Desde la pérdida de Crimea en marzo de 2014 y el comienzo de la guerra en Donbass unas semanas más tarde, Ucrania se ha jactado del gran apoyo que disfruta de sus socios occidentales, fundamentalmente países europeos y norteamericanos miembros de la OTAN, organización a la que Kiev no solo aspira a integrarse, sino que exige que el camino se abra de inmediato. Ese apoyo es, en la narrativa ucraniana, la garantía de que no se producirá una invasión rusa que trate de absorber el país entero o una parte de él. En esa lucha imaginaria que Ucrania libra contra Rusia en defensa de la civilización europea frente la Federación Rusa, es clave la constante reafirmación de ese apoyo, que se traduce en las visitas de embajadores al frente y exaltadas demostraciones de unidad en cada ocasión que se producen maniobras militares conjuntas -en las que la participación ucraniana suele ser mínima- o visitas de buques de países de la OTAN al puerto de Odessa.
A pesar de que Estados Unidos y sus aliados han suministrado apoyo militar a Ucrania -fundamentalmente en forma de Humvees y material militar que no ha cambiado el equilibrio de fuerzas en el frente-, la dura retórica de Washington contra Rusia nunca ha sido lo beligerante en términos militares que a Kiev le hubiera gustado. Hace apenas unas semanas, cuando Kiev advertía de la posibilidad de una inminente invasión rusa, Estados Unidos matizó una declaración que Ucrania había presentado como un llamamiento estadounidense a la integración de Ucrania en la OTAN. Pese a la retórica de Kiev y los siete años de declaraciones sobre la “agresión rusa”, Estados Unidos siempre ha evitado comprometer ayuda militar a Ucrania para una guerra contra Rusia.
En esa línea hay que comprender la información aparecida la semana pasada en The Washington Post, que presenta un estudio que deja clara, no solo la superioridad militar de Rusia frente a Ucrania, algo evidente para todas las partes involucradas, sino que asume que, en caso de que se produjera una guerra entre los dos países, la OTAN se mantendría al margen. Pese a las sanciones y a la beligerancia diplomática, ni Estados Unidos ni la OTAN desean arriesgarse a una guerra con Rusia por el control de Ucrania.
Así lo recogía el domingo pasado Antifashist:
La idea de Ucrania, que dice que “todo el mundo está con nosotros” (en contra de Rusia) ha vuelto a quedar en evidencia. Estados Unidos, por medio de uno de los periódicos más influyentes, ha enviado a Kiev una “marca negra”: Occidente no intervendría en un conflicto entre Ucrania y Rusia si las autoridades ucranianas intensifican el conflicto el Donbass y Rusia se ve obligada a intervenir. Es más, en ese caso, Kiev perdería el apoyo militar de Occidente.
Un estudio realizado por el King’s College London y el National Livermore Laboratory ha consultado a 46 oficiales en ejercicio y retirados de Estados Unidos y Europa para tratar los posibles escenarios de acción de Estados Unidos, Europa y Rusia. Según The Washington Post, otros 17 expertos han evaluado dichos escenarios. El estudio ha identificado 19 posibles escenarios y ninguno de ellos es militarmente favorable a Kiev.
Los resultados muestran que Ucrania puede contar con el apoyo de Estados Unidos y sus aliados solo si Kiev no ataca. Los países occidentales no están dispuestos a suministrar apoyo militar en Donbass en caso de escalada.
En algunos escenarios, una demostración de fuerza podría llevar al deterioro en las relaciones entre Moscú y la OTAN y llevarlos al borde de la guerra. Aunque los investigadores prevén que se evitaría ese desarrollo de los acontecimientos y la consecuencia de esa guerra sería una victoria de Rusia sobre Ucrania.
Ivanka Barzashka, investigadora en King’s College London, explicó que Ucrania y Occidente tienen diferentes interpretaciones de lo que significa apoyo a la soberanía e integridad territorial.
De esta forma, se lanza una señal sin ninguna ambigüedad a los “halcones de guerra” ucranianos: quedaos quietos. Nadie va a involucrarse seriamente en una guerra con Rusia por los intereses de Ucrania y el apoyo de los países occidentales será única y exclusivamente verbal, nada más. Es evidente que, por su cuenta, Kiev no tiene ninguna posibilidad de resistir a un oponente tan potente como la Federación Rusa.
Es improbable que ningún estudio de la realidad vaya a cambiar la retórica de Kiev, que en este tiempo ha sido capaz de compaginar su relato de lucha contra Rusia -no contra la RPD y la RPL- con constantes apelaciones a sus socios para enfrentarse a una posible invasión rusa. El hecho de que ni la OTAN ni Estados Unidos se planteen siquiera apoyar a su aliado en una guerra con Rusia tampoco va a cambiar la retórica beligerante de esos países, que ven en una posible guerra entre Rusia y Ucrania una buena justificación para su presencia militar en el este y para el aumento de presupuestos militares. Aunque sean perfectamente conscientes de que esa amenaza de guerra entre Rusia y Ucrania sea falsa.
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