Artículo Original: Antifashist
Los principales resultados de la videoconferencia del 7 de diciembre para las Repúblicas de Donbass han sido las garantías de que nadie va a luchar por ellas ni a atacarlas y que se intentará resolver el problema de forma pacífica, no por la guerra, sino por la diplomacia. Estas son las posturas que siempre han defendido en sus declaraciones tanto Rusia como Estados Unidos. La única diferencia entre ellos es que Rusia no iba a atacar ni Donbass ni Ucrania, mientras que Estados Unidos siempre le ha acusado de tener esos planes y lo ha hecho con olas de histeria rusófoba, imposición de sanciones, aumento de la presencia militar en Europa en general y en Ucrania y cerca de la frontera rusa en particular.
Ahora parece que Estados Unidos también reconoce la necesidad de una solución pacífica al conflicto en Donbass. En cualquier caso, Biden garantizó que Estados Unidos no buscará nada por medio de las armas en Europa y en Ucrania y la subsecretaria de Estado Victoria Nuland afirmó que, de ahora en adelante, se centrará en la diplomacia para solucionar el problema de la región rebelde de Ucrania.
Sin embargo, la RPD/RPL siguen en un limbo geopolítico. Por una parte, claramente no pueden volver a Ucrania. Han tomado el camino de Rusia, que a cambio responde por ellas. Les entrega pasaportes, ayuda en las cuestiones humanitarias y con la inclusión de las empresas de la RPD/RPL en el orden estatal y apertura de mercados rusos a los productos de Donbass, se puede hablar del principio de la fase final de integración económica de las dos repúblicas en Rusia. en otras palabras, incluso aunque imaginemos a la RPD/RPL regresando a Ucrania con la autonomía más amplia (como dicta Minsk-2), se desmarcaría en todos los aspectos. Para ellas, Ucrania solo puede ser un socio económico y comercial, sin lazos humanitarios, espirituales, culturales o políticos.
Pero, por otra parte, tanto Rusia como Occidente se han reafirmado en que la única forma de lograr la paz en Donbass es Minsk-2, que debería ser implementado en el formato Normandía. Y Moscú está de acuerdo con ello, porque este documento le da la oportunidad de devolver a Ucrania al statu quo de 2014, cuando era un país neutral, no alineado que no intentaba convertirse en miembro de la OTAN ni era utilizado como laboratorio antirruso. En su forma actual, Minsk-2 ya no beneficia a Ucrania ni a sus socios occidentales, pero tampoco a la RPD/RPL, ya que puede retrasar su integración en Rusia.
Occidente, por su parte, parece haber desistido de presionar a Rusia en esta fase y, de repente, se ha dado cuenta de cuánto le gusta Minsk-2, porque ve en su implementación una forma de retrasar la solución del problema, aunque sea a base de congelarlo un tiempo indefinido. Es decir, Occidente da a entender a Kiev que debería negociar Minsk-2 todo el tiempo que haga falta, siempre que el problema no se vaya a solucionar con Rusia reformando Ucrania para sí misma y con un pie en sus fronteras del noreste. Y pese a que Biden haya reconocido Minsk-2 como una herramienta para resolver el problema de la RPD/RPL, hay otros aspectos que detienen el proceso.
En primer lugar, se propone que participen en las negociaciones sobre Donbass quienes tienen en su mano la situación, es decir, quienes están detrás de las partes en conflicto. Esto significa que, además de Rusia, Estados Unidos también debería estar involucrado en las negociaciones de Minsk-2 y el Formato Normandía. Si hasta ahora París y Berlín no querían oír hablar del tema, ya que esperaban usar su influencia, ahora están de acuerdo. Es correcto: cualquiera comprende perfectamente que la cuestión no se puede resolver sin Rusia y Alemania y Francia saben que no pueden presionar a Rusia ellos solos.
Ahora queda por ver si Estados Unidos aceptará ser el quinto del Formato Normandía o si querrá negociar con Rusia sobre Donbass por separado, en un canal aparte. El principal peligro para Estados Unidos es que, si se implica directamente en el proceso, será inmediatamente acusado de ser parte del conflicto, como ocurre ahora con Rusia. Así que el fracaso de las negociaciones sobre Donbass a favor de Rusia sería otra derrota geopolítica que empañaría la imagen de Estados Unidos, qu,e si puede, seguirá influyendo todas las decisiones sobre Donbass desde la sombra, como hasta ahora.
En segundo lugar, el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky, relegado a jugar un papel secundario como receptor de información, de repente se ha puesto más contento. Tras las negociaciones con Putin, Biden no le llamó en más de dos días, porque tenía que tratar los problemas con la OTAN y la “vieja” Europa. Solo entonces entregó a Ze las nuevas instrucciones: prolongar las negociaciones sobre Minsk-2 todo lo posible y, como siempre, intentar atraer a Rusia a la guerra civil en Ucrania.
Zelensky, tragándose la humillación, se ha puesto a ello. Ya ha afirmado que esta semana pretende celebrar conversaciones para reiniciar el Formato Normandía con el presidente Macron y el nuevo canciller Scholtz. Zelensky parece tener la Esperanza de crear cierto “trio de nuevos” frente al “veterano”. De aquellos que firmaron los acuerdos de Minsk-2 el 12 de febrero de 2015, ya no queda nadie en las negociaciones: ni el embajador ruso Mijaíl Zurabov, ni el expresidente Kuchma de Ucrania, ni la embajadora de la OSCE Heidi Tagliavini, ni los líderes de la RPD y la RPD Alexander Zajarchenko e Igor Plotnitsky.
De forma similar, Vladimir Putin es el único que queda en su puesto de quienes crearon el cuarteto de Normandía el 6 de junio de 2014. Petro Poroshenko, François Hollande y Angela Merkel han abandonado sus puestos. Ahora puede que Zelensky quiera movilizar a los nuevos para presionar al “viejo” Putin para convencerle de reescribir y corregir Minsk-2 tal y como Ucrania quiere. Dicen que ellos son nuevos, no firmaron nada en las viejas condiciones, así que actualicémoslo. Y Francia y Alemania, que no ven a Rusia como garante de Minsk-2 sino como parte del conflicto, están de acuerdo. El problema es que Putin no lo está y no se puede hacer nada sin él. Pero Zelensky lo sigue intentando: estúpidamente se considera al nivel de Macron y por encima del “novato” Scholtz.
Finalmente, Zelensky pasa a la ofensiva tanto en Ucrania como en las relaciones con Rusia. Para empezar, se ha dado permiso para posibles conversaciones con Putin. Pero son imposibles. El presidente ruso se mantiene en su postura: solo puede haber negociaciones sobre cuestiones bilaterales, la cuestión de Crimea está cerrada para siempre y Kiev tiene que hablar sobre la paz en Donbass con Donetsk y Lugansk. Así que una cumbre Putin-Zelensky es muy difícil.
Puede que Zelensky quiera remover la situación celebrando un referéndum sobre Donbass en toda Ucrania: preguntar a la población sobre el tema y saber si quieren que continúe la guerra o no. “No es una cuestión de estatus. Tenemos esto, puede ser sobre Donbass, Crimea, puede que en general sobre el final de la guerra”, afirmó vagamente Zelensky en un canal de televisión.
Zelensky también planteó la posibilidad de crear un formato separado de negociaciones directas con Rusia para resolver el conflicto en el sudeste e incluso aseguró que todos en Occidente (Estados Unidos y la OTAN) están de acuerdo con él y le han prometido su apoyo. “El mensaje que he recibido del presidente de Estados Unidos es que Rusia ha garantizado a Estados Unidos y a todo el mundo que no va a seguir empeorando la situación en los territorios de nuestro Estado soberano. Me parece que hoy este no es un resultado final, pero es importante, muy importante. No hemos hablado de compromisos, hemos hablado del hecho de que puede que tengamos otra plataforma de negociaciones con Rusia gracias a Estados Unidos”, afirmó.
Puede que haya un referéndum, que sería un buen detonante en la situación causada en Ucrania por las acusaciones de Zelensky de traición a los intereses ucranianos y violación de la integridad territorial. Patriotas a sueldo ya están mostrando su favor. La diputada del partido de Poroshenko Irina Gerashenko, ya ha escrito sobre las alegaciones de los halcones de guerra: “Una persona cualquiera en el puesto de presidente…Incluso más peligroso son un montón de palabras cualquiera sobre un referéndum…Y ese referéndum dividirá a la sociedad y al país. Zelensky, que ahora es garante de la Constitución, nunca la ha leído. De lo contrario, sabría que las cuestiones de integridad territorial no están sujetas a ningún referéndum”.
En esto no hay nada que objetar. Pero si Zelensky celebra ese referéndum y la respuesta a la “liberación” de Donbass es negativa, entonces el presidente de Ucrania tendrá una gran ocasión de especular y dirá que no es él quien no quiere liberar Donbass, sino que es el pueblo. Y seguirán disparando en la RPD/RPL, con la paz como solo un sueño y expuestos al peligro a diario. La foto del italiano Andrea Rocchelli, asesinado en Donbass en mayo de 2014, antes de la creación de los formatos de Normandía y Minsk sigue siendo relevante.
“Nosotros tendremos trabajo y ellos no. Tendremos pensiones y ellos no. Daremos ayuda a los pensionistas y los niños y ellos no. Nuestros niños irán al colegio y a la guardería y ellos se quedarán en los sótanos. Porque no saben hacer nada. Así es como ganaremos esta guerra”, prometió en el lejano noviembre de 2014 Poroshenko, ya presidente. Ahora Zelensky cumple sus promesas. Ambos acudieron a las urnas como “presidentes de paz”.
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