Artículo Original: Alexander Kots / Komsomolskaya Pravda
“Feliz día, compañeros”. El 23 de febrero [Día de la Defensa de la Patria], me arrastro hasta la subterránea sala de control de una de las formaciones rusas. Una docena de hombres de uniforme observan varias grandes pantallas. Desde el exterior, podría pensarse que se trata de un visionado organizado de un concierto festivo o la felicitación del comandante en jefe. Pero en los monitores no hay estrellas del pop, ni pantallas coloridas. El día de la defensa de la patria en la zona de operaciones de la operación militar especial no es motivo para dejar de lado las labores de combate. Las pantallas muestran las imágenes de los drones que, superando las medidas electrónicas enemigas, transmiten la visión del otro lado en tiempo real. “¿Qué pasa por ese punto? Apunta”, ordena el comandante.
Un hombre maniobra la palanca como si fuera una videoconsola y hace zoom en un vehículo blindado. Es un blindado del oponente. Se acerca al bosque, creyendo ser invisible para los drones. Pero, desde el punto de control, es claramente visible cómo dos personas abandonan la caja y se encuentran con un tercero y, manteniendo la distancia, caminan amigablemente a algún lugar de la nieve. El dron les sigue durante diez minutos hasta que llevan a nuestro operador a un punto fuerte escondido entre la naturaleza y cuidadosamente tapado. Parece que uno de los paquetes llega con inspección.
“Enviad Grads allí”.
“¿Cuántos?”
“Dos por cinco”
Eso significa que se dispararán cinco cohetes hacia las posiciones enemigas en un primer momento. Tras un reajuste, habrá otros cinco. Les siguieron otros diez, dejando el lugar cubierto de humo negro, tras lo cual no hubo movimiento en el bosque. El blindado se las arregló para ir a alguna parte, pero los operadores encontraron un nuevo objetivo: una pieza de artillería similar a los M777 estadounidenses. Para entonces, por medio de la comunicación con la sala de control, contactan con los operadores de la munición Lancet, situados a unos kilómetros de allí. Minutos después, la sala de control ya dispone de las imágenes del golpe, realizado por un dron kamikaze.
En realidad, así es como debería funcionar idealmente el reconocimiento y ataque, cuando la gestión, artillería, drones y equipos de asalto de diferentes unidades trabajan como un mismo organismo. Pero, hace unos meses, la línea de resistencia aquí, cerca de Kremennaya, echaba chispas. El enemigo realmente amenazaba con romper las defensas y alcanzar la retaguardia de la República Popular de Lugansk. En otoño, después de Járkov, podríamos haber perdido parte de la RPL. Sin embargo, fueron rápidamente trasladadas aquí las unidades aerotransportadas a las que he venido a visitar. Fueron ellos los que hicieron posible detener la ofensiva ucraniana. Y los movilizados que se unieron a las unidades recién llegadas no solo estabilizaron la línea de defensa, sino que ahora están avanzando junto a los militares profesionales, ocupando puntos más ventajosos y presionando las perdidas el año pasado.
Los paracaidistas operan en prácticamente toda la línea de Svatovo, avanzando hacia Liman y Belogorovka. Al mismo tiempo, pueden jactarse de las nuevas armas entregadas a las tropas directamente de las fábricas. Los mismos Lancet, drones kamikaze de fabricación propia, llevan unas semanas muy activos. Alcanzan la artillería para que no pueda disparar. “O los nuevos BMD-4 (vehículos anfibios de asalto) que nos han llegado. Las Berezhka, unas armas muy válidas”, dice un oficial de la 76ª División.
“¿Se corresponde con la realidad la idea que tenías de la guerra?”, pregunto a Sergey, de la región de Kemerovo, comandante de BMP-2M “Berezhka” con la inscripción “Fuerza de Kuzbass”.
“Bueno, nadie esperaba que esto fuera una guardería, aquí todo el mundo entendía que no era un juego de niños. El adversario es fuerte, nadie se apiada de nadie. Tampoco se ha cancelado la trampa y la ingenuidad militar. Disponemos de las armas necesarias, aplastaremos al enemigo”.
Berezhok es la reconfiguración del buen vehículo de infantería de combate BMP-2. Pero en lugar de un cañón de 30mm, ahora cuenta con cuatro complejos antitanque Cornet, una ametralladora pesada y un lanzagranadas automático. Es más, el vehículo puede utilizar los cuatro Cornets al mismo tiempo. En las instalaciones de entrenamiento, los movilizados han practicado los disparos, que serán útiles cuando los tanques de la OTAN aparezcan por la línea de contacto. Los mismos Abrams no pueden ser destruidos de un disparo, pero cuando hay dos, hay muchas más opciones. Y la armadura del BMP-2M es mucho más seria.
“Recientemente, hemos estado bajo el fuego de mortero y el vehículo salió intacto y todo el personal, sano”, cuenta Sergey. “Y por supuesto, es de una clase completamente diferente aquí. Hay visión térmica, aparatos de visión nocturna y un sistema de control de fuego que es precisa y fiable. Trabajamos de noche sin problemas”.
Hace seis años, Sergey hizo el servicio militar en el Extremo Oriente, en la 83ª Brigada Aerotransportada de Asalto. Después de ser desmovilizado, fue autónomo en la construcción y el metal. Dice que cuando le llegó la notificación de movilización, no tuvo dudas.
“Si no vas al adversario, pronto estará en tu puerta. No querría que mi familia sufriera por esto”.
“Puede que este sea tu primer día de la defensa de la patria como este. ¿Ha cambiado tu actitud hacia él?”
“Tengo más orgullo en el ejército. Quiero felicitar a mis familiares, colegas y camaradas. Os deseo salud y, lo que es más importante, paciencia. Definitivamente, ganaremos”.
Como en Artyomovsk, las Fuerzas Armadas de Ucrania están sufriendo fuertes bajas en Kremennaya. Sin embargo, se aferran a cada arbusto y constantemente buscan oportunidades para el contraataque. El enemigo intenta aplastar las posiciones de nuestros paracaidistas e infantería motorizada de pequeños grupos. Si se calienta mucho, los grupos blindados llegan en su ayuda. Varios vehículos circulan al fuego directo y cosen el bosque delante de ellos. Por norma, después de este trabajo en equipo, la ofensiva del enemigo decae.
“A veces, es sencillo avanzar sobre el enemigo, otras veces es muy difícil, pero en cualquier caso seguimos adelante. Tenemos un objetivo. Donde es duro, aguantamos; donde es más fácil, descansamos. Trabajamos con la artillería y grupos blindados. La inteligencia nos transmite las coordenadas a nosotros, coordina nuestras acciones desde el aire, salimos, suprimimos el fuego del enemigo y la infantería queda a cubierto”, explica otro de los movilizados.
Oleg es de Omsk y también sirvió en las fuerzas aerotransportadas, en el 137º regimiento de Ryazan como conductor. De civil, trabajó en una empresa de transporte. “Después del servicio militar, celebraba el 23 de febrero, pero sin pensar realmente en lo que significaba. Ahora entiendo que estoy defendiendo la patria”.
“A los vehículos”, se escucha del comando. Oleg y su equipo avanzan en una columna de tres vehículos a la siguiente tarea en la zona del saliente de Torsky, donde los paracaidistas rusos empujan al enemigo hacia Seversk y Belgorovka. Desde el este, la agrupación del adversario está siendo expulsada por la infantería motorizada y las unidades del Segundo Cuerpo del Ejército de la RPL; desde el sur, por grupos de Wagner, que paralelamente intentan cerrar el cerco alrededor de Artyomovsk.
“La iniciativa está de nuestro lado”, me explica uno de los comandantes. “Si antes me sentía como un portero en un entrenamiento, saltando de una esquina de la portería a la otra, tapando agujeros, ahora el oponente está en ese papel. Lo principal es avanzar para que no tenga la oportunidad de concentrar grupos de ataque en ninguna dirección. Que sean las Fuerzas Armadas de Ucrania las que tengan que correr como un portero ahora”.
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