Artículo Original: Colonel Cassad
El líder del Departamento de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, en su visita a Ucrania, afirmó que los principales problemas del país son Rusia, la corrupción y los oligarcas: “Las autoridades ucranianas deben centrarse en la lucha contra la corrupción y contra los oligarcas, que son una amenaza interna al desarrollo del país. Las amenazas internas en Ucrania son la corrupción y los oligarcas, es decir, personas poderosas que persiguen sus propios intereses por métodos ilegales a costa del pueblo de Ucrania. Así que la lucha contra la corrupción es uno de los aspectos clave para el pueblo ucraniano y es crucial para mejorar sus vidas”.
La retórica es casi idéntica a la de Maidan, ya que, por si lo han olvidado, Euromaidan fue un proceso contra la corrupción y los oligarcas. Sin embargo, tras siete años de “desarrollo democrático”, resulta que la corrupción y los oligarcas no han desaparecido y siguen siendo “una amenaza interna a Ucrania”. Las autoridades democráticas, con el apoyo de Estados Unidos, no han podido hacer nada contra ellos.
No se puede dejar de mencionar que, tras Euromaidan, Ucrania estuvo gobernada por el oligarca Poroshenko, nombrado por Estados Unidos y conocido por su flagrante corrupción, esa por la que quería encarcelarle el ahora presidente Zelensky, que llegó al poder promocionado por otro oligarca ucraniano, Kolomoisky. Es verdad, nadie ha encarcelado a Poroshenko, algo que no puede sorprender, ya que la “lucha contra la corrupción y la oligarquía” en Ucrania no es para encarcelar oligarcas y oficiales corruptos. ¿Cómo se va a encarcelar a Poroshenko por corrupción si fue en tiempos de Poroshenko cunado la familia Biden participó en tramas de corrupción en Ucrania? Biden no puede exigir una investigación contra sí mismo y su círculo.
Al mismo tiempo, bajo las órdenes de Zelensky, el oligarca Ajmetov tomó el control del Gobierno de Ucrania y colocó a uno de sus hombres como primer ministro y se hizo con el mercado de la energía. Como ven, Euromaidan no ha llevado a una “victoria sobre los oligarcas”. Al contrario, Euromaidan acabó con el triunfo de los oligarcas. Después de Maidan, Ucrania ha estado gobernada (dentro de los límites permitidos por Estados Unidos) primero por un oligarca y después por los asociados de otro. El actual primer ministro de Ucrania también es el protegido de un oligarca. De hecho, Blinken decía la verdad, aunque no es lo que quería decir. Como dijo Blinken, Poroshenko, Kolomoisky, Ajmetov y los demás son realmente una de las dos amenazas para Ucrania.
Al mismo tiempo, Estados Unidos, al proteger a esas figuras y sus matones que gobiernan Ucrania, contribuyen a garantizar que esa amenaza para Ucrania sea permanente, ya que aunque habla de la necesidades de luchar contra la oligarquía, Estados Unidos apoya a esos mismos oligarcas. El principal criterio de Estados Unidos es si el oligarca está dispuesto a obedecer al control externo y a no oponerse a las actividades de Estados Unidos en Ucrania, que requiere lealtad a la administración colonial: primero fue Poroshenko y ahora es Zelensky.
Para aquellos oligarcas que no comprenden esas reglas del juego, todo queda explicado por medio de una llamada de la embajada de Estados Unidos o con una llamada desde Washington. Fue evidente ya en 2015, cuando Kolomoisky, que había recibido todas las señales necesarias de Estados Unidos, capituló ante Poroshenko. Ya bajo el mandato de Zelensky, Kolomoisky, que promocionó a Zelensky para hacerle presidente de Ucrania, no ha podido conseguir una actitud favorable de la administración Biden, por lo que ahora está sufriendo.
Lo mismo se puede decir de Medvedchuk, que miraba demasiado a Rusia, algo inaceptable desde el punto de vista del control externo. En este sentido, Ajmetov es el oligarca correcto, que apoya las actividades de Estados Unidos en todo, apoya la administración colonial y, en silencio, se lleva el dinero de la población ucraniana, algo que ni a Estados Unidos ni a Zelensky les molesta, ya que oligarcas como él son necesarios y útiles. Esa es la lucha contra los oligarcas en Ucrania.
La historia se repite con la corrupción. En el contexto de las historias sobre la corrupción de los tiempos de Yanukovich, el nivel de corrupción se ha multiplicado desde 2014 y, al final de la etapa Poroshenko, gran parte del “liderazgo” ucraniano era acusado de corrupción. En la campaña electoral, Zelensky prometió encarcelar a todos los oficiales corruptos, comenzando por Poroshenko y continuando con sus secuaces. Pero las elecciones pasaron, nadie de importancia ha sido encarcelado y algunos de los que fueron encarcelados fueron posteriormente puestos en libertad.
Si comprenden la lógica de la “lucha contra los oligarcas”, comprenderán fácilmente la lógica de la “lucha contra la corrupción”. Si un oficial corrupto está dispuesto a asistir a la administración colonial y no se opone al control externo, en general no será amenazado, porque ese tipo de “patriotas de Ucrania” no puede ser encarcelado, ya que serían probablemente maquinaciones del Kremlin. Pero si algún oficial interfiere con la administración colonial o al control externo, entonces la “lucha contra la corrupción” se desatará en toda su dureza y se utilizará una institución del control externo -la Agencia Anticorrupción-, liderada por una persona que sirve a los intereses del control externo. La tarea de esta institución no es derrotar a la corrupción sino garantizar la lealtad de los funcionarios, jueces y fuerzas de seguridad, que pueden ser fácilmente acusados de corrupción, especialmente porque ni siquiera hay que inventar nada, ya que hace tiempo que Ucrania es uno de los líderes mundiales de corrupción.
El significado de la “lucha contra la corrupción” en Ucrania es garantizar la lealtad de los funcionarios a todos los niveles bajo la tapadera de esa lucha. Al mismo tiempo, el factor principal no es si una persona acepta o no sobornos sino si es o no leal. Así que Blinken vuelve a hablar de la “amenaza de la corrupción”, que Estados Unidos lleva siete años librando. ¡Siete años! Ya no están Yanukovich, ni Azarov, ni Rybak, ni Kliuev, pero, por alguna razón, la corrupción no ha desaparecido. Puede que tenga algo que ver con los oligarcas y con Estados Unidos.
Pero claro, si hay algo que sea imposible de explicar, la idea está clara: es, por supuesto, culpa de Rusia, que impide derrotar la corrupción en Ucrania y eliminar a los oligarcas ucranianos. A Estados Unidos le gustaría acabar con ellos y derrotarlos, pero la insidiosa Rusia lo impide. Eso lo explica todo y permite que continúe la persistente lucha contra la corrupción y la oligarquía en Ucrania. En este caso, lo principal es el proceso, no el resultado. El hecho de que este proceso se produzca a costa de Ucrania es uno de los principales logros de Euromaidan.
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