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Donbass, DPR, LPR, Rusia, Ucrania

El lenguaje «correcto»

Artículo Original: Andrey Manchuk

El Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania ha desarrollado un glosario para las autoridades estatales, la prensa y organizaciones públicas sobre cómo hablar correctamente sobre la guerra en Donbass, lo ocurrido en Maidan y la soberanía de Crimea. Así lo informó la web de la institución el 20 de octubre. En la Ucrania post-Maidan, hay una serie de estructuras y extrañas organizaciones que existen gracias al presupuesto del Estado y que se dedican a rivalizar unas con otras por el título del ministerio de la verdad.

Esta semana, el país de la dignidad ha anunciado la creación del Museo Virtual sobre la Agresión Rusa. Según el ministro de Cultura y Política Informativa Alexander Tkachenko, sus exposiciones incluyen “veinte casos relacionados con el tema de la agresión”. Pero el “museo” virtual no es más que una web corriente de propaganda que no difiere en absoluto de otros recursos de este tipo. Parece que las exposiciones están financiadas con fondos robados para este proyecto subvencionado que da de comer a todo un equipo de patriotas corruptos. Porque, en realidad, se pagará a costa de los empleados estatales que se han quedado sin salario, los médicos cesados en medio de la pandemia y otros ciudadanos comunes que no tienen para pagar las no-virtuales, pero astronómicas, tarifas de los servicios básicos.

En Kiev han anunciado además los nuevos éxitos en el campo de la política informativa. El Centro para Contrarrestar la Desinformación, recientemente establecido por el Consejo de Seguridad de Ucrania, ha presentado un diccionario patriótico especial. Es decir, una lista de expresiones y palabras que se pueden o no se pueden usar en la esfera pública de este país libre y europeo.

El nuevo glosario tiene cinco secciones temáticas: “terminología general”, “temporalmente ocupados Crimea y Sebastopol”, “ATO, JTO en ORDLO”, “terminología relacionada con la propaganda y política de memoria histórica” y “terminología sobre países extranjeros”. Así que cubre todos los aspectos de la vida pública y no se limita a las relaciones rusoucranianas.

Según el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, se recomienda el uso de este diccionario a las autoridades estatales y locales, misiones diplomáticas de Ucrania, prensa y organizaciones del sector público. Sin embargo, es evidente que, con el tiempo, el vocabulario indicado va a ser impuesto a todos los ucranianos. Es más, no se hará con el método de la zanahoria, sino con el del palo, ya que las palabras y frases “incorrectas” son inmediatamente declaradas propaganda del enemigo, con las consecuencias que ello conlleva.

Los autores del diccionario exigen llamar a la Gran Guerra Patria guerra “Soviético-alemana” y prohíben calificar de golpe a Maidan. Lo ocurrido en 2013-2014 debe describirse con las palabras “Revolución de la Dignidad” para probar así la lealtad política e ideológica. No se puede usar el término Donbass porque según Oleksiy Danilov, presidente del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, es un término impuesto por la narrativa enemiga. Y los representantes de Donetsk y Lugansk, que están presentes en el formato de Minsk, son oficialmente calificados de colaboracionistas con los que nunca puede haber un acuerdo.

El puente construido en el estrecho de Kerch solo puede mencionarse con el prefijo “el llamado puente de Crimea”. Según el Centro para Contrarrestar la Desinformación, es un puente falso sobre el que se puede circular. Parece que pronto se añadirá al diccionario algo sobre el gasoducto Nord Stream-2, que seguramente llevará “el llamado gas”. Los propagandistas sugieren ignorar la realidad que no les gusta intentando hacer como si no existiera, como si no llamar puente a un puente fuera a hacerlo desaparecer en lo más profundo del estrecho de Kerch.

No hay nada de gracioso en la nueva forma del discurso político. Además de para gastar dinero, los oficiales utilizarán este diccionario para promocionar el revisionismo histórico, para que las palabras “Gran Guerra Patria” puedan un día causar una multa y una pena, como ya ocurre con la estrella roja o la cinta de San Jorge. Aunque eso sea una ofensa a la memoria de millones de ucranianos que lucharon en el Ejército Rojo.

Leído el glosario nacido de la innatural unión del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional y el Centro para Contrarrestar la Desinformación. En la sección “terminología relacionada con la propaganda y memoria histórica”, se propone llamar a la Gran Guerra Patria o Segunda Guerra Mundial o Guerra Soviético-alemana. Lo que hace surgir tres preguntas:

  1. ¿Qué pasa con los gritos sobre que solo hay una Segunda Guerra Mundial y no puede haber partes diferentes de ella con los que están lavando el cerebro de los niños en los colegios?
  2. ¿Qué pasa con la Guerra Japonesa-estadounidense y por qué no hay que llamarla Guerra del Pacífico como los americanos llevan 80 años haciendo?
  3. ¿Alguien tiene en la familia medallas de quienes lucharon en la guerra con la inscripción de la victoria de la Segunda Guerra Mundial o por la valentía en la Guerra Soviético-alemana?

¿Cómo puede no fracasar esta estúpida propaganda de intentar robar el nombre de la Gran Guerra Patria, donde cada familiar tiene a alguien que participó directamente, donde cada familia tiene a alguien que pagó con su vida? No puede no fracasar. Es bueno que fracase, escribió el diputado Maxim Buyansky.

La lucha ideológica contra los omnipresentes enemigos de Ucrania se libra en todas las direcciones. Se sufre incluso de Estados Unidos. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania y la embajada de Ucrania en Washington han exigido a Apple una explicación por un mapa que han encontrado en la app Apple Music, ya que Crimea aparece como territorio ruso. Y eso ha causado un verdadero escándalo entre los patriotas de la red, que juran solemnemente abandonar sus iPhones y iPads.

Al mismo tiempo, los blogueros ucranianos no creen en que sea un error accidental de los diseñadores estadounidenses. En su opinión, este mapa es una provocación del Kremlin realizada con la ayuda de agentes infiltrados en Apple, como Natasha Romanoff, del universo cinematográfico de Marvel. Es preciso responder a ello con el mayor calibre de propaganda, como publicando en alguna parte un mapa con la región rusa de Kuban como parte de Ucrania. A juzgar por la mágica lógica, eso debería ser suficiente para que se convirtiera en ucraniano inmediatamente.

Sin embargo, hay otro motivo mucho más prosaico para la lucha activa contra las narrativas rusas. El equipo de Zelensky intenta utilizar el fervor nacionalista para proteger sus decadentes índices de popularidad, que han caído casi un 10% en el último mes. La insatisfacción con la política de Bankova aumenta constantemente y a Ucrania le espera una temporada de frío a la que tendrá que enfrentarse con las reservas de gas vacías. En estas circunstancias, las autoridades intentan distraer la atención de la población a museos virtuales y alocados diccionarios. Para poder seguir robando a los ciudadanos alucinados por este ataque informativo.

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