Desde el inicio de la guerra, las autoridades ucranianas han acusado a las milicias de la RPD y la RPL de torturas, secuestros y detención ilegal, descargando sobre Donbass toda la responsabilidad de los crímenes cometidos. En este tiempo, ante pruebas más que evidentes, Ucrania se ha visto obligada a admitir los crímenes de ciertas unidades de batallones voluntarios y agrupaciones de extrema derecha que luchan junto al Ejército Ucraniano, aunque ha aprobado una ley de amnistía que limita la responsabilidad penal por los crímenes cometidos en la zona ATO. Y a pesar de los casos documentados por organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, hasta ahora reticentes a criticar a la Ucrania post-Maidan, las autoridades de Kiev siguen negando abusos, torturas y detención ilegal que practica el propio Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU).
En su último informe, Amnistía Internacional relata un método de detención ilegal que parece haberse convertido en habitual: tras ser puestos en libertad por los tribunales, encapuchados (miembros del SBU) secuestran a esas personas y las envían a cárceles extraoficiales. Es así como desapareció el comunista ruso Andrey Sokolov, capturado por las fuerzas ucranianas en un puesto de control cercano a Gorlovka y condenado por los tribunales ucranianos por colaborar con la RPD. Sokolov desapareció el 16 de abril de 2016, cuando fue introducido en un vehículo por encapuchados minutos después de ser puesto en libertad tras haber cumplido su sentencia.
El informe de Amnistía Internacional tan solo menciona una serie de casos probados de personas que, tras pasar por dichas cárceles del SBU, han sido liberados por medio de intercambios con la RPD/RPL. La naturaleza secreta de las prácticas y la negativa ucraniana a aceptar las críticas hace imposible saber siquiera el número aproximado de casos.
Artículo Original: Strana
Una vez más, la organización internacional de derechos humanos Amnistía Internacional ha denunciado la existencia de cárceles secretas del SBU en Ucrania en las que los detenidos están encarcelados ilegalmente, pese a que no están oficialmente acusados. Strana ya ha publicado en anteriores ocasiones información, informes de activistas de derechos humanos sobre el destino de las personas que han conseguido ser liberadas de esas cárceles, cuya existencia no es reconocida por las autoridades. Sin embargo, según Amnistía Internacional, al menos 16 ciudadanos de Ucrania continúan detenidos en dichas prisiones ilegales [se trata de casos confirmados, es probable que los casos sean muchos más].
En su informe del 21 de julio, los activistas por los derechos humanos relataron nueve historias de detenidos por el SBU. En todos los casos, la situación era similar: los detenidos habían sido maltratados, torturados y amenazados. Alcanzaron la libertad al en intercambios de prisioneros con la RPD/RPL. Como escribió en su blog Tanya Lokshina, investigadora de Human Rights Watch Europa y Asia Central, los casos de secuestro por parte de las fuerzas especiales continúan.
“Amnistía Internacional y Human Rights Watch han documentado nueve casos de detención arbitraria y prolongada de civiles por parte de las fuerzas ucranianas en lugares extraoficiales de detención, supuestamente prisiones del SBU, afirma Tanya Lokshina. El informe fue presentado en Kiev el 21 de julio y desde entonces los autores han recibido ya información sobre nuevos casos de detención arbitraria y desapariciones. Es preciso actuar. No hay circunstancia alguna que pueda justificar una situación en la que las personas son arbitrariamente detenidas y sujetas a maltrato físico, humillación y aislamiento completo del mundo exterior”.
La organización ha decidido publicar dos nuevas historias que se han conocido la semana después de la publicación del informe.
La historia de Alexander Dedovich
Alexander Dedovich, residente en Kramatorsk, fue condenado por la corte de Konstantinovka, en la región de Donetsk, por entregar información sobre los movimientos de tropas ucranianas a los separatistas en Donetsk. Recibió una pena de tres años de libertad condicional y fue puesto en libertad por el tribunal. En cuanto abandonó la sala, dos hombres vestidos de uniforme le forzaron a entrar en un vehículo y desaparecieron.
Ocurrió el 17 de diciembre de 2015 y pasó cuatro meses detenido por el SBU. En ese tiempo, su familia pudo contactar con él y entregarle comida una vez a la semana. Desde el 16 de abril, Alexander se encuentra en paradero desconocido. Cuando su esposa envió una queja formal al servicio de seguridad, recibió una respuesta que afirmaba que el SBU no había detenido a Alexander entre el 17 de diciembre de 2015 y el 21 de abril de 2016. Ahora, el fiscal de Konstantinovka investiga las circunstancias de la desaparición de Alexander.
La historia de Dmitry Korolev
El ex miembro de las fuerzas especiales de Zaporozhie Dmitry Korolev también fue declarado culpable y condenado a cinco años de prisión por participar en el movimiento separatista del este de Ucrania. El día de su puesta en libertad el 3 de agosto de 2015, fue inmediatamente secuestrado por el SBU y desde entonces se encuentra detenido en un lugar desconocido.
El día que Dmitry debía salir en libertad, su familia escuchó un grito de ayuda que podría haber sido de Korolev. Testigos confirmaron que se trataba de un hombre de similares características a Korolev, que al salir de la institución fue interceptado por un grupo de encapuchados, introducido en un vehículo que abandonó el lugar. Un mes más tarde, de repente Korolev llamó a su madre y le pidió que contactara con las autoridades de la RPD para ser incluido en las listas para los intercambios de prisioneros de guerra. Korolev volvió a contactar con su madre en abril, mayo y junio de este año y afirmó que estaba retenido en una de las prisiones secretas del SBU.
La madre de Dmitry Korolev denunció el secuestro de su hijo a la policía. Y el 8 de agosto de 2015 se abrió la investigación. Sin embargo, solo recibió una respuesta del SBU en la que afirmaba que no se conocía el paradero de Dmitry Korolev después de su puesta en libertad oficial el 3 de agosto de 2015.
“Según la legislación ucraniana, el SBU solo tiene autoridad para mantener detenidas a personas en el centro de detención de Kiev y por un periodo máximo de diez días”, explicó a Strana Maria Gurieva, especialista en medios de comunicación de Amnistía Internacional en Ucrania. “Estamos hablando del hecho de que a día de hoy hay al menos 16 casos de personas detenidas ilegalmente por el SBU que se han puesto en contacto con sus abogados o familias. No es posible dar datos más precisos”.
En todos los casos, Amnistía Internacional se ha puesto en contacto con el SBU y ha recibido la misma respuesta: el servicio de seguridad no está involucrado en la desaparición de personas. “Cuando preparábamos el informe, nos dirigimos al SBU con peticiones y en todos los casos la respuesta fue que en Ucrania no hay prisiones secretas del SBU y que los prisioneros mencionados no están detenidos ni secuestrados por el SBU. También nos hemos dirigido al SBU por los casos de Dedovich y Korolev, pero aún no hemos recibido respuesta”, afirmó Gurieva.
Detenidos en el “fondo de intercambio”
Comentando para Strana la información sobre los nuevos prisioneros Yehven Zajarov, director de un grupo de derechos humanos en Járkov, afirmó que el Servicio de Seguridad de Ucrania está cometiendo crímenes reconocidos internacionalmente al secuestrar personas que posteriormente intercambia con las repúblicas separatistas de Donbass.
“Secuestrando a personas que han sido declaradas culpables de separatismo pero que han sido puestas en libertad por los tribunales, el SBU forma un llamado “fondo de intercambio”, afirma Zajarov. “Así se crea una lista que se puede entregar a la RPD y la RPL para intercambiarlos por soldados y otros individuos capturados en las repúblicas separatistas. Habitualmente, los intercambios son desiguales: tres ucranianos por seis separatistas, por ejemplo. Y es necesario encontrar suficientes números. Cuando sean intercambiadas sabremos qué personas estaban retenidas por el SBU. Les mantienen durante meses sin contacto con el mundo exterior y se desconoce dónde están. El SBU responde a todas las preguntas de defensores de los derechos humanos alegando que no hay prisiones y que no ha secuestrado a nadie”.
“El SBU rechaza comentar las acusaciones, así que se ha presentado una petición formal. Espero que el servicio secreto responda a la petición”.
Esta primavera surgió el escándalo cuando la delegación del Subcomité de Prevención de la Tortura suspendió su visita a Ucrania ya que las autoridades ucranianas habían negado el acceso a algunos lugares de detención que, según Naciones Unidas, podrían tratarse de prisiones secretas.
Malcom Evans, jefe de la delegación, apuntó que se había prohibido la visita a “algunos lugares sobre los que hemos oído numerosas y serias alegaciones de detención y posibles maltratos y torturas”. Después, el SBU se mostró dispuesto a facilitar el acceso de la misión de Naciones Unidas a todos los centros de detención. A raíz de esa promesa de las autoridades ucranianas, el subcomité de Naciones Unidas reanudará su trabajo en Ucrania a principios de septiembre.
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