En noviembre de 2014, en unas elecciones cuyos resultados Kiev ha exigido en repetidas ocasiones a Donetsk y Lugansk que fueran anulados y olvidados, las Repúblicas Populares de Donbass eligieron a sus presidentes y a los miembros de sus Parlamentos, cámaras legislativas cuyo papel ha sido limitado en los cuatro años desde su formación. En aquel momento, la actitud de la población que acudió a votar buscaba, en general, legitimar las propias repúblicas más que a sus líderes. Se trataba de mostrar una opinión en unos comicios en los que las opciones no eran Zajarchenko y Plotnitsky o sus oponentes sino RPD y RPL frente a Ucrania. Ese fenómeno era especialmente evidente en Lugansk, donde, al contrario que Zajarchenko en Donetsk, Plotnisky no gozaba de excesiva popularidad. Sin ninguna dificultad, Zajarchenko y Plotsnitsky se ratificaron en los puestos que ya ocupaban antes de dichos comicios y con ello los dos representantes de Donbass que habían firmado los primeros acuerdos de Minsk de septiembre de 2014 se convirtieron en los líderes electos de la RPD y la RPL respectivamente.
La cuestión de las elecciones ha reaparecido en la agenda política de Donetsk y Lugansk a los largo de este año, especialmente a medida que se acercaba noviembre, cuando finalizaban los mandatos de los líderes y parlamentos electos. Sin embargo, a lo largo de todo este tiempo, parecía evidente que las elecciones serían pospuestas indefinidamente de la misma forma que la RPD y la RPL han retrasado en numerosas ocasiones las elecciones locales que deben celebrarse en esos territorios según los acuerdos de Minsk y de acuerdo con las autoridades ucranianas. Pese a las amenazas de realizar esas elecciones al margen de Ucrania, lo que habría significado un paso significativo de ruptura política con Kiev, ni la RPD ni la RPL han celebrado elecciones locales.
A finales de 2017, surgió por primera vez la cuestión de la legitimidad de las autoridades de las Repúblicas de Donbass. En aquel momento, cuando Igor Plotsniky fue derrocado y sustituido por Leonid Pasechnik, la RPL dejaba de tener un líder elegido en las urnas, una situación políticamente complicada para dos estados no reconocidos que luchan por consolidarse en un contexto de guerra y de presión, tanto de Kiev como de Moscú, por mantenerse dentro del formato de Minsk. “Así que, en el contexto de mantener el statu quo de los acuerdos de Minsk, para el que tantas veces se ha dicho que «no hay alternativa», la reelección de los actuales líderes de las Repúblicas parece el camino más lógico, también desde el punto de vista de mantener la actual línea de actuación. De otra forma, el estatus de los líderes de las Repúblicas se convertiría en insostenible”, escribía hace unas semanas Boris Rozhin, Colonel Cassad, en un artículo que calificaba de error político la opción de posponer las elecciones.
El asesinato de Alexander Zajarchenko el pasado 31 de agosto ha supuesto, entre otras cosas, que ninguna de las dos Repúblicas de Donbass cuente ya con un líder electo, con las dudas de legitimidad que eso causaba. Según la Constitución de la RPD, Dmitry Trapeznikov fue nombrado líder interino de la República a la espera de unas próximas elecciones. Aunque inicialmente se dio a entender que Trapeznikov continuaría al frente de la RPD hasta la celebración de elecciones, el Parlamento de Donetsk ha elegido otra opción. Así sintetizaba ayer Boris Rozhin lo ocurrido en la sesión plenaria:
“El Consejo Popular de la RPD ha decido convocar elecciones a la presidencia de la República y al Parlamento el 11 de noviembre. Además, se ha nombrado presidente interino a Denis Pushilin. Ese cambio de Pushilin por Trapeznikov sirve como una señal de que Surkov continúa al frente de los procesos políticos de la RPD y la RPL y que se sigue en la línea de los acuerdos de Minsk.
Se ha aprobado la composición de la Junta Electoral General, que inmediatamente comenzará a preparar las elecciones.
Teniendo en cuenta que las elecciones han sido convocadas de forma simultánea en la RPD y la RPL, se puede asumir sin temor a equivocarse que los acontecimientos han sido pactados con Moscú y que nada de lo ocurrido es una sorpresa para ellos.
Parece que Moscú ha decidido eliminar de golpe el vacío de legitimidad que suponía que los dos líderes de las Repúblicas –tanto la RPD como la RPL- fueran interinos”.
A lo largo de la semana se había rumoreado ya que el Parlamento de la RPD iba a convocar elecciones para el 11 de noviembre, por lo que eso no ha supuesto sorpresa alguna. Sin embargo, las Repúblicas Populares han ido un paso más allá y también en la RPL se han convocado elecciones, que, como en 2014, se celebrarán el mismo día que en la RPD. Como afirma Boris Rozhin, esa coordinación indica que existía un acuerdo previo, no solo entre Lugansk y Donetsk sino previsiblemente con el acuerdo de Moscú para acabar con ese vacío de legitimidad que supone que ninguno de los dos líderes elegidos en las urnas esté ya al mando de las Repúblicas Populares.
El nombramiento de Pushilin, que hasta noviembre mantendrá también el puesto de presidente del Parlamento, como líder interino de la RPD tampoco puede sorprender. Sin la legitimidad que otorgaba a Zajarchenko ante la población el haber luchado en la milicia en el verano de 2014 y la popularidad que se ganó en los últimos cuatro años, la posición de Trapeznikov, que no contaba con una gran carrera militar en la guerra contra el Ejército Ucraniano ni había tenido gran presencia pública desde 2014, era difícilmente sostenible.
Para bien o para mal, la figura de Pushilin es perfectamente conocida en la RPD, lo que le da una ventaja frente a otros posibles candidatos. Presente desde los primeros días del sitio de Slavyansk, Pushilin fue uno de las figuras visibles del referéndum del 11 de mayo de 2014. Tras unos meses en Moscú, Pushilin volvió a Donetsk y escaló rápidamente en la estructura de poder de la RPD. Con un golpe suave logró apartar del puesto de presidente del Parlamento de la RPD a su principal rival, Andrey Purgin.
Pushilin es, además, el representante de la RPD en el Grupo de Contacto de los acuerdos de Minsk, con todo lo que eso conlleva: por una parte, supone una prueba de que cuenta con el apoyo de Moscú y, por otra, sus actos y declaraciones han tenido más visibilidad en estos cuatro años. Esa mayor visibilidad, que puede suponer una ventaja frente a sus posibles rivales (Gubarev, Purgin o Jodakovsky como previsibles candidatos o incluso algunas sorpresas como Natalia Zajarchenko, cuya candidatura se especula ahora entre el círculo cercano al fallecido primer líder de la RPD), supone también que se asocie su figura a los acuerdos de Minsk y al bloqueo político que han supuesto dichos acuerdos de paz. En cualquier caso, sin grandes posibilidades de reemplazar a Zajarchenko con una figura que contara con la legitimidad necesaria ante la población, la RPD y la RPL han optado por convocar elecciones y celebrarlas en noviembre, cuando finalizaba el mandato que consiguieron en las urnas en noviembre de 2014 los primeros líderes de las Repúblicas Populares de Donbass.
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