Artículo Original: Andriy Babitsky
Como es habitual, una parte de la gran conferencia de prensa del presidente ruso se dedicó a la situación en Ucrania y las relaciones con el país. Podría parecer que el presidente no dijo nada nuevo, pero tras el ultimátum dirigido a la OTAN y a Estados Unidos, la situación ha cambiado notablemente, así que cualquier palabra suena ahora en una clave completamente diferente.
Según el líder ruso, Moscú no puede sino preocuparse por lo que está ocurriendo en Ucrania ya que se trata de la seguridad de Rusia, a pesar de los constantes intentos de detenerlo: “Nos advierten de antemano: no interfiráis, no protejáis a esa gente. Si intervenís y los defendéis, habrá estas y aquellas sanciones”.
“¿Pueden imaginar cómo debe seguir adelante Rusia desde el punto de vista histórico? Todo el tiempo con el ojo puesto en lo que ocurre allí, qué nuevas armas se están suministrando. Y después, bajo la tapadera de esas nuevas armas, empujan a los radicales a resolver los asuntos en Donbass por la fuerza y también en Crimea”, afirmó el presidente. Esto significa que Putin sigue tomándose muy en serio las amenazas que vienen de Ucrania y que el Gobierno ruso no está dispuesto a vivir con esta situación.
“Tenemos que pensar en nuestras perspectivas de seguridad no solo para hoy o para la semana que viene, sino pensando en el futuro. ¿Cómo debe vivir con esto Rusia? todo el tiempo con un ojo puesto en lo que ocurre allí y cuándo van a atacar? Es una pregunta seria. Estamos hablando de planes de desarrollo de infraestructuras, políticas sociales y sanidad. ¿Pero qué significa todo eso si todo lleva al conflicto?”, se preguntó Vladimir Putin. Es decir, según el presidente ruso, las probabilidades de ataque no son cero. Es más, reforzando a Ucrania con armas, Occidente acerca ese momento.
Como en otros eventos similares, Putin recordó los acuerdos de Minsk, a los que volvió a calificar de única opción para resolver el conflicto en Donbass, aunque Ucrania se niegue a cumplirlos. El presidente ruso también mencionó que el presidente Volodymyr Zelensky, al llegar al poder, ignoró la voluntad de millones de sus votantes y, como su predecesor, “cayó bajo la influencia de elementos radicales”.
El Parlamento ha planteado una ley sobre el periodo transicional que contradice los acuerdos [Zelensky la retiró temporalmente, aunque parece evidente que no es más que una retirada temporal en busca de concesiones por parte de Rusia]. Era necesario enmendar la Constitución para garantizar la autonomía de Donbass, conceder amnistía y celebrar elecciones. En lugar de eso, se plantea una ley sobre el periodo de transición en la que se prohíbe la amnistía y se prevé la persecución de los participantes en el conflicto y otras categorías de la población, en lugar de elecciones se implanta una administración civil-militar y las tropas vuelven a sus lugares de despliegue permanente.
Pero eso no es suficiente. Hay motivos para pensar que Ucrania puede preparar su tercera operación militar y la palabra guerra se usa de forma cada vez más frecuente. Los ataques se producen a diario. El presidente ruso recordó que existe un mecanismo acordado según el cual la decisión del fuego de respuesta debía ser tomada, a ambos lados del frente, al nivel de los ministerios, pero Kiev ha dado autoridad a los comandantes sobre el terreno y todo comenzó de nuevo.
El presidente ruso tiene esperanzas de una resolución, pero no hay planes de discutir el asunto con el presidente ucraniano. Existían fuerzas en Ucrania que querían establecer buenas relaciones con Rusia, pero esas personas han sido perseguidas y sancionadas y algunas de ellas, simplemente “asesinadas en la calle”. Así que no hay nadie con quién hablar. El cálculo es que es posible llegar a un acuerdo con el presidente de Estados Unidos, con quien ha sido posible encontrar algunos puntos en común en ciertos temas. Las conversaciones generales sobre la estabilidad estratégica están previstas para principios de enero. Pero no hay duda de que, como en la videoconferencia, Ucrania será uno de los principales temas.
“Por eso respondí a la propuesta del presidente Biden, que en una conversación telefónica sugirió nombrar representantes responsables para realizar negociaciones a nivel de estabilidad estratégica. Necesitamos comprender cómo se garantizará nuestra seguridad, sin trucos, hemos puesto directamente sobre la mesa que no debe haber movimiento de la OTAN hacia el este”, explicó el presidente ruso.
Y bueno, “el futuro de Donbass debe ser determinado por las personas que viven allí”. La tarea de Moscú es crear las condiciones más favorables para su elección.
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