Con un desfile militar y un discurso acorde a la escena, el presidente Poroshenko conmemoró ayer ante cientos de ucranianos el 25º aniversario de la proclamación de la independencia de Ucrania. “Con este desfile, nuestros socios extranjeros recibirán el mensaje de que Ucrania es capaz de defenderse a sí misma, aunque necesita más ayuda”, afirmó Poroshenko en un discurso de un tono que Reuters calificaba como marcial. “Nuestra principal garantía son las fuerzas armadas», insistió el presidente ucraniano.
Las autoridades ucranianas trataron de hacer compatible el discurso militarista y la habitual exageración de la amenaza de invasión rusa con las también habituales declaraciones que aseguran que Ucrania recuperará tanto Donbass como Crimea por la vía política y diplomática. Como ya se ha convertido en la norma en los últimos dos años, el nexo de unión entre las dos facetas de la diplomacia ucraniana sigue siendo la búsqueda de más sanciones contra Rusia.
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Artículo Original: Vzglyad
En una rueda de prensa conjunta con su homólogo polaco Andrej Duda, el presidente ucraniano Petro Poroshenko afirmó que es necesario reforzar las sanciones contra Rusia hasta “la retirada completa de las tropas de ocupación” de Ucrania, tropas rusas que Moscú ha insistido en numerosas ocasiones que no existen.
Según publica la agencia ucraniana UNIAN, Poroshenko expresó la esperanza de que su socios occidentales comprendan que es contraproducente y peligroso hablar de “algún tipo de alivio o, Dios no lo quiera, del levantamientos de las sanciones contra el país agresor: la Federación Rusa”.
“Flirtear con alguien que abiertamente desprecia el derecho internacional no es una amenaza para Ucrania, es una amenaza para la seguridad global”, afirmó Poroshenko. En su opinión, la reunificación de Crimea y Rusia “destruyó el sistema global de seguridad de post-guerra” y hoy esa cuestión de seguridad está en la agenda en la mayor parte de países.
“Debemos defender la preservación y el incremento de las sanciones contra Rusia hasta el cese completo de la agresión. Este es el criterio de evaluación de la efectividad de nuestros diplomáticos. Hasta la completa retirada de las tropas rusas de ocupación del territorio de Ucrania y hasta el restablecimiento de la integridad territorial de nuestro Estado”, argumentó.
Poroshenko insistió también en la necesidad de que se produzca un reconocimiento legal y político a nivel internacional, así como una condena de “la agresión militar rusa contra Ucrania”. “Debemos asegurar a nivel internacional el reconocimiento político y legal y la condena de la agresión militar rusa contra Ucrania, la ocupación de Crimea, las masivas infracciones de los derechos humanos por parte de Rusia en Donbass y Crimea”.
Poroshenko afirmó también que el actual marco legal internacional es insuficiente.
El 16 de junio, la Comisión Europea prolongó otro año más “las medidas restrictivas en respuesta a la anexión ilegal de Crimea y Sebastopol por parte de Rusia hasta el 23 de junio de 2017”, reafirmando el no-reconocimiento de la reunificación de Crimea y Rusia. El 29 de junio, el presidente ruso Vladimir Putin firmó el decreto de extensión del 6 de agosto de 2016 hasta el 31 de diciembre de 2017 de las sanciones que Rusia impuso como respuesta a las sanciones occidentales.

El Kremlin con los colores ucranianos. Imagen publicada por el Representante Permanente de Ucrania (en estos momentos miembro del Consejo de Seguridad) para celebrar el día de la independencia.
El 22 de agosto, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Pavlo Klimkin, declaró que la principal tarea de la política exterior de Kiev es imponer sanciones contra Moscú.
El lunes, el Fiscal General de Ucrania, Yuriy Lutsenko, afirmó que la justicia de Ucrania había procesado por “la guerra contra Ucrania” a 39 ciudadanos de Rusia, 31 de ellos militares [un número que, tras dos años de guerra, difícilmente puede considerarse prueba de que exista una ocupación rusa como sigue afirmando Ucrania]. Además, la Fiscalía ucraniana ha abierto causas penales contra el ministro de Defensa Sergey Shoigu y otros 17 altos cargos del Gobierno ruso.
Según Lutsenko, entre los acusados están un “asesor del presidente de Rusia [en referencia a Sergey Glazyev, que en realidad no es asesor del presidente ruso], un antiguo representante del presidente ruso en el Distrito Federal de Crimea, el ministro de Defensa y diez generales del Estado Mayor de las Fueras Armadas de Rusia.
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