Artículo Original: Novorosinform
Después de cuatro años, puede que la guerra se haya convertido en algo repetitivo. Sin embargo, el conflicto sigue produciendo víctimas y el Gobierno de Kiev sigue buscando fórmulas alternativas para derrotar al separatismo. Según escribe la web italiana Gli Occhi Della Guerra, especializada en información militar, la educación se ha convertido en un arma para conseguir ese objetivo. Ejemplo de ello es la localidad de Avdeevka, una pequeña localidad situada a apenas veinte kilómetros de la plaza de Lenin en el centro de Donetsk.
“La ciudad es uno de los últimos puestos avanzados de Ucrania en la primera línea del frente que divide el país. Avdeevka es también una de las últimas localidades situadas a menos de cinco kilómetros de las trincheras. Se encuentra muy cerca del territorio del aeropuerto de Donetsk, que vivió intensas batallas en 2014 y que ahora trata de volver a la vida normal animando a volver a los cientos de personas que se marcharon”, afirma el medio al describir la ciudad.
Desde aquí se escuchan habitualmente las explosiones de granadas y grandes explosiones de la artillería pesada, que provocan que tiemblen las calles y los edificios. Sin embargo, hay un mercado y el colegio ya ha vuelto a las clases. “Ucrania está intentando utilizar la educación como herramienta para empezar de nuevo, para recuperar esos territorios que ahora mismo se encuentran bajo control de las milicias prorrusas”.
A juzgar por los recientes actos de Kiev, la escuela y la educación se han convertido en una parte integral de la guerra. Según apunta la web italiana, Ucrania busca poner el acento en la identidad nacional haciendo de la lengua un campo de batalla y de la escuela, sus trincheras.
La nueva ley de educación ucraniana estipula que, a partir de 2020, desaparecerán todas las lenguas [minoritarias o de minorías nacionales] a excepción del ucraniano. La enseñanza en ruso desaparecerá completamente [a pesar de que el ruso es la lengua materna y lengua vehicular de gran parte de la población del sur y el este del país].
Los colegios de Avdeevka han ido un paso más allá y según explica Gli Occhi Della Guerra, han introducido la materia “sobre la protección de la Patria”. Sobre ello habla su profesora, Elena Mokrenchuk, una mujer de Donbass, de espíritu fuerte y con educación específica “porque recibió introducción del Mossad israelí”.
Cada mañana, Elena se viste de camuflaje y se dirige al colegio Nº7 para impartir la lección “sobre la protección de la patria”. Según explica Elena, “en este momento, la información domina el mundo y se ha convertido en un nuevo campo de batalla para las partes en conflicto”. Su clase ofrece un completo repertorio de propaganda de guerra e historias de guerra sobre “lo que realmente ocurrió en los hechos en los que participé personalmente, no historias que he escuchado de otros”.
La clase no es solo teórica, no se limita únicamente a la propaganda, sino que incluye también aspectos de la táctica militar: situación de las tropas, el papel de la artillería, las barricadas, la estrategia de trincheras y, finalmente, la política militar de alianzas en la que se marca a aliados y oponentes.
También hay una parte práctica de enseñanzas bajo la directa y constante supervisión de un instructor del Ejército Ucraniano. Según explica Gli Occhi Della Guerra, la única diferencia es que, en lugar de cartuchos reales se utilizan balas de fogueo.
Oxana, de 13 años, regresó con su familia a Avdeevka tras el anuncio de alto el fuego (que sigue infringiéndose), que coincidió con la reapertura de los colegios en agosto de 2017. Como ella y su familia, han regresado alrededor de 400 personas y sus familias. “Explica casi como un adulto que la división lleva, sin ninguna duda, a mayor radicalización de la situación y aleja la reunificación con el otro lado. La confrontación entre las partes no ha dado lugar a ningún resultado positivo en el enfrentamiento”. Oxana no disfruta en absoluto de esa hora diaria en la que tiene que acudir a una clase que considera inútil y que desprecia.
El artículo italiano cita también a Viktor, de 14 años, otro estudiante del colegio Nº7: “cuando termina la lección de la teniente Elena, me voy de clase orgulloso del país, pero ese sentimiento no dura mucho”, explica el adolescente. “Nunca he querido unirme al ejército y no creo que esta nueva clase vaya a influir en ningún modo mi opinión”.
Esta nueva materia que se imparte en los colegios de Avdeevka busca entrenar a los soldados del futuro. Conscientemente preparan a los niños de la parte ucraniana de Donbass para participar en la guerra. “Lavar el cerebro de los niños es propio de ISIS”, afirma un lector que comentó el artículo. “No se puede aplazar el tema de Ucrania, las consecuencias no van a tardar en aparecer”.
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