Tras el ajetreado lunes, en el que Rusia rompió completamente con la postura que había mantenido desde 2015, el día de ayer confirmó el cambio de fase y avanzó sobre los pasos dados horas antes. Tras la firma del reconocimiento ruso de la RPD y la RPL y los tratados de amistad y cooperación con las recién reconocidas Repúblicas, los poderes ejecutivos de las tres entidades ratificaron ayer por unanimidad esos documentos. Se trataba del primer paso para oficializar las relaciones entre Moscú, Donetsk y Lugansk, confirmadas con el anuncio del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa del establecimiento de relaciones diplomáticas con las repúblicas de Donbass. En el sentido contrario, Rusia anunciaba también la evacuación de todo el personal diplomático de Ucrania.
En estas primeras horas de reconocimiento oficial de la RPD y la RPL, tres han sido los temas principales: la cuestión de las fronteras, el uso de tropas rusas y las primeras sanciones contra Rusia. Tanto la prensa como la diplomacia extranjera trataron ayer de determinar las fronteras de las Repúblicas Populares que Rusia reconoció tras el duro discurso de Vladimir Putin. Horas de especulaciones e información contradictoria quedaron solventadas con las palabras del presidente ruso, que en una comparecencia ante la prensa confirmó que el reconocimiento implica la aceptación de los documentos fundamentales de las Repúblicas, incluidas sus constituciones.
Esas constituciones definen las fronteras de las Repúblicas según las antiguas regiones de Donetsk y Lugansk de Ucrania, lo que implica una nueva incertidumbre sobre el futuro y sobre si se trata únicamente de una reclamación simbólica, una advertencia a Ucrania para disuadir ataques contra la RPD/RPL o si habrá un intento -que evidentemente tendría que ser militar- de recuperar esos territorios que incluyen, como punto más importante, la ciudad portuaria de Mariupol. Por el momento, ninguna acción sugiere esta última opción.
En la misma comparecencia, Vladimir Putin se refirió también a la nueva situación creada tras las decisiones de los últimos días. Ratificada por el Consejo de la Federación la petición del presidente ruso para utilizar las tropas en el extranjero, primer paso para la entrada oficial de tropas para, tal y como había afirmado ya Sergey Lavrov, garantizar la seguridad de la zona, Vladimir Putin afirmó no haber especificado si las tropas acudirán a la zona “de forma inmediata”. Una serie de imágenes de convoyes militares avanzando en la noche coincidiendo con la emisión del pregrabado discurso presidencial del lunes hicieron que se diera por hecho la presencia de tropas rusas ya sobre el terreno. Eso dio lugar a las primeras especulaciones sobre si esa presencia, en principio en los territorios ya controlados por la RPD y la RPL, sería considerada invasión por parte de Estados Unidos y sus aliados. Fuentes anónimas del Gobierno estadounidense habían dado a lo largo del día información contradictoria al respecto. En realidad, las declaraciones de Estados Unidos han preparado ya, a lo largo de las últimas semanas, el terreno para considerar invasión rusa incluso al statu quo.
En su atropellada comparecencia un día después del reconocimiento ruso, el presidente Joe Biden afirmó que se trata del inicio de una invasión rusa de Ucrania. “¿Quién, en nombre del Señor, se cree Putin que le da el derecho a declarar nuevos llamados países en el territorio que pertenecía a sus vecinos?”, afirmó el presidente estadounidense para condenar la “flagrante violación del derecho internacional”. Horas antes, el presidente ruso remitía esas quejas al uso de la fuerza por parte de los países de la OTAN para desmembrar Yugoslavia por la fuerza.
Joe Biden anunció también las primeras sanciones contra dos bancos rusos, una serie de miembros de la élite que no especificó y el cierre de los mercados occidentales a la deuda soberana rusa (que en realidad están vigentes desde el 15 de abril de 2021). No se trata más que de un primer, y no especialmente impresionante, paquete de sanciones estadounidenses que aumentarán en caso de uso de tropas rusas en Donbass para mantener la paz en los territorios de la RPD y la RPL, pero especialmente en caso de avance sobre territorio ucraniano.
Antes, los socios europeos de Estados Unidos habían anunciado ya sus primeras sanciones. El Reino Unido se adelantó a sus aliados tanto en el anuncio de que ha comenzado la invasión rusa de Ucrania que llevaban semanas anticipando como en la imposición de sanciones, dirigidas fundamentalmente a bancos y oligarcas de segundo nivel, guardando así la posibilidad de endurecer las medidas en caso de uso de tropas o avance sobre territorio ucraniano.
“No más compras en Milán, fiestas en Saint Tropez, diamantes en Amberes. Este es el primer paso. Estamos unidos”, escribió Josep Borrell en un tuit posteriormente borrado. Con esa sentencia, que en Rusia recibió inmediatamente todo tipo de burlas, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea finalizaba un hilo de cuatro tuits en el que anunciaba sanciones contra todos los diputados rusos que votaron la resolución del Partido Comunista de exigir a Vladimir Putin el reconocimiento de la RPD y la RPL, sanciones económicas a las Repúblicas Populares e impedir la capacidad rusa de acceder a los mercados financieros y de capital de la Unión Europea. No se trata de sanciones inesperadas, como tampoco lo es la paralización alemana a la certificación del gasoducto Nord Stream-2.
En su comparecencia, Joe Biden acusó nuevamente a Rusia de fabricar, por medio de bombardeos de falsa bandera -Estados Unidos sigue insistiendo en que los bombardeos ucranianos, que continúan y han sido registrados por la OSCE estos días, no son más que autobombardeos de las Repúblicas Populares- un pretexto de invasión. Biden, como hicieron también otros jefes de Estado y de Gobierno, exigió a Rusia el retorno a la diplomacia. También Rusia había apelado a la diplomacia, aunque no ya en el formato de los acuerdos de Minsk, que según las palabras del presidente ruso “ya no existe”.
Desaparecida y sin saber exactamente cómo reaccionar a los acontecimientos, Ucrania trata de buscar un camino y ha continuado en las últimas horas exigiendo, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, tanto armas para defenderse contra Rusia como la admisión en la Unión Europea. Kiev plantea la posibilidad de introducir el estado de excepción y de romper relaciones diplomáticas con Rusia en caso de “mayor agresión”, lo que recuerda que, ocho años después de que comenzara una guerra que siempre ha definido como agresión rusa, Ucrania no ha roto relaciones diplomáticas y económicas ni ha cerrado su frontera con el país.
Hacen horas que los medios corporativos andan metiendo aún más miedo a la gente,, diciendo que Rusia ya está ocupando territorios en Ucrania. La mayoría de la gente (y los medios) aquí en EU está muy ignorante de lo que acontece en Ucrania y las Repúblicas Populares con toda esta situación y los medios hablan como si fueran expertos en la situación. A ésos son los que escucha la mayoría.
La adm Biden ya han «encontrado» excusa para intervenir. Ciertos líderes congreso y otras instituciones le piden a Biden que pida la aprobación del Congreso antes de enviar tropas. Sabemos que han estado equipando y enviando recursos al gobierno ucraniano. Sin embargo, Biden dice que sòlo eso harán. Eso contrasta con la narrativa de miedo que repiten los pseudo-analistas cual si fuera un mantra.
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Siguen los pseudo analistas refiriéndose al supuesto «ataque» de Rusia a Ucrania, pero ellos mismos se contradicen cuando tienen que aclarar que todavía no han sonado las alarmas que indiquen un ataque de parte de Rusia. ,(Pero supuestamente «Rusia Ya está atacando a Ucrania».)
Que se reportan sonidos de «explosiones» pero no indican (En Kiev) qué son o de dónde vienen. Por lo tanto, los ignoramuses siguen repitiendo el mantra del momento.
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