosas por primera vez. Vladimir Degtyarev también consideraba la rosa como uno de los principales elementos del escudo de armas de Donetsk.

Se sabe que no hay un millón de rosas, sino exactamente el doble. Degtyarev asumió que muchos ciudadanos querrían una rosa, así que pidió que se plantara el doble. También se tuvo en cuenta que las rosas son bastante caprichosas y requieren cuidados especiales. Desde entonces, las rosas alegran la vista de los residentes de Donetsk. Quería escribir los “ciudadanos corrientes de Donetsk”, pero me he contenido. Que sepan ustedes, queridos lectores, que los ciudadanos de Donetsk no son corrientes. Para que les guste una persona que está en el poder, esa persona debe ser realmente excepcional, si no se darán cuenta en poco tiempo. Incluso ahora, los mayores recuerdan a Degtyarev con cariño. “Kiev es la ciudad de las castañas”, dice Larissa Orlova, ciudadana de Donetsk. “Y Odessa es la ciudad de las acacias. Así era en mi niñez y mi juventud. Antes en Donetsk había aún más rosas que ahora. Por la mañana salían a regarlas, las regaban hasta las ocho de la mañana. Eran los tiempos de Degtyarev”.

En los doce años y medio que lideró la región, Degtyarev hizo tanto que sus grandes logros no se pueden contar con los dedos de las manos. No solo consiguió un gran éxito en todos los indicadores de producción industrial, sino que consiguió una increíble autosuficiencia de la región. Fue con Degtyarev cuando Donetsk fue reconocida por la UNESCO como una de las ciudades industriales más verdes y más cómodas del mundo.

Degtyarev salvó las montañas calizas de Svyatogorsk, que ahora son parte de la reserva natural de Svyatogorsk, del desarrollo industrial. Impidió que las minas llegaran allí. Defendió los intereses de la región e impidió la construcción de una planta nuclear en la costa del mar de Azov. Por ello recibió una reprimenda. Esa fue la historia que le costó la carrera a Degtyarev. Pero podríamos haber tenido nuestro propio Chernóbil. Hay quienes dicen que habría sido mejor. Pero esas personas olvidan la tragedia de 1986, que no fue solamente un terrible accidente, sino consecuencia del ahorro en la producción de reactores. Al margen del incidente, el propio reactor era peligroso y podría haber causado una tragedia en toda la región.

En tiempos de Degtyarev se creó la Universidad Estatal de Donetsk. Fue el 28 de mayo de 1965. Me refiero a la universidad clásica, aunque la historia de la Universidad Nacional de Donetsk debe su historia a la Universidad Pedagógica estalinista de 1937.

Durante el mandato de Degtyarev, el parque de viviendas se triplicó, las tuberías de saneamiento y suministro de agua se duplicaron, se pavimentaron kilómetros de carreteras y se duplicó el número de carreteras iluminadas. Se creó también un nuevo paradigma de diseño industrial y arquitectónico.

Comenzó con el desarrollo perpendicular de calles y avenidas, parques, intercambiadores, etc. Hasta entonces, los edificios se construían alrededor de las minas, que dominaban los pueblos mineros.

Degtyarev inició la construcción del sistema de irrigación por toda la región. Luego de un año y medio, toda la región disfrutó de las cosechas de verduras y grano, con lo que prácticamente era autosuficiente y podía exportar productos. Todo ello a pesar de la pronunciada estepa, el clima árido y la falta del agua necesaria. Muchos admiran cómo los Emiratos Árabes han conquistado el desierto, cómo han llevado agua para que haya palmeras, pero por algún motivo olvidan cómo conquistamos la estepa.

Degtyarev solucionó también un eterno problema de Donbass: el empleo de las mujeres. Durante su mandato, se construyeron muchas empresas que empleaban fundamentalmente a mujeres: una fábrica de juguetes, la fábrica de algodón, una planta textil, el centro comercial “Cisne Blando”, el “Mundo de los niños”, etc.

Este extraño año del covid, en el centenario de Vladimir Degtyarev, la familia del exprimer secretario y el Ministerio de Cultura de la RPD (junto a las instituciones culturales) habían planeado toda una serie de impresionantes actos que nos hicieran emocionarnos, pero algunos de ellos tuvieron que celebrarse sin la solemnidad que nos hubiera gustado. Pero se hizo mucho.

Muchos distritos realizaron actos solemnes el día 19. La plaza que lleva el nombre de Degtyarev en la avenida Artyom fue decorada: se plantaron rosas rojas, las favoritas de Degtyarev, y se colocaron bancos. Correos emitió una serie de sellos conmemorativos. Los sellos y los sobres se agotaron el primer día. El Banco Central de la República emitió una moneda conmemorativa. El Instituto de Metales No-ferrosos participó en la producción de esas monedas. Se inauguró una exhibición conjunta del Museo de Historia Local y el Archivo Central. Al final del día, la Filarmónica de Donetsk celebró un concierto solemne en memoria de este gran padre de la ciudad. Un recuerdo merecido.

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