Ansiosa por reescribir una historia nacional que en los últimos siglos ha estado irremediablemente unida a Rusia y al pueblo ruso, Kiev continúa a la caza de cualquier detalle que pueda convertir a la Ucrania actual en heredera de cualquier entidad política que no sea la Ucrania soviética, república de la que no solo heredó un legado industrial y económico que ahora se ocupa en destruir sino esas fronteras que con tanto ahínco defiende. Esa unión de anticomunismo y rusofobia hace necesario rechazar todo pasado común con Rusia y buscar como mito fundacional hechos relacionados con la lucha contra el país agresor.
Más allá de la lucha de los luchadores por la libertad de Ucrania del siglo XX, rechazados por gran parte del país por haber colaborado con el nazismo y haber participado en el Holocausto, Ucrania mira más atrás en su pasado para justificar su política actual. En un estilo mesiánico que busca dar la imagen de la independencia de Ucrania como parte del destino, Kiev, a escasos días de la celebración del 30º aniversario de la independencia, rebusca en la historia de hace trescientos años. Aunque haya que reescribir también esa historia para hacer que encaje en la visión nacionalista actual, todo es útil en la lucha por recuperar esos territorios perdidos heredados de la demonizada República Socialista Soviética de Ucrania.
Original: Antifashist
EL 16 de agosto, en la capital de Santa Sofía de Kiev se celebró la inauguración de una exposición del proyecto “Curiosidades del Estado Cosaco Ucraniano-el Hetmanato de los siglos XVII-XVIII al 30º aniversario de la independencia de Ucrania”. Las principales atracciones son el original en latín de la Constitución de Pylyp Orlyk y la maza del hetman Ivan Mazepa, que más adelante perteneció también a Orlyk.
El equipo de Zelensky ve la presencia de la constitución de Orlyk en Kiev por primera en los 311 desde su publicación como una “victoria increíble”. Las negociaciones con Suecia sobre la exhibición del documento se han llevado a cabo durante doce años.
“Este documento por primera vez describe a Ucrania como un Estado completamente formado que es parte de Occidente, no del mundo ruso. Sus autores merecen un agradecimiento eterno”, escribe la gaceta gubernamental oficial.
“Este pequeño manuscrito, o incluso cuaderno, contiene más de lo que puede contener la biblioteca más grande de Ucrania: el sueño de un Estado civilizado en el que reine la justicia, la prosperidad y la seguridad”, escribió en su perfil de Facebook el ministro de Asuntos Exteriores Dmitro Kuleba.
Según explicó, la constitución en la exposición muestra los artículos 2 y 3:
“Artículo 2. Inviolabilidad de las fronteras ucranianas a lo largo del río Sluch aprobadas de tal manera que no sean infringidas en el futuro tras el final de la guerra.
Artículo 3. Teniendo en cuenta que los cosacos tienen larga relación con el invencible pueblo escita por su origen y proximidad, para el beneficio y mayor seguridad de nuestra Patria, su Alteza el Hetman debe obtener del rey Jan el restablecimiento de las relaciones con el estado de Crimea, apoyo mutuo y aprobación a perpetuidad en el tratado”.
“Siete días antes de la cumbre fundacional de la Plataforma de Crimea, la Constitución de 1710 nos recuerda que no hay nada más natural que nuestra unidad con Crimea. Es un fuerte apoyo para nosotros”, afirmó Kuleba.
Hay que recordar que esa constitución está escrita en latín y que es improbable que los ministros, diputados o ciudadanos ordinarios puedan familiarizarse con el texto.
Los políticos ucranianos, regocijándose de su pertenencia a Occidente gracias a los escritos del Hetman, callan sobre el hecho de que, a lo largo de prácticamente todo el texto, Orlyk llame a Ucrania Malorossia (Pequeña Rusia). Además, el texto promete también entregar al país al protectorado de Suecia, es decir, a un control externo.
La Constitución del Hetman ucraniano Pylyp Orlyk fue publicada en 1710. El documento establecía los derechos y obligaciones del ejército de Zaporozhie, pero jamás entró en vigor.
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