Por unanimidad, aunque con la ausencia de alrededor del 10% de los diputados y senadores, el poder legislativo ruso ratificó ayer la adhesión de cuatro territorios ucranianos a Rusia según los resultados de los referendos celebrados la semana pasada. En el plano político, la presidenta del Consejo de la Federación, el Senado ruso, Valentina Matvienko, felicitaba a la población por su retorno a “su gran patria: Rusia”. En estos días se ha confirmado también que los territorios mantendrán sus nombres y sus banderas. De esta forma, por ejemplo, la República Popular de Donetsk no solo mantendrá su estatus de república en lugar de oblast, sino que mantendrá también su bandera negra, azul y roja heredada de la República de Donetsk-Krivoi Rog.
La bandera de la República liderada durante apenas unos meses de fervor revolucionario por el camarada Artyom, que un siglo después aún da nombre a la calle principal de Donetsk, se convierte así en un símbolo oficial de un territorio ruso. En un momento en el que en el territorio ucraniano comenzaban a cobrar importancia política argumentos étnicos para buscar la autonomía o independencia de Moscú, Artyom, Fyodor Sergeev, y sus camaradas buscaban mantener el territorio, no solo unido, sino supeditado a Moscú en lugar de a Kiev. Acorde con la época y con las ideas de Lenin, los bolcheviques de Donetsk, entonces todavía Iuzovka, no negaban a sus camaradas ucranianos el derecho de autodeterminación, pero debía serlo sin Donbass.
Ocho años después de su proclamación en mayo de 2014, la República Popular de Donetsk tiene ya un recorrido más extenso que la breve República de Donetsk-Krivoi Rog. Y al contrario que la entidad política liderada por Artyom, ha logrado ser reconocida por Moscú como territorio propio, al menos sobre el papel. Frente a la expansión territorial que Rusia anuncia esta semana, ha surgido ya la cuestión de cuáles son realmente esas fronteras. Hasta hace unos días, Rusia controlaba la totalidad de la República Popular de Lugansk. Esa excepción ha desaparecido esta semana con la pérdida de Krasny Liman y el avance ucraniano hacia el territorio de Lugansk. Ucrania trata ahora de capturar Kremennaya, poniendo en peligro Severodonetsk, Lisichansk y Rubezhnoe, y Svatovo, una localidad importante para el control de todo el territorio del norte de Lugansk y para el suministro de las tropas rusas desde la frontera.
La situación era aún más complicada en los otros tres territorios teóricamente anexionados. Los avances en la RPD se han limitado al sur de la República y en estos meses las tropas rusas y republicanas no han logrado alejar a las tropas ucranianas de Gorlovka ni de Donetsk. En el norte de la República, los avances se limitaban a Krasny Liman, perdido la semana pasada en una retirada para evitar caer en un cerco tras tres semanas de defensa en las que Rusia no parece haber tenido tiempo de reforzar la segunda línea.
Aunque el frente es más estable en la zona de Zaporozhie bajo control ruso que en la región de Jerson, en ninguna de ellas ha habido nunca control absoluto. Esta semana, incluso las autoridades rusas planteaban la necesidad de realizar conversaciones para conocer cuál es realmente la frontera. Frente a los actos políticos en las principales instituciones rusas y gran acto de propaganda que se celebró en Moscú el pasado fin de semana, la realidad está marcada por la situación militar. Las fronteras de Rusia serán simplemente aquellas que logre mantener por la vía militar en el transcurso de esta guerra. Y en estos momentos, la situación es grave tanto en Lugansk como en Jerson, donde Ucrania anunció ayer haber izado su bandera en Davidov Brod, localidad que no logró capturar en su anterior ofensiva. En su discurso diario, Volodymyr Zelensky anunció la recuperación de una docena de localidades en Jérson.
Las tropas de Kiev avanzan de forma sólida desde dos direcciones hacia Kajovka, con lo que se aproximan peligrosamente a la ciudad de Jerson. El precedente del fracaso de la defensa de Kupliansk, con el río Oskol a sus espaldas, pone en cuestión la capacidad rusa, no solo de mantener, sino de luchar por mantener el control de Jerson, al otro lado del Dniéper. A corto plazo, Rusia corre el riesgo de perder muchos, si no prácticamente todos, los territorios de Lugansk recuperados desde el inicio de su intervención militar el territorio de la margen derecha del Dniéper al completo.
En esta guerra con escasa cobertura de la primera línea del frente, dos de los principales periodistas rusos, Alexander Kots y Evgeny Poddubny, ambos en la zona de Kremennaya y Svatovo, preparaban ayer a sus seguidores para una temporada en la que no habrá buenas noticias para Rusia en el frente. “Como ya he escrito, ha llegado el momento más difícil en el frente”, escribió ayer en su canal de Telegram en un post en el que recordaba que los soldados movilizados no pueden ser enviados al frente de forma inmediata. Entre descoordinación y flagrantes errores administrativos y logísticos, Rusia continúa movilizando a sus reservistas, que deben compensar la escasez de efectivos en la zona de guerra. Según anunció la RPD, una parte ha llegado ya a Donbass, donde realizará su instrucción y posteriormente será destinada a las unidades del frente o de la retaguardia. Sin embargo, con problemas logísticos y tácticos que van más allá de las cifras de efectivos, sería ingenuo esperar que la llegada, que será escalonada, de estos reservistas vaya a lograr revertir por sí misma la actual situación. En este contexto, Rusia no aspira a capturar todo el territorio de las regiones y repúblicas reconocidas como parte de Rusia, ni a recuperar aquellos perdidos recientemente.
A juzgar por los avances ucranianos y las informaciones de los corresponsales de guerra, el comando ruso no aspira tampoco a defender todos los territorios ahora bajo su control. Escudándose nuevamente en la falta de efectivos, que en realidad solo es una de las muchas carencias rusas en esta guerra, Poddubny escribió que “en el frente lo entienden y lo toleran y donde no pueden aguantar con las fuerzas disponibles, se retiran”. Aunque con la esperanza de recuperar esos territorios, el corresponsal ruso da a entender que las retiradas rusas no se limitarán a Járkov y Krasny Liman sino que continuarán tanto en Lugansk como en Jerson, donde han empezado ya. “La situación es difícil tanto en el norte, en la zona Kremennaya-Svatovo, como en el sur. A la luz de los informes, en el sur la situación es crítica. De momento estamos perdiendo efectivos y territorio”, escribió.
Frente a la normalidad que trata de mantener Moscú, que se jacta de las ganancias territoriales recientemente aprobadas, el frente muestra rápidos avances ucranianos en zonas en las que las ofensivas rusas llevaron semanas. Sin posibilidades de defender los territorios, Rusia se repliega, dejando atrás a una población a la que hace tan solo unos días daba la bienvenida. En la guerra, no son los discursos sino los hechos consumados los que marcan la diferencia. Octubre se presenta como un mes crítico para Rusia, que sin posibilidad de detener, y mucho menos revertir, el avance ucraniano, tendrá que superar sus carencias para evitar perder la guerra. De lo contrario, las adhesiones a Rusia, las promesas, la organización territorial o las banderas quedarán en nada.
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