Entrada actual
Budanov, Ejército Ucraniano, Estados Unidos, Inteligencia, Rusia, Ucrania, Zaporozhie, Zelensky

La importancia de las filtraciones

Desde el punto de vista informativo, la guerra entre Rusia y Ucrania está aportando toda una serie de novedades que la diferencian de conflictos anteriores o de otros conflictos militares contemporáneos que no han causado el interés que implica la lucha en Europa. No puede hablarse de grandes innovaciones como ocurriera, por ejemplo, con la guerra de Crimea, que vio a los primeros corresponsales, o del cambio que supuso la introducción de la fotografía o, más recientemente, la posibilidad de emitir, como hicieran medios como CNN los bombardeos en directo en la guerra del Golfo. El seguimiento diario al que la prensa se había acostumbrado se ha convertido en esta guerra en un seguimiento a tiempo real, algo que, en ocasiones, dificulta en lugar de facilitar la comprensión del conflicto, la selección de fuentes y, sobre todo, la verificación de los hechos que debería ser la base del periodismo.

El seguimiento de las redes sociales, los vídeos grabados desde drones comerciales mostrando la destrucción de material enemigo o las imágenes publicadas por los propios soldados se han convertido en una herramienta de información, pero también de desinformación, ya que, en ocasiones, esas imágenes fuera de contexto pueden mostrar una realidad que no puede extrapolarse a todo el frente o que no es representativa del desarrollo de los acontecimientos. A ello hay que sumar la presentación diaria del informe de la inteligencia británica como fuente aparentemente no interesada a pesar del importante papel que está jugando en el día a día de la guerra en favor de una de las partes.

La enorme línea del frente, la intensidad de la guerra y el desconocimiento general de la historia y política ucraniana de una parte importante de la prensa desplegada en Ucrania -generalmente paracaidistas, periodistas especializados en la guerra, no en el país y que muchas veces ni siquiera conocen el idioma, por lo que se encuentran expuestos a las manipulaciones de parte- ha restado no solo presencia a la prensa y ha reducido el valor de las informaciones desde el terreno, una tendencia perceptible en conflictos militares anteriores, pero que se ha acelerado en este, mucho más intenso que Afganistán o Irak.

Sin embargo, esta guerra cuyos movimientos transcurren con lentitud en los últimos meses, contrasta con la aceleración de los tiempos mediáticos, que se traduce, por ejemplo, en el escaso tiempo de espera para conocer ciertos datos. La reciente filtración de los papeles del Pentágono es el ejemplo más claro. Pese a que el discurso oficial de Ucrania y sus socios es el de una férrea unidad en el apoyo incondicional a Ucrania, que se extenderá en el tiempo mientras sea necesario, las numerosas filtraciones de datos que se conocen prácticamente a tiempo real rompen esa narrativa. La información filtrada ha supuesto la publicación de una gran cantidad de datos que habrían de ser estudiados y analizados para comprobar su veracidad o sus intenciones. El desinterés por un trabajo de estudio más profundo de los hechos y la primacía de la inmediatez hace inviable ese análisis por parte de las organizaciones informativas que deberían realizarlo, pero es una muestra más de que ya no es preciso esperar meses, o incluso años, para conocer situaciones que, en otras circunstancias, quedarían ocultas.

Las filtraciones, no necesariamente en forma de documentos, aunque sí de declaraciones anónimas a la prensa han sido una constante desde que comenzara a hablarse de la contraofensiva con la que Ucrania pretende prácticamente ganar la guerra. Las dudas sobre cómo las Fuerzas Armadas de Ucrania podrán superar a un ejército, el ruso, mucho más potente en muchos de los aspectos clave de esta guerra, como la artillería y la aviación, han sido siempre el origen de la división. Para Ucrania, el dilema no existe y puede solventarse con facilidad: como ha afirmado esta semana el conocido viceministro de Asuntos Exteriores y polémico exembajador de Ucrania en Alemania Andriy Melnjik, el país necesita diez veces más ayuda militar de la que está recibiendo. El aumento de material de la OTAN es la solución para todos los problemas. Sin embargo, esa forma de populismo militar prefiere no tener en cuenta, por ejemplo, el reto logístico que supone la recepción de todo tipo de modelos diferentes de tanques, blindados o piezas de artillería que, como ha dejado ver con sus declaraciones Oleksiy Reznikov, no podrán ser reparados en Ucrania. La semana pasada, el ministro de Defensa de Ucrania exigía que esa reparación se produzca en el lugar más cercano, es decir, en Polonia. Las garantías de éxito de las tropas de Kiev en esta ofensiva que continúa retrasándose no existen. Y así lo ha explicado durante meses un sector del Pentágono cuya voz se escucha cada vez más fuerte.

Los argumentos son simples. En primer lugar, el fracaso de Ucrania en hacer de la contraofensiva un golpe decisivo mejoraría la posición negociadora de Moscú y podría hacer aumentar la fatiga de la guerra entre los aliados europeos de Estados Unidos. Pero a ese argumento principal hay que añadir dos más: el riesgo que implica la escalada del conflicto en términos de una respuesta rusa (Dmitry Medvedev volvió ayer a referirse a armas nucleares) y la desconfianza en la actuación de ciertos sectores del establishment militar ucraniano. En esa dirección se han centrado dos de las últimas filtraciones.

Hace unos días, meses después de los hechos, el diario británico The Times publicaba un extenso reportaje sobre el intento de captura de la central nuclear de Zaporozhie en la ciudad de Energodar, situada en la margen izquierda del río Dniéper y bajo control ruso desde marzo de 2022. Tal y como había denunciado Rusia entonces, en octubre de 2022, grupos de sabotaje ucranianos, con apoyo de artillería pesada, atacaron la central en busca de su captura. La operación fracasó y una parte de las fuerzas enviadas fue bombardeada en su intento de cruzar el río, por lo que ni siquiera pudo desembarcar. El resto de la agrupación fue derrotada con facilidad a lo largo de ese día. Esa irresponsable operación, que pudo poner en peligro la seguridad de una central nuclear terminó, como otras actuaciones suicidas similares, en fracaso. De la misma forma han terminado otras acciones similares realizadas por grupos de sabotaje, como por ejemplo la redada transfronteriza que causó la muerte de cuatro miembros del batallón Bratstvo en un campo de minas de la región de Briansk.

Todas esas operaciones de diferentes batallones nacionalistas actuando a modo de fuerzas especiales tienen en común su patrocinador: el director del Directorio Principal de Inteligencia Militar (GRU) Kirilo Budanov, cuyo nombre se barajó hace unos meses para sustituir al ministro de Defensa Oleksiy Reznikov cuando estalló un escándalo de corrupción que a punto estuvo de costarle el puesto. El mayor-general, que celebró su cumpleaños cortando una tarta con forma de Federación Rusa a modo simbólico de partición del país, es el objetivo de una de las últimas filtraciones.

El lunes, The Washington Post publicaba, citando fuentes anónimas de la administración Biden, la noticia de que Budanov había preparado un gran ataque que debía de realizare en Moscú el 24 de febrero de 2023, coincidiendo con el primer aniversario del inicio de la intervención militar rusa. Según el medio estadounidense, “el mayor-general Kirilo Budanov, director del directorio de inteligencia militar del país, dio orden a uno de sus oficiales de «preparar ataques masivos el 24 de febrero con todo lo que tiene el GUR» según un informe clasificado de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Los oficiales incluso plantearon un ataque desde el mar utilizando TNT en la ciudad portuaria del mar Negro de Novorossiysk, una operación fundamentalmente simbólica que habría demostrado la capacidad de Ucrania de atacar en profundidad en el territorio del enemigo”. Sin embargo, la principal novedad de la noticia no es que alguien como Budanov, que ya ha demostrado estar dispuesto a enviar a sus soldados a una muerte prácticamente segura en operaciones de dudoso potencial, sino que el plan fuera “pospuesto” o cancelado por orden de Estados Unidos.

Dos días antes del planificado ataque, “la CIA distribuyó un nuevo informe clasificado: el GUR «ha aceptado, a petición de Washington, posponer los ataques» en Moscú”. Aunque los ataques que podría haber organizado Budanov en Moscú difícilmente podrían cumplir las expectativas de medios como el opositor bielorruso (en realidad polaco) Nexta, que publicó la noticia con un montaje con Moscú devastado y la catedral de San Basilio destruida, la perspectiva de un ataque contra Moscú hizo temer al establishment de la inteligencia estadounidense la reacción de Rusia.

El hecho de que los planes de Budanov y la crítica estadounidense hayan sido filtrados a la prensa muestra la clara desconfianza existente en una figura en alza dentro del cuadro militar en Ucrania. Pese al intento de desmentido de Mijailo Podoliak, que calificó la noticia de falsa y los planes de “infantiles”, los planes que detalla The Washington Post son coherentes con la actuación de Ucrania en general y de Budanov en particular, dispuesto a todo, incluso a enviar a sus soldados a una muerte prácticamente segura en operaciones que buscan únicamente una victoria mediática.

Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 46.957 suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.011.811 hits
A %d blogueros les gusta esto: