Artículo Original: Fondo de Cultura Estratégica
“Hace solo un mes, un soldado ucraniano fue asesinado por el fuego de un francotirador en el lugar exacto en el que Gavin Williamson, el Secretario de Defensa, se encuentra ahora mismo. Es la línea del frente de la nueva guerra de Occidente con Rusia. A doscientas yardas, los separatistas apoyados por Rusia están en sus posiciones, con sus rifles de francotirador preparados”, explica, en el tono épico del género del drama de guerra, el diario británico The Daily Telegraph la visita de veinte minutos del secretario Williamson a la línea de demarcación de Donbass.
Williamson dejó atrás los seguros límites de la capital ucraniana para observar por sí mismo las consecuencias de la “agresión rusa”, ya que Gran Bretaña va a suministrar a su aliado ayuda militar: Ucrania dará la bienvenida a marines británicos en el mar Negro, que patrullarán en sus barcos de la Royal Navy. Según el autor del artículo, el periodista y exoficial del ejército Dominic Nicholls, se espera que en los próximos meses Odessa, principal puerto de Ucrania, se vea bajo la presión de la flota rusa y un posible bloqueo marítimo.
“Alrededor de 35.000 separatistas apoyados por Rusia, además de unos 4.000 soldados del ejército regular ruso se encuentran en las zonas de Donetsk y Luhansk. Frente a ellos hay casi 60.000 soldados ucranianos”, aseguró Williamson según cita el periodista de The Daily Telegraph. ¿Por qué no se ponen de acuerdo los periodistas y políticos occidentales en un mismo número de soldados “del ejército regular ruso” y soldados ucranianos en el frente? Hace solo unos días, The Daily Signal afirmaba que había en Donbass 3.000 soldados rusos. Sin embargo, Williamson vio un millar de cascos más. Es algo perdonable teniendo en cuenta que Williamson nunca ha tenido nada que ver con el sector de defensa. Williamson se dedicaba al negocio de la cerámica y en paralelo hizo carrera en política. Desde 2011 ha trabajado para diferentes ministros y, en solo medio año, Theresa May le hizo ministro de Defensa. Su principal aparición ha estado ligada al caso Skripal. The Independent le calificó pomposamente como “el vendedor de chimeneas de Stoke-on-Trent”. Y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov se preguntó si “no le falta educación” (Lavrov se refería a los modales, aunque el comentario se malinterpretó al comprenderse como educación académica). Sin embargo, para el régimen de Kiev, Williamson es un regalo. Aunque no entienda mucho de asuntos militares.
“Se estima que en territorio ruso hay alrededor de 700 tanques preparados para avanzar sobre Ucrania si la orden se produce. Los ciberataques son comunes y el personal militar ucraniano es regularmente acosado por sus teléfonos móviles privados. El mensaje de Rusia está claro: podemos ir a por vosotros en cuanto queramos”, continúa el artículo sobre la visita del ministro de Defensa. Se trata de una representación muy común sobre los hechos: en algún lugar de Rusia hay 700 tanques esperando una señal. The Daily Signal hablaba de 117.000 tropas rusas, también situadas en Rusia, a la espera de una orden para avanzar sobre Ucrania. Pero habría sido mejor si nadie hubiera mencionado los ciberataques: el Ministerio de Defensa de Ucrania causó un reciente escándalo al admitir que gran parte de las contraseñas del sistema Dnipro utilizado por el comando eran “admin” o “123456”, por lo que cualquier estudiante en cualquier lugar del mundo sería capaz de acceder al sistema. Se ha sabido desde mayo, pero la inteligencia militar y el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional no han hecho nada: las contraseñas siguen siendo las mismas. El sistema Dnipro es el utilizado para coordinar las operaciones militares en Donbass.
Gavin Williamson pasó veinte minutos en el frente en compañía del teniente-general Sergey Nayev, comandante de la “operación de fuerzas conjuntas” de las fuerzas armadas. Un séquito de cincuenta soldados observaba intensamente los arbustos y los edificios destruidos: no fuera a ser que los 3.000 soldados de las “fuerzas regulares rusas” se presentaran de repente.
“Vamos a seguir fortaleciendo nuestro entrenamiento y nuestro esfuerzo de apoyo con la armada y los marines para asegurarnos de que la armada ucraniana y las tropas ucranianas tienen la aptitudes y capacidad técnica para lidiar con estas amenazas en aumento”, prometió Williamson. El periódico británico recuerda que, en el pasado, el ministro ha sido criticado por sus declaraciones en las que exigió a Rusia que “dé un paso atrás y cierre la boca”. Cuando los periodistas de The Daily Telegraph le pidieron que repitiera esa exigencia mirando hacia las trincheras, situadas a unos centenares de metros, el ministro educadamente se negó.
“El Kremlin intenta minar nuestros valores, destruir nuestra forma de vida y revertir los resultados de la Guerra Fría”, afirmó Williamson en la zona de Marinka antes de volver a la seguridad del helicóptero Mi-8 y abandonar la peligrosa zona. The Daily Telegraph informó también de que el helicóptero volaba apenas por encima de los árboles: en 2014, los separatistas derribaron 26 aviones y helicópteros ucranianos, así que ahora “los pilotos ucranianos prefieren no arriesgarse y se mantienen más cerca del suelo”.
Las promesas británicas de apoyo recibieron su agradecimiento. “Es usted un hombre valiente, se ha atrevido a venir aquí”, alabó a Williamson un soldado ucraniano. “Nuestro compromiso se mantiene firme”, prometió Gavin Williamson. “Mientras perdure el peligro, seguiremos estando a vuestro lado. Cuanto más seguros estéis aquí, más seguros estaremos en el Reino Unido”, concluye la historia de The Daily Telegraph sobre el heroico viaje del ministro británico a Donbass.
La publicación insiste en que “hay constantes recordatorios de lo fácil que es para Rusia y los separatistas aumentar o rebajar la tensión, según la agenda de desestabilización de Ucrania, haciendo menos atractiva la idea de entrar en la OTAN o la UE”. Aunque ni la OTAN ni la UE consideran ahora mismo la entrada de Ucrania, Gran Bretaña sigue acusando a Rusia y las repúblicas no reconocidas del posible colapso de esas esperanzas ucranianas. El Londres del Brexit debería comprender que la lógica de los hechos no depende de Ucrania, pero, en realidad, el plan de Williamson no era más que seguir los pasos de McCain, el mejor amigo del régimen de Kiev.
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