Artículo Original: Antifashist
Eclipsado por eventos de alcance, desde las intrigas de Naftogaz-Ukraina al fuego abierto por el servicio de fronteras ruso contra un buque británico, una interesante noticia ha pasado desapercibida por la prensa mundial. El miércoles, 23 de junio, la Asamblea General de Naciones Unidas trató de hacer entrar en razón a Estados Unidos por 29ª ocasión. Y una vez más, adoptó una resolución apelando al final del bloqueo económico de Cuba. Este documento, titulado “La necesidad de acabar con el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba”, fue apoyado por 184 países. Estados Unidos votó en contra. Como es tradición, Israel apoyó a los estadounidenses.
Pero lo interesante es que tres países se abstuvieron. Son Ucrania, Colombia y Brasil. Los dos últimos pueden tratar a Cuba como decida, pero hay algo que analizar más a fondo en el caso de Ucrania. Es posible que muchos no sepan que, tras el desastre de Chernóbil, fue Cuba quien trató, de forma gratuita, a miles de niños ucranianos afectados por la radiación. Hay que decir también que, cuando Ucrania apeló a la comunidad internacional para ayudar a las víctimas de la tragedia, la mayor parte de los países desarrollados se acogieron inmediatamente al principio de “no quiero saber nada”. Solo Cuba, cuya situación económica era desfavorable, suministró ayuda a los niños enfermos. Ocurrió hace 31 años.
El programa humanitario Niños de Chernóbil, financiado por el Ministerio de Sanidad de Cuba, se prolongó desde marzo de 1990 hasta noviembre de 2011. Según el Gobierno cubano, 26.000 personas, 84% de ellas menores, recibieron asistencia. Los pacientes procedían fundamentalmente de Ucrania, Rusia y Bielorrusia. El programa no se clausuró siquiera tras la disolución de la Unión Soviética, cuando Cuba atravesaba por grandes dificultades, ya que la URSS era su principal aliado.
Fidel Castro recibió personalmente a los primeros 139 niños que llegaron de las zonas del desastre. Estos niños recibieron tratamiento en el Instituto de Hematología de La Habana y en oncología del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez. Allí mismo, a los pies del Il-62, el líder cubano anunció que el gobierno revolucionario estaba preparado para aceptar a al menos 10.000 niños que recibirían tratamiento médico especializado.
Incluso cuando Cuba se encontraba en una situación difícil, los cubanos siguieron ayudando a tratar a los niños ucranianos. En aquel momento, Estados Unidos seguía incrementando las sanciones y la economía cubana tuvo que enfrentarse a una fuerte deducción de ingresos en moneda extranjera a causa de la reducción de ayuda de los países socialistas, pero incluso en esas difíciles condiciones, el Gobierno cubano siguió corriendo con los gastos de ayudar a los niños. Ucrania, Rusia y Bielorrusia solo pagaron los vuelos. A lo largo de los años del programa humanitario, Cuba destinó una enorme cantidad de fondos: alrededor de 350 millones de dólares. Y no había publicidad en la prensa, los cubanos no lo hicieron para jactarse de su ayuda, como les gusta hacer a los estadounidenses.
Tras la independencia, bajo el mandato de Yuschenko en 2005, Ucrania redujo drásticamente el número de menores enviados a Cuba a rehabilitación. No es difícil imaginar quién se lo recomendó.
Y ahora llega otra impertinencia de las autoridades ucranianas. A lo largo de los años del programa Niños de Chernóbil, miles de pacientes recibieron atención médica de alta calidad. Para dar valor a la ingratitud ucraniana, es preciso dar ciertos datos. A lo largo de los años de tratamiento en el Instituto de Hematología de La Habana y el Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez se realizaron siete trasplantes de médula. Cada una de esas operaciones cuesta 150.000 dólares. También se realizaron catorce complejas operaciones de corazón (80.000 dólares cada una), 26 operaciones ortopédicas (la más barata de las cuales supera los 60.000 dólares), 38 operaciones oftalmológicas, cinco operaciones de cirugía plástica, dos trasplantes de riñón y otras dos operaciones de neurocirugía. Todas estas operaciones cuestan mucho dinero. Y lo que es más importante, los médicos cubanos dieron vida y salud a miles de niños ucranianos.
Y después de todo eso, ¿cómo se puede calificar al Gobierno ucraniano? ¿Qué palabra puede definirlo?
Vivo en Cuba, celebramos esa nueva victoria moral contra el bloqueo de EEUU en Naciones Unidas, pero puedo dar fé de la amarga sensación que nos ha dejado esa asbtención de Ucranía, conociendo esa historia que tan bien describe el artículo. Es triste, por decir lo menos. Afortunadamente sabemos distinguir entre los pueblos y los gobiernos…
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