Artículo Original: Vzglyad
La central nuclear de Zaporozhie, la más grande de Europa, que anualmente genera 40.000 millones de kilovatios (el 50% de toda la energía generada por las centrales nucleares ucranianas) y suministra la quinta parte de las necesidades de energía eléctrica del país, se ha convertido recientemente en blanco de los bombardeos de las Fuerzas Armadas de Ucrania. El viernes se conoció un nuevo ataque.
El suministro eléctrico de la central al territorio ucraniano se detuvo, aunque posteriormente fue recuperado. Según explicó el sábado Vladimir Rogov, representante de la administración regional, dos unidades eléctricas, la quinta y la sexta, de la planta suministran actualmente electricidad, que surten a los territorios bajo control ruso. La planta no solo suministra a la región de Jerson y las zonas de Zaporozhie bajo control ruso, sino también a la ciudad de Zaporozhie, bajo control ucraniano, y sus alrededores, así como a las regiones de Nikolaev y Odessa.
La publicación independiente [ucraniana] Strana ha sugerido que la desconexión temporal de la central del sistema eléctrico ucraniano ocurrió “no a causa de los bombardeos, sino por motivos técnicos, para investigar la posibilidad de conectar la central al sistema eléctrico ruso”. Antes, el director del Fondo de Desarrollo de Energía Sergey Pikin había explicado a Vzglyad que, si es necesario, la central nuclear de Zaporozhie puede ser incluida en el sistema eléctrico ruso en un solo día.
En mayo, el viceprimer ministro ruso, Marat Jusnulin, apuntó que la central, bajo control de las tropas rusas, puede ser desconectada del sistema energético ruso. Si Ucrania está dispuesta a aceptar y pagar por el suministro eléctrico de la central, que Rusia está dispuesta a vender a Ucrania, la central trabajará para Ucrania, afirmó el representante del Gobierno. “Si no aceptan, trabajará para Rusia. La energía nuclear es uno de los tipos más baratos y competitivos de energía. No habrá dudas sobre dónde vender la electricidad”, afirmó Jusnulin según citó RIA Novosti.
La ex primera ministra, ahora líder del partido opositor Batkivschina, apeló el jueves a prepararse para la pérdida de la central, que a febrero producía hasta el 20% de la electricidad consumida por Ucrania. “Esto significa que necesitamos urgentemente revisar el balance energético”, afirmó Timoshenko según cita TASS. Según la ex primera ministra, a la espera del invierno, Ucrania debe centrarse en la compra de carbón y en las negociaciones con la Unión Europea para la provisión de 2.000-2.500 millones de metros cúbicos de gas para las reservas. Es evidente que este combustible (posiblemente gas licuado estadounidense) tendrá para los usuarios ucranianos un coste desorbitado. Hay que recordar que, en agosto, el precio del gas en Europa ha aumentado hasta los 3.275 dólares por mil metros cúbicos.
“Ucrania, por supuesto, necesita la energía producida por la central nuclear y por los pelos superó el último invierno. En aquel momento, los precios de la energía en la UE ya eran muy altos y Kiev se salvó solo por la compra de electricidad a Bielorrusia. Ahora la situación es peor para Ucrania, así que Kiev necesita algunas negociaciones en la sombra con la parte rusa o a nivel internacional para que la central continúe surtiendo al territorio ucraniano y facilite el tránsito a la temporada de calefacción”, explicó a Vzglyad el economista Vasili Koltashov.
Según explica el experto en energía Igor Yushkov, es improbable que Ucrania vaya a ser capaz de solucionar sus problemas energéticos a costa de sus propias fuentes de importación de gas y carbón. Así que la cuestión de la importación de gas de Europa puede convertirse en una realidad para Ucrania. Teniendo en cuenta el descenso en la producción doméstica, es posible que haya que bombear 2.000-2-500 millones de metros cúbicos de gas, lo que costará, según explicó a Strana el experto en el mercado energético Oleg Popenko, entre 120 y 160 millones de grivnas (entre 3.200 y 4.300 millones de dólares).
“La cuestión principal es cuánto gas está produciendo la propia Ucrania”, apuntó Yushkov. “Las capacidades principales están en el oeste, pero también se desarrollaron algunas extracciones en la región de Járkov y, según Kiev, ahora el trabajo allí se ha detenido. Es peor en el caso del carbón: no se puede importar a través de los puertos, tampoco será posible obtenerlo de Donbass, al menos directamente. Creo que Ucrania sigue siendo un país energéticamente deficiente, incluso teniendo en cuenta la reducción en el consumo, así que sigue necesitando la central nuclear de Zaporozhie”.
Sin embargo, la reducción de consumo eléctrico a causa de la pérdida de territorios, entre ellos las ciudades de Donbass y sus gigantes industriales (como Azovstal e Ilich en Mariupol y Azot en Severodonetsk) es un factor importante. Desde el inicio de la intervención rusa, el consumo eléctrico en el país ha caído en un 30% según afirmó a finales de marzo el ministro de Energía German Galuschenko. En abril, Sergei Marchenko, ministro de Finanzas, informó de que el consumo eléctrico había caído ya en un 35%.
“Ahora Kiev se ha quedado sin una parte importante del consumo privado. Había un consumo fuerte en Donbass, en parte a causa de las minas, la metalurgia y la industria, que son industrias de alto consumo energético. También ha perdido Lugansk, territorios del sur, la región agrícola de Jerson y parte de Járkov. Puedo decir de cabeza que es alrededor del 20% del sistema energético. Es la quinta parte de la base del tráfico energético de Ucrania”, explicó el profesor Bulat Nigmatulin, doctor en ciencias técnicas y director del Instituto de Problemas Energéticos.
La caída del consumo puede explicar por qué las tropas ucranianas se permiten disparar contra la central nuclear de Zaporozhie, con la esperanza de que los territorios perdidos de Jerson y Zaporozhie sufran las consecuencias. “Los actos ucranianos pueden calificarse de prueba de estrés: han probado y se han dado cuenta de que pueden vivir sin la central nuclear de Zaporozhie”, afirmó Alexey Anpilogov, experto en la industria nuclear.
Pero Anpilogov añadió también que la situación cambiará en la temporada alta de consumo: el invierno. Entonces, si el suministro se detiene, se notará. El consumo energético aumenta un 20-25% en invierno según explicó a Strana Yury Korolchuk, analista del Instituto de Estudios Estratégicos. El medio ucraniano apunta que, teniendo en cuenta la escasez de gas y los apagones, ante la llegada del frío, la demanda de estufas eléctricas se ha multiplicado por quince o veinte en comparación con el año pasado y el coste del metro cúbico de leña ha ascendido a las 1500-2000 grivnas (el doble que el año pasado).
Teniendo en cuenta las perspectivas reales de escasez energética, los planes de Kiev de vender el excedente energético a Occidente son una quimera. Hay que recordar que, a finales de julio, el primer ministro Denis Shmygal afirmó que Ucrania estaba aumentando las exportaciones de electricidad a la Unión Europea. “Ahora estamos exportando 100 MW y suministraremos 250, que queremos aumentar ocho veces en un año”, afirmó entonces.
A principios de agosto, el ministro de Energía German Galuschenko afirmó al medio estadounidense Político que Kiev está preparado para aumentar las exportaciones a la Unión Europea a 1690 MW. Según el ministro, el trato sería beneficioso: permitiría a la UE ahorrar 6.000 millones de metros cúbicos de gas (se entiende que ruso). Eso sí, entonces Galuschenko se quejó de que el sistema europeo ENTSO-E se opone, ya que afirmo que era preferible aumentar gradualmente los volúmenes solo hasta 250 MW. La Oficina Europea dejó abierta la “posibilidad de aumentar el potencial de comercio, que se valorará en septiembre considerando la estabilidad y seguridad del sistema energético”.
Teniendo en cuenta la situación real, los planes de Kiev de vender el excedente energético a la Unión Europea en otoño y ganar dinero con ello no son más que bravuconería”, apuntó Koltashov. Para el experto de Kiev Korolchuk, en invierno, cuando el balance energético esté en cero o en números rojos, no solo surgirá la cuestión de detener la exportación de electricidad a la Unión Europea, sino también la necesidad de importarla. Y teniendo en cuenta la crisis energética en la Unión Europea y el rápido aumento de los precios, no hay garantía de que vaya a haber suministro a Ucrania.
Volviendo a lo que está ocurriendo alrededor de la central nuclear de Zaporozhie, hay que añadir que el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, calificó el viernes la situación de “extremadamente alarmante” y recordó la necesidad de permitir una misión del Organismo Internacional de la Energía Atómica. El director general de esta organización, Rafael Mariano Grossi, afirmó que los expertos pueden llegar a la central antes del 5 de septiembre. Se habla incluso de que la visita puede comenzar esta misma semana.
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