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Crimea, Rusia, Ucrania

El ataque al puente de Kerch

Tal y como se ha podido leer esta semana, cuando Meduza ha publicado la propuesta que Ucrania presentó a Rusia durante el proceso de negociación de las primeras semanas de la guerra entre los dos países, uno de los compromisos planteados por Kiev era la renuncia a “resolver por medios militares” la cuestión de Crimea y Sebastopol. Con una proposición de tratar la cuestión de Crimea y Sebastopol por medio de negociaciones a lo largo de los próximos quince años, Ucrania trataba de volver a colocar en la agenda política una cuestión que para Rusia había quedado resuelta en 2014. En aquel momento, y con activa participación de la población local, se gestó la adhesión a Rusia, justificada con el referéndum del 16 de marzo, ratificada pocos días después por los poderes legislativo y ejecutivo rusos y finalmente plasmada en la Constitución de la Federación Rusa. En estos ocho años, Ucrania no ha podido presentar batalla política alguna por el control de la península. A los actos propagandísticos con la presencia de sus socios ha contrastado la completa ausencia de un movimiento proucraniano en el territorio. Desde 2014, Ucrania no ha tenido opción diplomática alguna para recuperar Crimea.

Sin embargo, la cercanía de Ucrania ha seguido siendo un factor relevante. En este tiempo, grupos nacionalistas han abogado por cortar el suministro de luz, que lograron realizar con éxito, dejando a oscuras a la península y obligando a Rusia a acelerar el proceso de suministro y obstaculizar así la capacidad de Ucrania de interrumpir la vida normal de la población local. Pero si los cortes de luz pudieron ser paliados con puentes de energía desde la Rusia continental, más difícil fue la cuestión del suministro de agua. Consciente de la dependencia de la península del suministro procedente de Ucrania, el Gobierno de Kiev construyó una presa para impedir el paso del agua hacia el canal de Crimea, arruinando así al sector agrícola. Los subsidios con los que Moscú ha tratado de compensar a los agricultores no han servido para recuperar las cosechas de las fértiles tierras de Crimea, que hasta esta primavera, cuando las tropas rusas hicieron explotar la barrera que impedía el paso del agua, no han recuperado el suministro.

El bloqueo ucraniano hizo de la península de Crimea una isla accesible desde la Rusia continental solo a través de un ferry, lo que obligó a Moscú a acelerar unos planes que ya se habían planteado en años anteriores en colaboración con Ucrania y que nunca había prosperado: la construcción de un puente a través del estrecho de Kerch. Con sus arcos blancos como imagen más característica, Rusia inauguró en 2018 un puente con el que dispondría tanto de carretera como de conexión ferroviaria, clave a la hora de garantizar los suministros necesarios para la vida de la población. A excepción del exministro de Infraestructuras Omelyan, que en una ocasión trató de provocar a Rusia alegando que sería útil cuando Ucrania recuperara el Kuban, el discurso oficial ucraniano ha calificado el puente de ilegal y lo ha señalado siempre como un enemigo a batir. Ese discurso se ha acrecentado en los últimos meses. Sin opción a una negociación tras la ruptura de marzo de este año, la guerra hasta el final ha sido la opción elegida por Ucrania para lograr recuperar sus territorios sin realizar concesión alguna.

Entre esos territorios que Kiev aspira a recuperar está Crimea, de ahí que el puente de Kerch haya sido mencionado en estos meses tanto por representantes políticos como por las autoridades militares (Arestovich, Podoliak, Reznikov o la propia cuenta de la Defensa de Ucrania) como objetivo prioritario especialmente desde que Ucrania dispone de misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos. Aunque la guerra todavía está lejos de Crimea, Ucrania, que no deja de anunciar una futura desocupación para la que no pretende pedir su opinión a la población, ha tratado de hacer sentir el peligro en la península.

Ayer a las seis de la mañana, tras varias semanas de silencio en las que no se habían producido explosiones como las causadas por drones ucranianos en aeródromos de la península, una potente explosión causó un incendio en las vías ferroviarias y el tren que transcurría por ellas -aparentemente transportando combustible- e hizo derrumbarse una parte del puente sobre el estrecho de Kerch. La prudencia con la que inicialmente reaccionaron las autoridades rusas, que ordenaron una investigación inmediata, cortaron el tránsito y a lo largo del día anunciaron el trabajo de reparación de las vías ferroviarias del puente, contrasta con la rapidez con la que autoridades ucranianas se lanzaron a las redes sociales para celebrar el acontecimiento. Oleksiy Danilov, presidente del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania, daba los buenos día con dos imágenes: el incendio en el puente de Kerch y las míticas imágenes de Marilyn Monroe cantando el “cumpleaños feliz” a John Fitzgerald Kennedy, evidente referencia al cumpleaños de Vladimir Putin, que el viernes cumplió 70 años. “Crimea, el puente es el principio”, escribió Mijailo Podoliak, que continuó afirmando que “todo lo ilegal debe ser destruido, todo lo robado debe ser devuelto a Ucrania, todo lo ocupado por Rusia debe ser expulsado”. En su línea habitual de primero dar a entender la participación ucraniana y posteriormente ofrecer una versión alternativa, Podoliak culpaba posteriormente del atentado al FSB. Por la noche, en su habitual discurso, Volodymyr Zelensky pareció tomarse a broma lo ocurrido en Crimea. Tras afirmar que había sido un buen día en Ucrania, el presidente ucraniano afirmó que «por desgracia, ha estado nublado en Crimea».

Frente a los halcones rusos y exaltados seguidores en las redes sociales, la reacción rusa se mantuvo fría, aunque rápidamente apuntó a Ucrania. María Zajarova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores calificaba ayer por la mañana de prueba de culpa la reacción de las autoridades ucranianas. Sin embargo, fueron medios ucranianos como Ukrainska Pravda o UNIAN, que en ningún caso pueden considerarse prorrusos o críticos con las autoridades ucranianas, los que fueron más allá y reivindicaron desde las primeras horas, el atentado como un acto del SBU, que por medio de un conductor suicida hizo estallar un camión bomba. Poco después, citando a sus propias fuentes aunque sin dar detalles sobre el método del atentado, también The Washington Post apuntó al Servicio de Seguridad de Ucrania como autor de la explosión.

A lo largo del día, Rusia confirmó la muerte de al menos tres personas. La investigación deberá determinar qué explosivos fueron utilizados, cuál es su procedencia, si el conductor del camión era consciente de estar transportando explosivos o si solo fue un peón involuntario en el atentado y cómo ese camión evitó los controles. Por el momento, las únicas certezas son la felicidad de Ucrania, que anuncia la emisión de un sello con el feliz acontecimiento, y las dificultades que el atentado podía causar para el suministro ruso.

La compañía que realiza el tránsito entre Kuban y Mariupol se ha prestado ya a reforzar los cruces en ferry entre Kerch y la Rusia continental. Ayer, Sergey Aksyonov, líder de Crimea, afirmó que la península dispone de combustible para un mes y alimentos para dos meses, por lo que el suministro civil no será ahora la principal preocupación. Al margen de la duda sobre si habrá una respuesta rusa al atentado con bomba, la principal cuestión ahora es el suministro a las tropas que luchan en Jerson y Zaporozhie, para las que el tránsito a través de Crimea es la principal vía de suministro, de ahí la voluntad de reparar los daños a las infraestructuras ferroviarias de forma inmediata. Por la tarde, Rusia mostraba las primeras imágenes de vehículos transitando por los carriles que no habían sido afectados y se anunciaba la reanudación parcial del tránsito, con lo que Moscú quería mostrar que el éxito del ataque solo había sido limitado. Sin embargo, el tránsito se limita, de momento, a pasajeros, por lo que el transporte de carga, aún debe ser reanudado.

Evidentemente, no es casualidad que el intento de paralizar temporalmente el tránsito a través del puente de Kerch se produzca ahora, en el momento más crítico para las tropas rusas en el frente sur, especialmente en el frente de Jerson. Y no es descartable que Ucrania active ahora el frente de Zaporozhie, el único sobre el que las tropas ucranianas todavía no han tratado de avanzar y que supondría la entrada en una nueva fase de guerra abierta. Ucrania ya ha dejado claro que está dispuesta a llegar hasta el final y a utilizar incluso métodos de inspiración terrorista para lograr sus objetivos.

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