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Censura, Propaganda, Rusia, Ucrania

Para ocultar la realidad: distorsión y censura

Artículo Original: Andrey Manchuk

En vísperas del séptimo aniversario del golpe nacionalista, Ucrania se despierta en una nueva realidad que incluso las personas más apolíticas comienzan a percibir. La prohibición de tres conocidos canales de televisión opositores –112, NewsOne y Zik-, sancionada por el presidente Volodymyr Zelensky el martes por la noche, evocó inmediatamente la imagen de hace treinta años, cuando, en agosto de 1991, los ciudadanos soviéticos vieron cómo la televisión fundía a negro durante el fracasado intento del Comité Estatal de Emergencia. La opinión pública entiende estos hechos como un intento de implantar una dictadura, algo que no está lejos de la realidad: los actos de las autoridades ucranianas son un prólogo de la completa eliminación de los derechos y libertades democráticas.

Es sintomático que Zelensky no haya buscado una explicación plausible para este acto de censura. Inicialmente, ni siquiera comentó los actos para la audiencia ucraniana y se limitó a un tuit en inglés para el “comité regional” occidental. “Ucrania es una fuerte defensora de la libertad de expresión. No de la propaganda financiada por el Estado agresor, que mina el camino de Ucrania a la UE y la integración euroatlántica. La lucha por la independencia es la lucha en la guerra informativa por la verdad y los valores europeos”, expresó Zelensky a los europeos y americanos, repitiendo palabra por palabra la ya conocida retórica de su predecesor Petro Poroshenko.

Sin embargo, la hipocresía en el espíritu de las tesis de que “libertad es esclavitud”, conocidas para la audiencia de habla inglesa, quedó rápidamente patentes ante las palabras del presidente ucraniano. Las inútiles excusas del Gobierno no han convencido a casi nadie y han causado ironía incluso entre sus seguidores, que creen que Zelensky se está riendo de sus “enemigos”. Todos comprenden que el jefe de Estado ha iniciado el camino de control máximo del régimen político, uno que ninguno de sus predecesores se había permitido. Todo ello a causa de una crisis fuera de control que está destruyendo rápidamente la popularidad de los “servidores del pueblo”.

¿Por qué han apagado los canales de televisión de la oposición? Porque en Ucrania las tarifas de los servicios básicos aumentan de nuevo en un contexto de gran caída de la popularidad del presidente. Y los canales 112, Zik y NewsOne regularmente cubrían esta dinámica, poco favorable a los “servidores del pueblo”. Y porque la prensa de la oposición ha criticado las maquinaciones de corrupción del proyecto presidencial “Gran construcción”, que tanto se ha promocionado. Y porque insisten en que el Estado ha fracasado completamente en su lucha contra la pandemia de coronavirus y se las ha arreglado para reducir los dispensarios y hospitales “poco lucrativos”. Los agentes del Kremlin de la prensa poco de fiar han hablado de las promesas incumplidas de los “servidores del pueblo”, que repetidamente han engañado a los votantes que les otorgaron su confianza. Han recordado que la guerra no ha acabado, la vergonzosa discriminación contra la lengua rusa, la impunidad de la ultraderecha y la continuación del curso antisocial del actual Gobierno ucraniano, que en este sentido ha logrado superar incluso a Poroshenko.

Finalmente, los enemigos del pueblo de las televisiones opositoras han hablado también de que el país está bajo un humillante control externo, que llega a tal nivel que los ucranianos se quedaron sin vacunación gratuita contra el coronavirus después de que una diplomática estadounidense llamara a capítulo al ministro de Sanidad para exigirle que descartara la posibilidad de adquirir la vacuna rusa Sputnik V.

Bankova no ha podido encontrar ninguna respuesta inteligible a esas críticas. Es más, Servidor del Pueblo ha considerado que el motivo principal de su decadencia es el trabajo de la prensa de la oposición. Aunque la población no necesite ningún canal de televisión para ver el terrible aumento de las facturas. Las protestas contra las nuevas tarifas, que se están produciendo por todo el país, han causado miedo en la administración del presidente Zelensky, ya que muestran la extensión de la insatisfacción social por las políticas públicas. Según una encuesta realizada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev, más del 90% de la población apoya las manifestaciones contra las tarifas y el 47% no confía en el presidente. Esos sentimientos no pueden ser atribuidos a la propaganda de Medvedchuk.

En estas circunstancias, Zelensky solo tiene dos opciones: dimitir y admitir el fracaso de sus promesas incumplidas o intentar aferrarse al poder ignorando la opinión pública, la Constitución y la ley. El fracasado Goloborodko claramente ha elegido la segunda opción. Es suficiente decir que la decisión de destruir los canales de televisión de la oposición no se discutió esa noche, ni siquiera para la galería. No solo no se trató en los tribunales ni en el Parlamento, sino que los miembros del Consejo de Seguridad que firmaron las sanciones solo ratificaron una decisión ya tomada.

“Ni siquiera hubo una reunión del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, los miembros fueron llamados por la Oficina del Presidente e invitados a la cuarta planta de Bankova. Se les entregó una carpeta para que los miembros del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional la firmaran, pero no hubo debate alguno. El presidente Zelensky no expresó su posición sobre el asunto ante ellos. Tampoco se dio explicación alguna sobre los siguientes pasos de las sanciones”, explicó el periodista Vyacheslav Chechilo.

No hay duda de que el futuro se desarrollará según la misma lógica de anarquía, censura y arbitrariedad. Las autoridades ucranianas intentarán bloquear en internet los canales prohibidos a base de retirar sus canales de YouTube con ayuda de sus patrones occidentales. Las webs opositoras y los blogueros, fundamentalmente Strana.ua o Anatoly Sharii, también serán amenazados con ataques y sanciones. Al mismo tiempo, la fuerza directa aumenta contra los disidentes: representantes de la odiosa extrema derecha abiertamente amenazan a los tímidos e indefensos miembros de la Plataforma Opositora Por la Vida, a los que amenaza con represalias. Todo ello sancionado por el apoyo de los liberales ucranianos, que abiertamente aceptan la expulsión completa de la oposición política.

Estamos siendo testigos del inicio de la caída hacia la “democratura” de Pelevin: una nueva realidad con una imitación del proceso democrático en la que no hay lugar para opiniones divergentes. En ello, Ucrania sigue las tendencias globales claramente visibles en la política doméstica estadounidense y sirve además de una especie de laboratorio para observar los resultados de los nuevos métodos de coerción y control totalitario. Todo ello tendrá trágicas consecuencias para el país, en el que se abre la puerta a la represión política masiva, provocando también una nueva escalada militar. Una vez más, los ucranianos verán cómo sus intereses no significan prácticamente nada para los políticos post-Maidan. El Estado pretende callar todas las voces insatisfechas, negándoles incluso un trozo de pan, cuyo precio ha vuelto a aumentar también.

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